El yacimiento de Cástulo revela nuevas maravillas del pasado ibero
El Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén descubre un santuario en La Loma, vinculado con la antigua ciudad
"Un espacio de culto ubicado en un punto clave de conexión divisoria de aguas, entre los valles del Guadalquivir y del Guadalimar".
Eso es lo que acaba de descubrir en la zona de Haza del Rayo (Sabiote), según informan desde la Universidad de Jaén, el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA.
Se trata, informan desde la institución académica, de un hallazgo vinculado al territorio de la antigua ciudad de Cástulo, en Linares, cuya localización fue posible gracias a la colaboración de la ciudadanía, que alertó del expolio practicado en la zona para la obtención de exvotos de bronce ibéricos en el trazado de la nueva autovía A-32 Linares-Albacete.
Precisamente el rastreo del trazado de la autovía en construcción, por parte de los expoliadores, fue el detonante de la denuncia pública, que propició la puesta en marcha de una intervención arqueológica de urgencia para frenar el daño y estudiar el sitio de manera integral.
"Esta coyuntura ofrecía una oportunidad para abordar de manera sistemática el estudio y caracterización de este nuevo espacio de culto ibero", señala Carmen Rueda, investigadora del Instituto de Arqueología Ibérica.
El santuario de Haza del Rayo (continúan) se define como un espacio al aire libre, asociado a la presencia de una laguna en torno a la que se ha documentado un depósito votivo del siglo III antes de Cristo.
La novedad de este contexto y de los trabajos desarrollados radica, en primer lugar, en la aplicación de un protocolo de trabajo de fuerte carácter interdisciplinar que ha permitido definir un espacio de culto vinculado al ámbito natural, en el que adquirieron gran importancia hitos del paisaje como la laguna, con un significado simbólico evidente. Un aspecto importante ha sido el estudio centrado en su caracterización.
"Es un hito en el paisaje relacionado con su función de corredor natural y potenciado por la presencia del agua, que debió funcionar como elemento purificador, transformador y sanador. Un santuario vinculado a las fronteras, a las puertas del territorio, viniendo a completar el mapa conocido hasta el momento y poniendo el acento en la complejidad de los paisajes religiosos en el territorio de Cástulo, entre los siglos IV y III antes de Cristo", concluye la investigadora de la Universidad de Jaén.
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