En los pueblos de Jaén siempre hay sitio para uno más
La Feria de los Pueblos celebra su segunda jornada con un nuevo éxito de visitantes y decenas de actividades con lo mejor de la provincia
Las visitas no paran de llegar. En la feria de los pueblos siempre hay sitio para uno más. Sobre todo si es con la intención de llevarse bolsas de regalos a casa, Cargadas de sabores de Jaén, olores de Jaén, tradiciones de la tierra, y el estomago recompuesto después de recorrer los mueve mil metros cuadrados en los que se da cita lo mejor y más singular de la provincia.
Y los encargados de llenar las bolsas y las barrigas de los miles de visitantes que durante este fin de semana se acercan a la Ifeja, los jiennenses que regentan alguno de los 250 expositores, lo hacen encantados. Porque sus productos, sus servicios y sus tradiciones se quedan marcadas en el recuerdo de jiennenses y visitantes de muchas partes del mapa que quieren saber, por ejemplo, cómo trabajaban los herreros romanos y cómo peleaban los gladiadores de Cástulo, o qué ha de tener un buen aceite para que sea de Jaén cien por cien.
En el paseo por los pasillos de esta provincia a escala también es posible comprobar la destreza que se gasta el artesano Manuel Ortega de Cambil cuando se trata de dar forma al esparto o dejarse llevar por los sones de la Asociación Musical de Nuestra Señora de los Remedios de Ibros mientras retumban sus sonidos de Semana Santa en la sala.
GASTRONOMÍA Y TRADICIÓN
Y el visitante también puede guardar donde quiera, también, con mimo, en las muchas bolsas de propaganda que recibe durante su visita, los dulces de Hinojares y descubrir el sabor de la mejor cocina de la mano de José María Melero, del restaurante Etrusco de Martos. Es un no parar la Feria de los Pueblos.
Un sinfín de actividades que se dan cita en nueve mil metros cuadrados con la intención de que todo aquel que pase por la Ifeja se lleve lo mejor de La provincia sea de la forma que sea. Y, por supuesto, una bolsa bien cargada de recuerdos, sean los que sean, porque, de lo contrario, no tiene la misma gracia.
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