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Solidaridad jiennense que no conoce fronteras

Por Javier Cano - Abril 20, 2020
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Solidaridad jiennense que no conoce fronteras
Kina Jaraíces, a la izquierda, en una de sus visitas a India.

La profesora Kina Jaraíces, residente en Madrid, ofrece charlas a través de Instagram con las que recauda dinero para comprar alimentos a los confinados pobres de India

Vive en Madrid desde hace casi treinta años pero su acento, intacto, delata que Kina Jaraíces es de Jaén, Jaén. Sí, la historia de esta profesora de Historia y Arte en Secundaria está copada de viajes, su oído ha escuchado la tira de idiomas pero la niña de sus ojos (que recuerdan tanto a la Yashoda del MET neoyorquino) tiene nombre propio: India

"Es un país que o sales de allí pitando o te atrapa, a pesar de la pobreza que hay", dice, y a ella la atrapó desde el mismo momento en que la pisó por vez primera, en 2018: "Me encantó, soy muy sociable y rápidamente hice amigos hindús". Amigos pero de verdad, de esos que dicen las cosas como son, sin paños calientes: "Pregunté a un amigo de allí cómo lo estaban pasando con esto de la epidemia, y me dijo que la gente, allí, no le teme al coronavirus, que allí no hay ancianos, que nadie llega a los setenta años. Aquí, la gente piensa que va a morir de hambre, hay mucha pobreza", le aclaró. 

Sobrecogida ante esa realidad, amplió horizontes y pensó en la gente confinada de India que ni siquiera tiene balcones donde asomarse porque sus casas son bocetos de chabola en los que la miseria campa a sus anchas: "Allí, la pobreza es extrema, no hay Seguridad Social ni paro; de 1.300 millones de habitantes, unos 300 millones viven bajo el umbral de la pobreza que ni nos podemos imaginar en España. Con el coronavirus han dejado de trabajar, están sin cobrar nada y los sueldos, muy escasos, no les permiten ahorrar", asegura Jaraíces. 

 Una anciana recibe alimentos comprados con el dinero recaudado.
Una anciana recibe alimentos comprados con el dinero recaudado.

Desde su casa de la sierra de Madrid escucha los aplausos de las ocho, el Resistiré, lo que cada cual aporta al silencio de las calles vacías (como la playa donde Dalí colocó su Mesa al sol), parara que no den el miedo que da verlas, y no se lo pensó dos veces. Buscó un talento y se dio cuenta de que lo mejor que podía hacer era lo suyo: hablar de arte: "Suelo dar charlas y hago visitas a los museos, así que pensé regalarle a la gente que suele venir a mis cosas, con esto del confinamiento, una charla on-line, para que se conectara quien quisiera".

Y vaya si se conectaron: "En lugar de hacerla gratis, les pedí que, quien quiera, done a partir de un euro lo que quiera o pueda, para mandarlo a India. Pensaba yo que íbamos a recaudar cien, doscientos o trescientos euros, pero no los mil doscientos que hemos conseguido". Sí, su conferencia a través de Instagram fue todo un éxito y, gracias a su conocimiento y su solidaridad, alrededor de setenta familias tienen algo que llevarse a la boca en plena cuarentena: "Eso es mucho dinero para India, con eso das de comer a muchas familias, se multiplica casi por cuatro. Es muy bonito".

No está sola, no. El secreto de la filantropía del que habló Machado tiene una cosa en común con el Covid-19: se contagia. "Mi prima María Carrillo, que también es de Jaén, me ayuda en el soporte técnico, se encarga de montar los vídeos y de todo lo relacionado con las tecnologías", aclara. Eso aquí, en España; en el país de destino está Rajú, al que envía el dinero recaudado cada semana: "Él tiene allí una 'cadena de distribución'; compra la comida y la lleva a las familias pobres. Como no pueden usar ni siquiera bicicleta y son cosas que pesan mucho, le ayuda un vecino. Rajú, cada día, me manda fotos de la gente a la que ayudan, los tiques de la compra...". 

Kina Jaraíces, de Jaén, Jaén, está contenta con lo que hace desde Madrid en beneficio de India. Eso de hablar de lo que mejor domina y obtener a cambio no solo interés, sino medios para aliviar el hambre de muchos, tiene que influir a la hora de coger la cama y dormir a pierna suelta. "Con lo que aquí gastamos en snack, allí salvamos vidas, podemos dar de comer a una familia durante una semana". Menuda verdad, demoledora de tan sencilla.

Quien quiera probar la experiencia, lo tiene fácil: un mensaje a su correo electrónico, kinajaraices@gmail.com, y la alegría de ver sonreír a alguien porque en sus manos pesa un poco de alimento. Una labor de aplauso, de esos que cada día hacen temblar los balcones.

 Una mujer india muestra los alimentos recibidos gracias a la iniciativa de la jiennense.
Una mujer india muestra los alimentos recibidos gracias a la iniciativa de la jiennense.

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