Renovarse o renovarse
Y por si fuéramos pocos... apareció la cuántica.
La tecnología cuántica está a la vuelta de la esquina. Estados Unidos, China, y las grandes tecnológicas como Google (quien aseguraba que su ordenador cuántico era 100 millones de veces más rápido que uno convencional), Microsoft, Intel o IBM (que puso en marcha el proyecto Quantum Experience de Richard Feynman, “premio Nobel” abierto, a expertos e investigadores —una plataforma en la nube basada en un procesador de cinco qubits), entre otros, trabajan e invierten desde hace tiempo en la llamada Ciencia de la Información Cuántica. Ésta promete transformar los procesos de la información para seguir posicionándose en el mercado como reflejo de su importancia tecnológica y competitiva en la nueva guerra comercial que se avecina.
Las grandes empresas del mundo están enfrentadas por alcanzar la “supremacía cuántica”, llamada a revolucionar el mundo de la comunicación y su amplio abanico de actividades, proyectos industriales, competitividad en el mercado y su evolución en el futuro. ¿Estamos frente a un nuevo punto de partida o volveremos a caer en nuestra provincia en el olvido de la alta competitividad tecnológica y continuar siendo dependientes ante la revolución de la computación cuántica y un nuevo modelo de evolución industrial?
Es una carrera difícil de imaginar. Hablamos de un entorno tecnológico que se está transformando de forma progresiva a la velocidad de la luz empujado por la inteligencia y las nuevas tecnologías desarrolladas por otras tecnologías del pasado que cambiaron la historia.
Es un reto de transformación de alto nivel tecnológico a través de su alta potencia de cálculo, procesamiento de datos, capacidad de memoria, bajo consumo de energía, creación de algoritmos de inteligencia artificial más avanzados, y, su aplicación en el desarrollo de nuevas herramientas tecnológicas de largo alcance. Un reto en el que es imprescindible mirar de frente al futuro con la visión de impulsar una transición adaptada a los nuevos tiempos tomando como referencia la tecnología cuántica y no dejar de lado su evolución en el futuro.
Frente a esta coyuntura, ¿es el momento de pensar en la convergencia real de la construcción de nuestro futuro? ¿Podremos enfrentarnos a los avances de la revolución cuántica aplicada a la educación, sanidad, comercio e industria, si los más importantes países del mundo tecnológico la están desarrollando? Un crucigrama difícil de resolver.
A día de hoy seguir el ritmo de la evolución tecnológica es obligado para nuestra provincia en sus actividades empresariales y económicas partiendo del principio de su evolución sin freno:
¿Dónde nos puede llevar la transformación cuántica que se avecina y su impacto tecnológico en los diferentes sectores de la ciencia, la formación y profesiones de futuro?
¿Disponemos de la visión necesaria para afrontar los nuevos tiempos, o volveremos a suspender en la adaptación de nuestra economía a la revolución de las próximas tecnologías?
¿Continuaremos en nuestra provincia siendo dependientes de su evolución si la empresa privada no es parte de una transición tecnológica real para Jaén?
¿Es responsabilidad de las administraciones públicas la solución del problema y combatir las desigualdades no solo de presente, sino de futuro que se nos plantea?
Es imprescindible analizar el camino que necesitamos recorrer para afrontar el gran cambio de la revolución tecnológica. Un camino que garantice un crecimiento sostenido y competitivo capaz de generar empleo de calidad, adaptado a las nuevas tecnologías, incluida la cuántica, que permita reducir la desigualdad y desarrollar una economía frente a los retos internacionales al servicio de las grandes empresas tecnológicas, cada vez, más interconectadas y complejas.
Hace falta paquete de ambiciosos objetivos capaces de competir en el mercado con productos de nueva generación en los sectores más productivos de nuestro entorno con inversiones e infraestructuras de largo recorrido, con esquemas sostenibles de producción y creación de marcas potentes para nuestra industria y productos naturales, conjuntamente con un marketing de nueva generación, avanzado y adaptado a nuestra personalidad provincial como valor añadido en la ayuda a nuestras marcas, que permita, optimizar sus procesos de diseño y producción que ayude a las marcas a comunicarse de una forma eficiente e innovadora con sus clientes.
Es necesario marketing social y tecnológico de contenidos que deje huella, dirigido al corazón y los sentidos en defensa de las futuras generaciones. La solución a una espiral en la que entrar en una situación de crisis en estos tiempos cuánticamente competitivos es fácil. Lo difícil es salir de ella, y la renovación es la punta de lanza de la competitividad y la sostenibilidad, y el que no entre: quedará fuera con todas sus consecuencias de futuro.
Ante esta disyuntiva me viene a la memoria la leyenda del rey Sheram y su error de cálculo ante la petición de Sissa en recompensa por su actitud (quien le ayudó, con la presentación del juego de ajedrez, en el alivio de la muerte de su hijo,) y se creó la fábula del tablero de ajedrez y la multiplicación de los granos de trigo. Recuerdo que cuando por curiosidad intenté desarrollar los cálculos matemáticos de la cantidad de granos necesarios con mi calculadora de la época se me quedó bloqueada. No estaba a la altura tecnológica de la ecuación. El rey Sheram no pudo cumplir su promesa.
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