Por más noches de humor en Frailes
El almeriense Juanma Molina gana el primer Concurso Nacional de Monólogos de Frailes, respaldado por el público de inicio a fin
El humor ha clavado su particular bandera en Frailes. El primer concurso nacional de Monólogos La Fábrica de la Risa ha tenido el respaldo de centenares de vecinos en las tres citas celebradas en los últimos fines de semana. Ganó la final el almeriense Juanma Molina. El jurado del certamen lo situó por delante de Christian García y de Manu el Gamba, quienes completaron la terna de finalistas en este orden.
Arrancó la cita Christian García, el elegido en la segunda semifinal. El humorista apostó en el inicio de su actuación por un tema de su tierra, Granada: el Centro Comercial Nevada Shopping. Los fraileros disfrutaron de nuevo con la narración de un hombre que, ceceo mediante, encadena ideas y oraciones a un ritmo de locos; los intervalos de silencio son marginales cuando García interpreta. Tuvo tiempo también de parodiar las nuevas tecnologías y de contar cómo su personaje vivió un intento frustrado de avanzar en Got Talent, enfrente de jueces como Edurne y Risto Mejide.
El almeriense Juanma Molina fue presentado cómo “transexual” ante la incredulidad del público. Después armó un monólogo basado en la historia de conocer a sus suegros y en los problemas de gases que vivió en aquella cita. El jurado del concurso entendió que Molina brilló por la capacidad de interpretar: dio un repertorio de sonidos —no muy estéticos— y hizo lo que ahora hacen las cámaras de los mejores móviles: tiró de superlenta para parodiar escenas de guerra.
Cerró la final Manu el Gamba. La idea que enarboló fue abundar en los tópicos de los gitanos siendo él todo lo alejado al cliché. Imitó al Rey emérito, apuntó a temas de actualidad como la independencia de Cataluña y metió en los bolsillos de parte del público algunas prendas de un mercadillo imaginario. Además, salvó un imprevisto: algunos menores asomaron por la ventana del gimnasio de Frailes, y él incorporó la escena al monólogo. Reivindicó la cultura al despedirse.
El maestro de ceremonias, Rafa Frías, fue también muy aplaudido. En cada descanso se dejó ver con una chaqueta colorida —qué chaqueta— y evidenció capacidad de inventiva: cantó en reggaeton la canción local La Feliciana, y relató una historia delirante sobre la supervivencia estudiantil gracias a la comida preparada por las madres.
Belén Ramos, Antonio Jesús Martín y Susana Garrido eligieron como campeón al humorista de Almería. Encarnación Castro, concejal de Frailes, agradeció el trabajo de Frías y su gente por desarrollar un certamen tan divertido. Pidió que la novedad se haga tradición. Visto lo visto, después de tanta carcajada, tiene toda la pinta.
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