"Hemos descubierto una solidaridad muy profunda en la provincia"
Rafael Ramos Gutiérrez (Jaén, 1969) es el nuevo director de Cáritas Diocesana en Jaén. Oficialmente, recogió el testigo de Rafael López-Sidro el pasado 27 de mayo, cuando se celebró el acto de juramento. Ramos es autónomo y economista, tiene un marcado perfil de gestor y además es un hombre de emociones, vinculado desde siempre a la Iglesia.
El jiennense también está al tanto de los problemas en la provincia, desde la cronificación de la pobreza hasta el paro pasando por el clima de tensión que generan los constantes olvidos en inversiones. En la entrevista con este medio, en Cuatro Gatos, señala que desde su organización puede sumar, si bien los problemas mayúsculos necesitan un esfuerzo comunitario. Él, con fe en Dios, también confía en el pueblo. "Soy partidario de movilizarnos cuanto más mejor", admite.
—¿Cómo están siendo sus primeros días al frente de Cáritas?
—Ha sido una vorágine. He notado la curiosidad por mi llegada en la prensa, que ha llamado continuamente para preguntarme por todo un poco, tanto por el tema personal como por el cargo. Los medios querían saber la relación que yo tenía con la entidad. Estos primeros días se han traducido en eso: muchas llamadas y mucho interés. Estoy muy contento, aunque no estoy aún acostumbrado a este ajetreo.
—¿Qué le dijo Rafael López-Sidro cuando se consumó el relevo?
—Me recomendó mucha paciencia. Hay gente que no lo sabe, pero Cáritas es una entidad bastante compleja. Hemos publicado la memoria, que recoge un dato: manejamos más de cinco millones de euros en la provincia, en el ámbito diocesano. Y no se trata sólo de donaciones. Cáritas, como Cruz Roja, solicita dinero a la comunidad europea, a los distintos fondos, y a las administraciones precisamente para tener recursos que ayuden a gente necesitada.
López-Sidro me aseguró que pasarán seis meses o incluso un año hasta que yo me entere de cómo funciona todo. Me dijo que poco a poco y me deseo suerte (risas). Había una sensación, aunque lo diga de broma, de 'vaya, la que te ha caído'. A mí este ámbito me ha gustado de siempre y ya tenía un poco de conocimiento de la entidad.
—Su antecesor me dijo que ustedes llevan años trabajando juntos. Supongo que así es más fácil asumir el paso que ha dado.
—Sí. Yo antes estaba en un área pequeña, la de Economía Social, vinculada al emprendimiento. Rafael López-Sidro ha intentado en los últimos tiempos generar alguna actividad económica, siempre del lado de la inserción sociolaboral y de personas en riesgo de exclusión social. Lo que quería hacer es un acompañamiento que trasciende al hecho de entregar una bolsa de comida. El reto es tener un trabajo para valerse por sí mismo. Él contactó conmigo, yo asumí un área que es una prioridad en Cáritas y a partir de ahí empecé a conocerlo. Desde luego no tenía una visión tan general de la organización como la que tengo ahora.
"TENEMOS QUE ACOMPAÑAR A LAS PERSONAS Y CONOCER SU SITUACIÓN"
—¿Cuáles son las prioridades en este momento de recta final de la pandemia para Cáritas en Jaén?
—La pandemia ha sido difícil para todos, pero en Cáritas ha habido un efecto rebote. La gente se ha volcado. Ha habido muchas más donaciones y mucha más atención, incluso más voluntarios. Cáritas ha tenido más recursos para atender a las personas necesitadas.
—De hecho en los peores momentos del confinamiento hubo una explosión de ayuda humanitaria en todos los pueblos y ciudades de la provincia. ¿Qué espera de la ciudadanía ahora? ¿Se puede mantener ese compromiso?
—Hemos aprendido que la gente está ahí, que está dispuesta y se ofrece. Tenga en cuenta que Cáritas es una entidad de voluntariado. Si hay 100 empleados, hay 1.800 voluntarios. Éstos en la pandemia han demostrado que están dispuestos a ayudar en situaciones de crisis. Es cierto que cuando llega la normalidad, hay una relajación, pero aún se sabe que la gente está ahí. En Jaén capital y en la provincia hemos descubierto una solidaridad muy profunda. Es cuestión de trabajarlo. En la provincia hay unos 1.800 voluntarios. Muchísimos. Y están dispuestos a hacer cualquier cosa: llevar comida, atender a personas que están solas en casa, cuidar a menores y a mayores.
Hay casos de todo tipo, con situaciones muy duras. En La Judería tenemos localizados a vecinos que viven en casas en ruinas. Hace falta dinero y gente que esté dispuesta al acompañamiento. Ése es el reto, hay que salir de cronificar la pobreza e intentar entender el contexto de cada caso. Qué ocurre en la casa de esa persona que viene a por comida. Se trata de tirar del hilo. No obstante, las cifras de Cáritas no tienen nada que ver con las de las administraciones, que cuentan con muchos más recursos.
—Lo ha mencionado. Uno de los problemas graves de Jaén es la cronificación de la pobreza. ¿Cómo se puede atajar?
—Estamos en una entidad con un carisma muy definido. El tema de la inmigración no lo podemos solucionar. Lo que hacemos es que quien ya está aquí, en la calle durmiendo, lo atendemos. Nos da igual que tenga o no papeles o cuál sea su ideología. Nuestra voluntad es atenderlo. El riesgo es esa cronificación de la realidad, y el reto está, como decía antes, en tirar del hilo: averiguar qué situación personal tiene, qué necesita en casa, si tiene hijos y si cuenta con vivienda. Hay gente que tiene embargados todos sus bienes, con situaciones económicas muy extremas.
Hay que acompañar a las personas con lo que tenemos y al mismo tiempo coordinarlos con recursos de otras entidades y que cada persona que llame a la puerta tenga un pequeño seguimiento. Puede ocurrir, por ejemplo, con una persona que padezca un trastorno psicológico y esté en pobreza. A esa persona no le puedes dar una bolsa de comida; debes conocer su situación. Nada más entrar al cargo, he descubierto casos como el de una señora con nueve hijos que estaba prácticamente en la calle. La prioridad era una vivienda. Y yo no tengo dinero en Cáritas para reformar una casa, pero sí estamos pendientes de que el auxiliado vaya todos los días a comer y se duche en el recurso del centro de día. Y a partir de ahí hay que lograr que tenga una vivienda.
—Linares es la ciudad con el paro más alto de España y Jaén está en el puesto 13. Sin empleo, más difícil para los jóvenes.
—Es uno de los problemas más grandes que hay. Cáritas no puede darle solución a eso aun cuando hacemos formación y empleo. Hay gente que llega y dice: 'Yo quiero un puesto de trabajo y empezar a cobrar ya'. Sí que hemos dado un salto al constituir una empresa de inserción, que permite puestos reiterativos. Si hay siete puestos de inserción, al cabo del tiempo se transforman en 14, en 28... La cuantía se multiplica porque el trabajo inicialmente es formativo y sirve para que la persona adquiera esa disciplina de levantarse por la mañana e ir a trabajar. La empresa nació para normalizar esto. Y cada cual está un máximo de tres años para luego dejarle el puesto a otro. Es una suerte de laboratorio. Cuando salen de ahí, sí que tenemos la responsabilidad de buscar otro puesto de trabajo. Ahora bien, solucionar los datos de empleo de la provincia de Jaén, me temo que ni Pedro Sánchez (ríe). De hecho, la sede de la empresa la tenemos en Linares, donde se han creado una decena de empleos.
"JAÉN ES LA MUJER DE LAS PROVINCIAS DE ANDALUCÍA"
—¿Quién es Rafael Ramos?
—Aunque la ciudad es pequeña, lo cierto es que yo no he estado en temas públicos y hay gente que no me conoce. Soy economista de profesión, tengo varias actividades, he llevado empresas y he trabajado en otras de Jaén. Ahora soy economista autónomo. A Rafael López-Sidro le gustó mi candidatura por mi perfil. Cáritas es una entidad que requiere conocimientos de gestión. Mi profesión ha influido en el nombramiento. Es un cargo temporal y mi condición de autónomo me permite organizarme. Estoy muy contento. Hago esta labor por vocación.
—¿Qué lo ha motivado a dirigir una organización como Cáritas?
—Puede sonar a tópico, pero ha sido la vocación de servir a los demás. Yo siempre la he tenido. También está lo que hablábamos de mi profesión, que me sirve para gestionar una entidad compleja. Ha sido una mezcla de mi vocación y el carisma tan definido de la Iglesia.
—¿Está al tanto del descontento de la ciudadanía con la situación política en Jaén? Me refiero a las inversiones que no llegan. ¿Es consciente de ese clima?
—El desánimo es total. Se pueden hacer muchos análisis, pero yo creo que nos perjudica ser una ciudad de paso. Es mi opinión. Tenemos que dimensionar dónde estamos y cómo estamos. Tenemos al lado a Granada y a Córdoba, dos ciudades que son unos monstruos y cuentan con aeropuertos. Sin entrar en política, yo sí creo que con Jaén debe haber por parte de las administraciones una discriminación positiva igual que con las mujeres, que han sufrido un lastre histórico y cultural. Somos la mujer de las provincias andaluzas, y no sé por qué los políticos no lo entienden. Podrían calibrar ese lastre histórico para dar pie a una discriminación positiva. Hay que hacer esfuerzos más allá de la rentabilidad. Ocurre igual con los temas sociales. Si somos los últimos en economía y en empleo, aquí debe llegar dinero para subsanarlo. No tendría sentido premiar a ciudades que están mejor que nosotros.
Sí estoy muy de acuerdo con protestar todo lo que se pueda. Es algo que hay que hacer. Debemos buscar nuestro camino, y lo concibo a través de la movilización de masas. Tiene que ser el pueblo el que se mueva. Debemos salir y protestar para buscar nuestro sitio. En Teruel ocurría lo mismo y ahora tienen su museo de los dinosaurios, de modo que ya cuentan con un atractivo. En Jaén no terminamos de tener una cosa tan distinguida. No sé si era la base militar, pero debemos buscar algo para ser una referencia y atraer visitantes.
—Puede acabar la entrevista como quiera.
—Cáritas es una entidad de voluntariado e invito a la ciudadanía a que se sume inscribiéndose. Voy a dar publicidad de lo que se está haciendo para que se conozca aún más. Le pido al ciudadano que apoye con tiempo si no puede con dinero. Porque hay muchas personas que necesitan ser visitadas y acompañadas.
Fotografías: Esperanza Calzado.
Vídeo: Fran Cano.
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