¿Cómo ahorrar en la factura de la luz y no morir en el intento?
¿Ha comparado sus facturas eléctricas de 2021 con las de 2020? ¿Ha cambiado sus hábitos domésticos para adaptarse a las franjas horarias? ¿Qué pasa con el pequeño y mediano comercio, cuyo horario coincide con las horas prohibitivas? ¿Y los bares? Ha pasado cinco meses desde que se implementó el nuevo sistema de tarifas de la luz y empiezan a verse las primeras consecuencias. Y aunque parezca mentira, no todas son negativas. Porque ahorrar en la factura de la luz es posible, si sabes cómo.
Una de las maneras de hacerlo es pagar menos luz optimizando la potencia contratada. Se trata de la cantidad de energía eléctrica que puede circular por tu instalación al mismo tiempo. Define la cantidad de electrodomésticos puedes enchufar de forma simultánea.
La Comisión Nacional de Mercados y Competencia permite que el consumidor modifique las potencias contratadas en dos ocasiones en el periodo comprendido entre el 1 de junio de 2021 y el 31 de mayo de 2022. Y es que si se ajusta a la demanda se puede ahorrar hasta un 20 por ciento. Pero si todo esto te suena lioso, te damos otros consejos.
CONSEJOS PARA AHORRAR EN LA PRÓXIMA FACTURA
1. Haz un buen uso de la luz.
Lo más fácil y, al mismo tiempo, lo más difícil. ¿Cuántas veces nos dejamos encendida la luz de una habitación en la que ya no estamos? ¿Y lo de encender las 3 luces del baño cuando ahora mismo solo hace falta 1?
Antes de pasar todas tus luces a LED (que también te lo recomendamos, pero implica una pequeña inversión inicial), lo ideal es empezar por adquirir unos hábitos adecuados en el uso de las que ya tenemos. Y, por supuesto, intenta aprovechar la luz solar todo lo posible, que es uno de los recursos más envidiables que tenemos.
2. Cuidado con el piloto en rojo.
Ya que hablamos de "apagar cosas". Hay que tener cuidado con qué dejamos siempre enchufado y qué no. Es posible que desenchufar la tele cada vez que la apagamos sea un poco aparatoso, pero hay otros muchos aparatos que no necesitamos mantener enchufados como los cargadores de móviles o los portátiles. El consumo en stand by de muchos aparatos o cargadores no es extremadamente alto, pero si piensas en la cantidad de ellos que puedes tener enchufados por la casa, la cosa cambia.
¿Alguna forma más cómoda de resolverlo? Utiliza regletas, ordenadas "estratégicamente" para poder desconectar varios a la vez. Y, si quieres invertir un poco, puedes usar enchufes inteligentes, controlables desde el móvil, para hacerlo aún más cómodo (y, de paso, más inteligente. Por ejemplo: si tengo un radiador eléctrico no programable, puedo programar el enchufe para controlar las horas en las que se enciende y apaga).
3. No hace falta estar en manga corta en enero.
Que sí, que nos encanta demostrar que el ser humano ha conquistado a la naturaleza, que en invierno a veces abrimos la ventana del calor que hace y en verano nos ponemos jersey en casa. Es difícil encontrar la temperatura ideal, especialmente si compartimos la vivienda con mucha gente, pero esto te puede servir de guía:
- En invierno, de 20 a 23 grados
- En verano, de 22 a 25 grados.
Estas temperaturas se consideran de confort (vamos, para estar a gusto).
Si necesitas ayuda con esto, siempre puedes informarte sobre termostatos digitales (hay de todo, desde los que solo te dicen la temperatura a los que te ayudan a programar y mantener una temperatura exacta en casa).
4. Buenas prácticas en la cocina.
La cocina reúne la mayoría de los electrodomésticos que más electricidad consumen en nuestra casa. Si somos cuidadosos con ellos, podemos ahorrar bastante en nuestro consumo eléctrico.
- La nevera y el congelador:
Se pasan encendidos todo el día y realizan, ellos solos un porcentaje importante de nuestro consumo.
Como no podemos controlar su consumo (y cambiarnos por uno más eficiente requiere una inversión importante), aquí solo te vamos a dar un consejo: Piensa lo que quieres coger ANTES de abrir la nevera. Así de fácil. De esta manera evitamos perder el frío mirando (y tener que volver a enfriarlo).
- La vitrocerámica y el horno:
Estos los usamos menos, pero tienen un consumo tan alto que también es importante hacerlo lo mejor posible.
Igual que antes, vamos a reducirlo todo a un solo consejo fácil de recordar (que, en el fondo, es el mismo que el de la nevera): Aprovecha y conserva lo máximo posible el calor.
Puedes aprovechar el calor residual del horno al apagarlo (es decir, apagar 10 minutos antes y dejar que termine de cocinar el plato con el calor que queda si no abres el horno), o puedes ponerle siempre tapas a las ollas, para que no pierdan calor y nos cueste menos energía mantener la temperatura alta.
- Y un consejillo extra:
Si mantienes limpios y con un buen mantenimiento tus electrodomésticos, consumirán menos energía (por ejemplo, los filtros del aire acondicionado o el serpentín de la nevera).
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