'RÍOS QUE SE VAN': EL GUADALBULLÓN EN PUENTE TABLAS
La corriente fluvial que cruza la zona residencial de la capital giennense sobrevive a duras penas como un hilo de agua prácticamente estancada y maloliente, imposible de disfrutar
Juan Ramón Jiménez recogió sus últimos poemas bajo el título Ríos que se van; un poemario en el que el Nobel onubense "transcribe al verso la experiencia emocional de la enfermedad y posible muerte de su esposa en un máximo homenaje a la mujer que colmó su vida, que sirvió de modelo para su poesía mejor", como analizó la estudiosa Graciela Palau de Nemes, de la Universidad de Maryland.
Estrofas, palabras que con permiso del autor de Platero y yo le vienen que ni pintadas a ese río juanramoniano que es el Guadalbullón a su paso por Puente Tablas, una corriente que sobrevive a duras penas, casi un hilo de agua maloliente y estancada que atraviesa esta zona residencial de la ciudad poblada de mansiones pero sin orillas que llevarse a los pies.
Haberlas haylas, como dicen los gallegos de las meigas, pero tan pobladas de anárquica vegetación e insectos que a ver quién tiene agallas para sortear bichas o bichuchos y disfrutar de este célebre afluente del Guadalquivir a cuatro pasos de la capital, especialmente castigado también por la ausencia de precipitaciones.
Ese "río de Jaén" que "a esta ciudad le ofrenda su canción / que es la de Aixa, Fátima y Marién", como lo describió el cartagenero del 27 Antonio Oliver Belmás (que con Carmen Conde, su esposa, anduvo por estas tierras en tiempos de la Guerra Civil) pero que, a día de hoy, tiene poco o nada de poético:
"El tema de la ribera del río se ha dejado, antes estaba mucho más limpio pero entiendo que por parte de Confederación [la CHG], que es la encargada del mantenimiento y la limpieza del cauce de dominio público, no lo ha llevado a cabo ni estos años atrás ni durante décadas", sentencia Jaime Romero Pujante, presidente de la Asociación de Vecinos Puente Ibérico-Puente Tablas.
UN RECURSO POR EXPLOTAR
Potencialidades le sobran, si se tiene en cuenta que estas afueras, a unos siete kilómetros del núcleo urbano, lo tienen todo para ser consideradas un auténtico paraíso: historia y monumentalidad, encarnadas en el mismísimo puente que le da nombre, una soberbia construcción dieciochesca de tres ojos, proyectada por Manuel de Godoy, que fuera maestro de obras del Sagrario de la Catedral; o en el yacimiento íbero de Plaza de Armas, un emblemático oppidum de capital importancia con centro de interpretación incluido.
"Las mejores vistas de Jaén", asegura el pintor (y reconocido paisajista) ubetense Miguel Viribay, las ofrece Puente Tablas, que posibilita la contemplación cotidiana de la legendaria forma de dragón que se le atribuye, desde hace siglos, a la ciudad; precisamente la cercanía con la capital es otro de los puntos a favor de este pago en el que los zaragozanos Amaral parecen haberse inspirado a la hora de firmar una de sus (dicen) mejores canciones:
"En el río / las libélulas volaron al exilio, / en el río / de su cauce ha quedado solo un hilo (...) Cuando el sol se hunde y cede el cielo al crepúsculo / el atardecer cede el río a las luciernagas. / Miles de brillantes ojos lo observan todo / y ahora estás tan sólo, ¿dónde han ido? / te han dejado abandonado y malherido. / No quiero mirar, me avergüenzo de lo que han hecho contigo...". Ese crepúsculo de Puente Tablas, otra virguería que si Michelle Obama hubiese tenido la oportunidad de conocer, seguro que lo encumbraba a las cimas del turismo, como hizo con el granadino mirador de San Nicolás.
REIVINDICACIÓN VECINAL
"Se ha visto y se ha comentado por muchos vecinos, y por la propia asociación, que se podría hacer un paseo fluvial perfectamente", apunta Romero Pujante.
No es, ni mucho menos, la reivindicación que más urge a los residentes en la zona, como especifica el presidente del colectivo vecinal, pero sí un anhelo que, de materializarse, culminaría felizmente un añorado proceso de intervenciones en Puente Tablas:
"Se ha demandado al Ayuntamiento y a las administraciones un carril bici, o una zona peatonal, la llamen como la llamen, para no entrar en polémicas normativas; que se comunique Jaén con el Puente Tablas y sobre todo con el oppidum, el Museo Ibero con el yacimiento, de forma que puedan venir los niños de excursión con sus colegios, por ejemplo. El tema está en que haya voluntad de hacerlo", aclara. Y apostilla:
"Se ha hecho una rotonda de acceso, pero no estamos de acuerdo con ella, por las dimensiones que tiene. Se ha manifestado ante la administración y se les dijo que era el momento oportuno para hacer el carril bici, pero entendemos que no tienen la idea de materializarlo; ni la Diputación, responsable de la carretera, ni el Ayuntamiento, de la travesía".
Y es que, según el máximo responsable de 'Puente Ibérico', "hay vecinos que andan por el arcén, con el peligro que conlleva; incluso el puente que hay sobre la autovía no cumple las dimensiones mínimas, tiene un arcén muy estrecho, no es suficiente para la gente que sube andando o va en bicicleta; esto se ha reiterado a la Diputación y el Ayuntamiento, pero no hacen nada". Y añade: "El campo de fútbol, que es municipal, está totalmente dejado, cuando eso se podría ofertar a los giennenses".
Romero Pujante lo tiene claro: "Si llevan a cabo esas intervenciones y posteriormente la limpieza del cauce y el paseo fluvial...". Puntos suspensivos tras los que se esconde un aplauso, plenitud, un suspiro de alivio y la alegría acaso venidera de ver cumplidas unas demandas que, sin embargo, parecen enquistadas: "Llevamos muchos años reivindicando, pero en Puente Tablas siempre hemos estado así".
Mantiene la esperanza, no obstante, y ante la posibilidad de que el río termine yéndose para siempre, el responsable de la asociación apuesta por la viabilidad de su salvación:
"Yo creo que sí es posible, pero quien tiene la llave de la recuperación del río es la Confederación, que cuando quiere hace las cosas bien y cuando no, solo pone pegas; y por otra parte el Ayuntamiento, que es quien tiene que poner sobre la mesa un proyecto de paseo fluvial que beneficie a todos, no solo a Puente Tablas".
Si todo eso pasa alguna vez, perderán sentido los versos de Juan Ramón y la letra de Amaral y habrá que cambiarlos por los de Silvio Rodríguez, esos con los que celebra: "Río, río, río. Río de verdad, / como un animal que ha sido puesto en libertad". Ah, la misma canción que comienza diciendo "Hoy sé que no hay nada imposible".
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