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LA MISIONERA DE TANZANIA QUE CUIDA A LOS SACERDOTES DE JAÉN

LA MISIONERA DE TANZANIA QUE CUIDA A LOS SACERDOTES DE JAÉN

Por Fran Cano - Agosto 23, 2025
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Salomé Leonard, religiosa que estudiará en la UNED desde el Santo Reino, repasa las personas y los lugares que han marcado su vida

Salomé Leonard (Tanzania, 1989) sintió "una llamada especial en su corazón" desde muy joven y se entregó a la vida religiosa como misionera. Es una de las Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento (Ciudad de México), lleva un año en el Seminario de Jaén, centrada en ayudar a sacerdotes jubilados y enfermos. Además, ha encarado un reto: completar el Grado de Educación Infantil como alumna de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Jaén. Dice que la formación le ayudará a anunciar el Evangelio "con más profundidad" y que quiere trabajar con niños. "Es una vocación dentro de mi vocación", señala y la idea suena cargada de compromiso.

¿Qué llevó a esta mujer de 35 años a dejar la región del Kiliminjaro para vivir en España hace ya más de una década? "Tuve un retiro espiritual en mi país que lo cambió todo", concede en declaraciones a este periódico, mientras espera a uno de los sacerdotes que atiende.

Entonces enía "dieciocho o diecinueve años", según recuerda de memoria, y estuvo liderado por el sacerdote Bonaventura Kisamaka, una de las personas que han marcado su cosmovisión. La otra era su abuela, Felisiana Mfoi. Murieron ambos, pero para ella siguen latentes; representan cómo entiende Salomé Leonard la vida religiosa en el marco del cristianismo.

LA LLEGADA A A ESPAÑA CON LA TÍA INÉS

Había tal fe en Cristo en la familia que cuando la joven decidió partir reinó la admiración donde en otro contexto hubiese aguardado un conflicto. Así conoció Salomé Leonard nuevos destinos como Jerez de la Frontera (Cádiz) o San Sebastián, donde logró sacarse la Secundaria y aprendió algo de euskera.

"Una puede ser misionera en su tierra, pero yo sentí que el Señor me llamaba para salir fuera. Además, mi tía Inés, que también es monja, estaba en España. Ella me animó a venir", recuerda.

De las experiencias en lugares tan diferentes como el norte y el sur de España se queda con la gente. "He aprendido que aunque las culturas y las costumbres cambien mucho, el corazón es el mismo: todos buscamos ser amados, respetados y escuchados", analiza, y entiende que justo en la diversidad aprecia más cuanto une a las personas.

 La religiosa, durante su etapa en San Sebastián.
La religiosa, durante su etapa en San Sebastián.

"LOS JIENNENSES ME PARECEN BUENAS PERSONAS"

A Jaén fue enviada por su congregación para colaborar con la Pastoral y atender a los sacerdotes más vulnerables. También imparte catequesis en la parroquia de San Pedro Pascual. Recibió el encargo de ir al Santo Reino "con alegría", convencida de que cada lugar tiene "su propia belleza y desafíos".

Cuando se le pregunta qué significa ser misionera, habla de entrega desde la libertad y el regocijo. "Siempre hay que estar dispuesta a estar cerca de Jesús. Yo confió en él y busco estar cerca de él", añade.

Está encantada entre los jiennnese, a quienes considera "buenas personas" familiarizados con la idea de comunidad, amantes de las tradiciones. El carácter jiennense, sostiene, ha facilitado su integración. En este punto, a la religiosa se le escapa una risa que al lado del teléfono suena inocente:

—¿Por qué se ríe?
—Porque no me gusta comparar a las personas.

Salomé Leonard vive en una rutina que empieza temprano, nada más despertar. Se ocupa del comedor de los curas y está presente allá donde la necesiten. Del trato con los sacerdotes destaca que es una fuente de inspiración. "Tienen mucha experiencia y fe, y para mí es un privilegio asistir a cuanto hacen: sé que puedo aprender de ellos mucho acerca de vivir desde el amor y en entrega total", abunda.

 Salomé Leonard, junto con su familia.
Salomé Leonard, junto con su familia.

ESTUDIAR PARA ENTENDER Y QUERER MÁS

La misionera sabe que en cualquier momento su congregación, fundada por María del Refugio Aguilar y Torres, puede enviarla a otro sitio donde aguarden nuevas misiones. Podría volver a San Sebastián, mudarse a Albacete o ser enviada a Mozambique. Tal escenario volátil la llevó a la UNED por recomendación de otra hermana Mercedaria del Santísimo Sacramento.

Con el acceso a la Universidad logrado, ahora tiene todo listo para cursar Educación Infantil. Puede que lo haga a partir de octubre o que espere al siguiente curso. "La UNED me permite compaginar los estudios con mi misión. Gracias a su metodología puedo seguir formándome sin dejar de atender mis responsabilidades pastorales", alaba.

En caso de matricularse en breve y comenzar las asignaturas en otoño, Salomé Leonard aprovechará sobre todo las tardes, a partir de las cuatro. No sabe cuándo tardará en conseguir en completar el Grado. Justo ahora está preparándose para los votos, un tiempo en el que profundiza en los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia. Asegura no es difícil, que en realidad vive así desde siempre.

Consultada por el origen de su inquietud por aprender, la monja pone (otra vez) el foco en los demás. "Quiero ayudar a los niños y a los jóvenes a ofrecerles una formación que abarque desde lo académico hasta lo humano y lo espiritual", describe. "Es importante que crezcan como personas solidarias con valores, libertad interior y amor propio. Son el futuro y al mismo tiempo el presente de la Iglesia y de la sociedad", apostilla.

Salomé Leonard sigue leyendo la Biblia, su libro favorito, y usa la tecnología que brindan los teléfonos inteligentes para estar en contacto con su familia. Es la segunda de cinco hermanos, a los que añora mientras disfruta de la Catedral, el templo que más le impresiona de Jaén. ¿Cuál será el siguiente paso para ella? ¿Cuánto tiempo estará en el Santo Reino? "No lo sé, pero estoy dispuesta a ir adonde sea. Como misionera, siempre hay que estarlo", concluye.

Fotografías: Cedidas por Salomé Leonardo y la UNED de Jaén.

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