Reflexiones sobre la limpieza
No existen reglas determinadas que justifiquen el descontento de los ciudadanos con la salubridad y limpieza de sus calles. También, qué duda cabe, el comportamiento cívico de los ciudadanos tiene su influencia. No tratamos de culpar a nadie por supuesto, pero no se parecen en nada actitudes habituales en países nórdicos, a las que suceden en determinados lugares de España.
Por ejemplo, en la recogida neumática de residuos, una de ellas en Andalucía. Ya conocen nuestros lectores, es aquella, brevemente, en que se trasladan los mismos vía subterránea mediante potentes conductos de aire hasta la central de recogida.
Pues bien, se han intentado implantar en algunos lugares de España este sistema, que indudablemente ¿a qué alcalde no le subyuga no contemplar y evitar una recogida tradicional de residuos a través de sus calles y plazas, y por añadido, con la consiguiente ausencia de molestia vecinal.
Pero claro, este sistema tiene sus pros y contras siempre adaptados al carácter del usuario.
No es los mismo, y he sido testigo, trocear un colchón individual de goma espuma e intentar introducirlo en los buzones destinados a otros elementos, no precisamente colchones, con lo que evidentemente, el sistema queda automáticamente bloqueado ante tamaña invasión, y los buenos deseos del alcalde por los suelos.
En fin, no nos apartemos del tema central, aunque resulta un buen ejemplo lo anterior, acerca de determinados comportamientos urbanos:
1.- Un aspecto fundamental lo constituye de forma generalizada de unos años a esta parte, es que los Presupuestos, en este caso, para Servicios, deben de configurarse intramuros de los Consistorios, en su más reducida expresión posible. Es decir, salen a licitación con unas exigencias de servicios muy superiores a la disponibilidad financiera para acometerlos. Efectivamente, se acude a cumplir con reducir gastos anuales y sectoriales a costa de la calidad de un servicio. Esto se sabe de antemano, pero se ignora el llamado bien general en supeditación a otro de mayor relieve temporal.
2.- Otro aspecto importante, es la competencia feroz entre las empresas especializadas, por resultar adjudicataria del contrato, motivada por la hambruna existente, que lleva a contemplar sobre todo a aquellos que conocen el negocio, la excesiva influencia de las llamadas bajas rabiosas o desmesuradas por resultar adjudicatarios.
3.- En este orden de sumatorios, llegamos a las composiciones de las UTES. No es el caso, pero serviría el ejemplo. En mi opinión, cualquier empresa de las llamadas “grandes”, debería resultar autosuficiente para manejar un contrato de este tipo. No existe explicación técnica suficiente, que se haga acreedora la creación de Macro UTES. Vendría a ser como una especie de “rondo” con el Consistorio en medio y sin saber cuándo y dónde acudir, comprensible únicamente por motivos políticos.
4.- Un último comentario, ya que este tema sería hasta susceptible para una Ponencia.
Los Convenios entre Empresa y trabajadores, son estrictamente necesarios para defensa de los mismos, ya que estos trabajos y su cierta dureza, son susceptibles de originar bajas y absentismos, otro motivo adicional de coste para las empresas a través de las correspondientes sustituciones y encarecimiento del importe de adjudicación, aceptándose como inconveniente sobrevenido.
Finalizamos con un símil, y es que todos los intervinientes se sientan a la mesa con la sensación de jugar con cartas marcadas, que no son otras que los puntos citados anteriormente, y mientras la situación persista, seguiremos como manifestaba un antiguo miembro del gobierno socialista, ministro llamado “de Jornada”, durante la pasada Expo 92: Hay que darle vueltas a la nada, y conste que los que me conocen, saben de mi agnosticismo sobre el sistema político.
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