El compromiso tiene rostro en Noguerones
Raquel Santiago Moya se ha convertido en un "referente" de la lucha por la igualdad entre sexos y el cooperativismo en el sector agroalimentario
Al currículo de Raquel Santiago Moya (Noguerones, 1985) no le queda otra que elastizarse para dar cabida a la multitud de reconocimientos que recibe, los méritos académicos que no deja de acumular y la trayectoria que, día a día, hace más grande a fuerza de trabajo. Y de compromiso.
Porque si algo caracteriza a esta mujer "sencilla, de trato afable, con inquietudes culturales, apasionada de la agricultura, especialmente el olivar y el almendro" (como la define la presidente de la asociación femenina Las Nogueras, Francisca González) es precisamente eso: su capacidad de entrega a las causas que le son de todo menos ajenas:
"Está muy preparada, es luchadora, lo da todo; se merece cualquier homenaje por su aportación a la sociedad, en concreto en su apuesta por impulsar la igualdad", aclara González a cuenta del tributo que el colectivo que preside ofreció, hace nada y menos, a su paisana tras dos años en el cajón de las asignaturas pendientes de la asociación, a causa de la pandemia:
"Es rompedora, va siempre por delante y no para de formarse; ha terminado recientemente su quinto máster de agroalimentación. Tiene muchas cualidades, buenos valores inculcados en el seno familiar, en la cultura del trabajo, y es una gran embajadora de Noguerones", sentencia la responsable de 'Las Nogueras', quien no lo duda a la hora de resumir en una palabra a Raquel Santiago Moya: "Es un referente".
Representante provincial de la Asociación de Mujeres de Cooperativas Agroalimentarias (Amcae) y miembro del consejo rector de Dcoop, la protagonista de este reportaje está más que curtida en eso de recibir parabienes, pero que sea una entidad de su propia patria chica la que la reconozca es harina de otro costal:
"Tener el privilegio de ser homenajeada por parte de la asociación de mujeres de Noguerones, eso es muy importante para mí", confiesa a Lacontradejaén mientras celebra la trayectoria de 'Las Nogueras', que roza ya las tres décadas de actividad.
LUCHA EN VARIOS FRENTES
Si entre tanto título y premio Raquel Santiago Moya fuese ennoblecida, el lema de su blasón estaría claro: luchadora por la igualdad en el sector cooperativo agroalimentario.
Pero no, lo suyo no es resguardarse en los salones de un palacio sino batirse el cobre a pie de olivo hasta conseguir que sus congéneres ocupen el lugar que, a su parecer, no ocupan todavía pero que les es de justicia:
"Que haya mayor participación de las mujeres en las asambleas y los consejos rectores, así como en la directiva de las cooperativas; que estén en primer plano a la hora de tomar decisiones en algo tan importante como el aceite de oliva", asegura.
Y es que, en sus propias palabras, solo un cinco por ciento de féminas tiene representación en los órganos de gobierno de estas entidades: "Nos queda mucho recorrido aún".
No solo eso, no, que esta treintañera brillante tiene hueco también para reivindicar la ligazón de la población a sus territorios, o lo que es lo mismo: que la gente pueda vivir en sus pueblos (como ella misma continúa haciendo), sin tener que alejarse de sus raíces para ganarse la vida:
"No renuncio a vivir en Noguerones, pienso que son más las cosas positivas que nos aporta el medio rural que las negativas; hay ciertos servicios que este no nos proporciona, pero sí otras cosas que podemos disfrutar, como la naturaleza o la tranquilidad", enumera.
De paso, reclama para estos municipios una serie de inversiones que han pasado de largo por estos lares: "Hasta ahora se nos ha dado un poco de lado, pero los jiennenses tenemos que pelear por que las políticas públicas vayan encaminadas a mejorar en proyectos, en infraestructuras, en todo tipo de cuestiones que desarrollen nuestra provincia", demanda, y apostilla:
"Tenemos que seguir reivindicando, luchando, para que por lo menos se nos iguale en condiciones con otras provincias".
De casta le viene al galgo, o de tal palo tal astilla, que refranes para definirla hay a espuertas: Algo tendrá el agua cuando la bendicen, podría ser otro.
"Mi madre, mi abuela, mi familia en general ha peleado mucho por las cosas, aunque no hayan tenido cargos representativos o en política, pero han peleado por ir mejorando, y eso es fundamental", afirma.
¿HORIZONTE POLÍTICO?
Hablando de política: con las ideas tan claras, ¿no se le ha pasado dedicarse al noble arte de gobernar?
"La política local me ha interesado siempre, pero no he dado el paso; me han tentado en alguna ocasión, pero he considerado prioritario en mi carrera profesional entrar en el sector agroalimentario, por ahí ha ido siempre mi lucha. Aunque no descarto hacer política agraria en un futuro, que es lo que fundamentalmente más me interesa, lo que me apasiona", adelanta. Aviso para navegantes.
Si para tener responsabilidades institucionales es, cuando menos, recomendable contar con conocimientos y/o experiencia en el sector donde el candidato en cuestión vaya a volcar sus mejores intenciones (así lo cree ella y un montón de almas más), el aterrizaje de esta 'todoterreno' en un despacho de Alcaldía, en el antiguo hospital sevillano de las Cinco Llagas o en el histórico hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo haría de todo menos chirriar.
Que se lo digan si no al gran Listz, el autor de las bellísimas Rapsodias húngaras y el mismo que escribió aquello de que la política es la ciencia y el arte del compromiso. Y de eso (Francisca González, 'Las Nogueras' y los jurados de los premios que amontona en sus vitrinas lo certifican), Raquel Santiago Moya sabe la tira.
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