El Santo Entierro cierra su casa de hermandad, pero los cultos siguen

La cofradía linarense suspende las actividades en su sede hasta que pase la alerta y celebra, durante este fin de semana, el triduo en honor de su titular

"Nosotros tenemos programados todos los viernes la apertura de la casa de hermandad y talleres con la vocalía de Juventud; llegamos a hacer dos, uno de platillos giratorios y otro de cupcakes, en los que los niños se lo pasaron superbien; tenían otra de arcilla para este viernes pasado, pero las circunstancias obligan y, por responsabilidad, hemos decidido cerrar la casa los días que dure la alerta en Linares".

Lo explica Antonio Luis Hervás, hermano mayor de la Real, Inmemorial e Ilustre Cofradía del Santo Entierro de Cristo, Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad, María Santísima de las Angustias y Santa Vera Cruz. 

La incidencia del coronavirus en la Ciudad de las Minas se deja sentir también en el ámbito de las hermandades de Pasión y Gloria y no queda otra que arrimar el hombro para que el Covid-19 pase a la historia cuanto antes entre los linarenses. 

Eso sí, la pandemia no ha impedido que este ensolerado colectivo celebre sus tradicionales cultos en torno a Cristo muerto, que se desarrollan en la parroquia de San Francisco. 

"Mantenemos la actividad mínima, con el triduo que empezó ayer viernes y concluirá el día 11", aclara el máximo responsable cofrade de El Santo Entierro. Unos oficios que culminarán mañana domingo con la Función Principal que conmemora "la firma de los estatutos, que datan del 11 de octubre de 1586, aunque la cofradía data de antes de 1552", explica Hervás. 

Sí, a eso de las ocho y cuarto de la tarde y con un aforo máximo de treinta personas, la amplia iglesia franciscana rinde especial veneración a unas imágenes que, desde ayer, "ocupan sitio preferente en su capilla": "Dentro de nuestra sencillez y nuestra hiumildad, la hemos adornado para dar el protagonismo que el Cristo merece en su triduo", apunta el hermano mayor.

Una sencillez y una humildad que brillan con luz propia desde el seno de una cofradía varias veces centenaria, icono de solera de la Semana Santa de Linares.