Quesada: la ira de las llamas una década después

Diez años del gran incendio de 2015, el peor registrado en la Sierra de Cazorla, con más de 9.700 hectáreas arrasadas y una recuperación aún incompleta
El 5 de julio de 2015, una tormenta eléctrica desencadenó un incendio en el paraje “La Cruz del Muchacho”, cerca de Quesada, que se extendió sin control y no fue extinguido hasta el 29 de julio tras 25 días de lucha, arrasando unas 9.761 hectáreas.
Era domingo. Al día siguiente, sobre las tres de la tarde, el Infoca lo dio por estabilizado. Las primeras estimaciones hablaban de una superficie afectada de entre 400 y 500 hectáreas. La evolución seguía siendo favorable y el martes, 7 de julio de 2015, se declara el fuego controlado. Eran las ocho menos cuarto de la mañana. Por la tarde, una nueva tormenta seca desató la furia de las llamas. El incendio se reactivó y el miércoles ya estaba descontrolado. Tres días después de su activación ya se hablaba de 1.800 hectáreas afectadas.
Quedó extinguido el 29 de julio después de 25 días y pasó a ser considerado uno de los incendios forestales con mayor superficie quemada de España y el más grave en la provincia en el último siglo. Hasta ese momento, el gran incendio que se recordaba era el de agosto de 2005, que arrasó más de 5.000 hectáreas de la Sierra de Las Villas. En 2015 ardieron 9.761 hectáreas quemadas.
LA RESTAURACIÓN
En los meses siguientes se movilizaron equipos de emergencia, Jnfoca y unidades de las administraciones estatal y autonómica. Se intervinieron aproximadamente 600 hesctáreas de monte público entre agosto y diciembre de 2015, con una inversión que superó el millón de euros en medidas preventivas contra la erosión: fajinas con troncos, diques en barrancos y acondicionamiento de caminos.
Posteriormente, en 2017, la Junta destinó casi 500.000 euros más a trabajos de desbroce, saneamiento, control de plagas y retirada de residuos forestales, complementados con otros 500.000 aportados por el Gobierno central. Sin embargo, a principios de 2018 quedó paralizada una segunda fase planificada (613.168 euros), que no se ejecutó hasta que en 2020, tras la pandemia, la Junta ordenó reactivar el proyecto.
Con el paso de los años, la intervención se fue dilatando: en 2019 aún sólo se habían restaurado 600 hectáreas, y en 2021 esa cifra creció a tras destinarse otros 376.000 euros entre 2019 y 2021, incluyendo mejoras de caminos e infraestructuras para prevención de incendios.
Diez años después del incendio, todavía quedan pendientes grandes áreas por restaurar y revitalizar. Si bien la regeneración natural ha dado algunos frutos —como el nacimiento de lentisco y pino en zonas recuperadas—, la erosión sigue siendo un riesgo en zonas donde no se ha intervenido.
El último impulso vino en 2020 y luego en 2022–2023, con proyectos de restauración en baldíos de Huesa y acciones de repoblación forestal que suman decenas de parcelas y varias cientos de hectáreas, con técnicas mejoradas para la fijación de suelos y lucha contra la desertificación, también alineadas con los programas del Ministerio para la Transición Ecológica.
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