Sierra de Sones conquista Torres con música y diversión

La tercera edición del festival reúne a artistas de vanguardia, vecinos implicados y cientos de asistentes
Torres volvió a sonar. Lo hizo con fuerza, con emoción y con una energía colectiva que volvió a confirmar que el Festival Sierra de Sones no es solo una cita musical: es una declaración de afecto entre cultura y territorio. Del 27 al 29 de junio, este pueblo blanco enclavado en la Sierra Mágina jiennense acogió su tercera edición con una asistencia que superó las expectativas, una participación vecinal ejemplar y un ambiente donde cada calle, plaza o espacio verde se convirtió en escenario.
El festival comenzó el viernes con la apertura del Escenario La Pila Pellenda, rodeado de naturaleza, donde la Banda Antropoloops sorprendió al público con su propuesta de remezcla patrimonial, acercando músicas tradicionales de todo el mundo al presente digital. L’Exotighost continuó la velada con su imaginario de surf fantasmagórico y percusión cinematográfica. La noche tomó un giro político y poético con la potencia lírica de Carmen Xía, que llenó de mensaje feminista y orgullo racial las faldas de Sierra Mágina. Cerró la jornada la exuberancia electrónica de Música Prepost, que repitió en el cartel como garante del baile experimental más libre.
El sábado fue el día grande. Desde primera hora, el pueblo despertó con buñuelos, chocolate y visitas guiadas, mientras los olivares se llenaban de música y voces compartidas gracias al Colectivo Cantón y Prada, que trabajó mano a mano con vecinas y vecinos en un taller musical.
La tarde en la Plaza trajo el lirismo pop de Miguel Rivera, ex líder de Maga, y la electricidad sureña de Pájaro, que hizo rugir su guitarra con ecos de rock andaluz y reverberaciones sevillanas. La noche brilló en La Pila Pellenda con la melancolía canalla de Chencho Fernández, la dulzura poderosa de Lorena Álvarez, la sensibilidad de Julia de Arco y otra sesión salvaje de Música Prepost hasta que amaneció entre los pinos.
La última jornada bajó el ritmo, pero no la intensidad emocional. Una cata de aceite organizada por Casería de Huéllar sirvió de bienvenida a una mañana luminosa, que culminó con el esperado encuentro de La Duda Metódica, esta vez protagonizado por David Linde y Los Ultrapelmazos, en una conversación performativa tan delirante como lúcida.
El festival se despidió oficialmente con una pinchada en la piscina, a cargo de la Asociación 7 Pulgadas, que convirtió el remate en una fiesta soleada y sin etiquetas.
EL TEJIDO LOCAL
La tercera edición de Sierra de Sones volvió a contar con la complicidad esencial del tejido asociativo local: desde la Cooperativa de Cerezas de Torres hasta las asociaciones Dama de Torres, La Flor del Bolillo o los Hermanos del Señor 2026, sin olvidar el papel crucial del colectivo Embellecer para Crecer, responsable de una decoración cuidada, viva y hecha a mano. También fueron fundamentales los pasacalles de la ACM Pila Pellenda, que unieron escenarios y generaciones al ritmo de viento y percusión.
Sierra de Sones no se limita a programar música. Es una manera de habitar el verano desde la cercanía, el arte, el cuidado del entorno y el poder transformador de lo común. Y en su tercera edición, celebrada bajo cielos estrellados y entre aromas de cereza y tomillo, dejó claro que su pulso sigue firme: rural, contemporáneo y profundamente humano.
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