Los jiennenses no faltan a su tradicional cita con San Blas
La novena en honor del médico y obispo armenio y la venta de las ensoleradas rosquillas atrae a vecinos de todos los barrios hasta la parroquia de la Magdalena
"Por San Blas, rosquillas comerás y la garganta curarás", reza la sentencia popular. Y en Jaén, a través de los años, la tradición de acudir a la parroquia de la Magdalena y comprar, al menos, una bolsita de estas célebres piezas es una costumbre tan arraigada como decir "ea". Así que, estos días, el trajín de jiennenses camino de la histórica iglesia es una constante que devuelve una estampa de esas de las que ya van quedando cada día menos en la ciudad.
El antiguo patio de abluciones de la que fuera mezquita es, entre las diez de la mañana y la una de la tarde y de cinco a ocho y media, en horario vespertino, un hermosísimo despacho de venta en el que las rosquillas, literalmente, vuelan, de tanta como es su demanda entre los vecinos de la capital.
No en vano, sus difundidas cualidades para arreglar los desarreglos de la garganta han calado en el ADN de los jiennenses, y son muchos los que recuerdan el momento de ir a comprarlas cuando eran todavía unos niños. Las bolsas de rosquillas se venden al precio de un euro, y los beneficios irán destinados a las necesidades de la propia parroquia magdalenera:
"Por supuesto que siempre viene muy bien, porque es un dinero extraordinario, no es una gran cantidad pero dentro del bajo presupuesto que se maneja en esta parroquia cualquier cantidad que llega de forma extraordinaria viene muy bien", manifiesta Agustín Rodríguez Gómez, párroco de La Magdalena.
Según el sacerdote, "la atención de las personas siempre es lo primero, y también el mantenimiento de los edificios; es la parroquia más antigua de Jaén y esto conlleva lo que conlleva a la hora de mantenerla". Rodríguez apostilla: "Además, con la capilla de Santa Úrsula, que se nos anexionó, todas las reformas que hubo que hacer para unirla a la parroquia hay que costearlas".
"Agradecemos mucho la colaboración de toda esa gente que viene y se lleva rosquillas, enciende velitas o da un donativo y le rezan al santo", concluye el presbítero no sin destacar que las tradicionales piezas de pan son bendecidas "con la reliquia que se tiene del santo en la iglesia, autentificada por el Patriarcado de Armenia, que es donde está enterrado San Blas, en Sebaste, en la actual Turquía". La venerada reliquia se ofrece a la adoración de los fieles el último día de la novena, el se da a venerar el día 3 de febrero.
Paralelamente, el templo alberga la celebración de una novena en honor del santo obispo y médico del siglo IV, que en palabras del sacerdote "comenzó el día 26 y concluirá el el día 3, fiesta del santo". Los cultos empiezan a las seis y media de la tarde con el rezo del rosario, a continuación se ofician la misa y el ejercicio de la novena y terminan con la exposicion del Santísimo.
Al parecer, la devoción a San Blas en la capital jiennense viene de muy antiguo; aunque (expresa el párroco) no existe documentación al respecto, todo apunta al desaparecido convento de la Santísima Trinidad (ubicado en el propio barrio) como raíz de esta veneracion en Jaén.
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