¿CUÁNTO COBRAN LOS ALCALDES DE JAÉN?

De los 74.574 euros del regidor de la capital a los municipios con alcaldes que no perciben remuneración alguna por la gestión municipal. ¿Cuánto cobra un alcalde jiennense? ¿Está en la media andaluza? Esta es la radiografía del sueldo político en Jaén

En el corazón de Andalucía, donde el olivar se despliega como un inmenso mar inmóvil, la provincia de Jaén dibuja una geografía política tan irregular como su relieve natural. Los sueldos de sus alcaldes no son simples cantidades, son alturas. Cumbres que hablan de dedicaciones dispares, de municipios con peso administrativo y de pueblos donde la Alcaldía no es más que una prolongación del compromiso vecinal.

El Gobierno de España ha difundido, a través del portal ISPA, un listado que muestra esas tablas salariales de los alcaldes y alcaldesas del conjunto del país, también los de Jaén. Pero la imagen que ofrece es solo parcial. Muestra únicamente los municipios que han enviado sus cifras, 691 en toda Andalucía, entre los que aparecen 93 de los 97 ayuntamientos jiennenses. El mapa no está completo, pero sí permite recorrer la provincia como un viajero que transita un paisaje lleno de contrastes. Faltan Marmolejo, La Carolina, Hornos y Sabiote.

En ese retrato provincial, Jaén aparece como una de las provincias con sueldos medios más altos de Andalucía, solo por debajo de Cádiz y Málaga, mientras Almería, Huelva y Sevilla quedan rezagadas, en parte por el peso mayor de municipios pequeños donde la dedicación es limitada o nula. La provincia jiennense presenta una media salarial de 35.231,98 euros anuales, una cifra que revela la fuerza de sus grandes ciudades y la sólida presencia de alcaldes con dedicación exclusiva. Representan casi el 70%.

El resto se reparte entre dedicaciones parciales, que configuran un espacio intermedio, y un pequeño grupo de cargos sin dedicación fija que ejercen entre silencios administrativos y jornadas fragmentadas. Y entre todos ellos, solo uno aparece en el listado con un salario de 0 euros: el alcalde de Siles, Francisco Javier Bermúdez. No percibe retribución municipal desde que también ejerce como senador del Partido Popular. Antes sí cobraba por la Alcaldía; ahora, su nombre, acompañado de un cero redondo, parece un recordatorio silencioso de que la política local aún guarda rincones donde la entrega no va acompañada de nómina.

Ese mosaico no es fruto del azar. En Andalucía, el sueldo medio de los alcaldes que han remitido datos ronda los 30.000 anuales —incluyendo a quienes declaran cero— y la mayoría de los regidores percibe algún tipo de retribución, generalmente en torno a los 34.000 euros. La media en Jaén es de Jaén, con 35.231,98.

Pero la comunidad es una tierra de contrastes donde conviven capitales que levantan cifras de auténticos rascacielos retributivos con pequeños municipios que sostienen la alcaldía casi por compromiso comunitario. En la cúspide andaluza figuran Sevilla, Málaga o Marbella, con retribuciones que superan de largo los 90.000 euros, seguidas por Almería o Roquetas de Mar, en un escalón donde la dedicación exclusiva funciona como ascensor salarial.

Más abajo aparecen las grandes ciudades medianas —Fuengirola, Huelva, Jerez— e inmediatamente después surge Jaén capital, que con sus 74.574,70 euros se cuela entre las diez alcaldías mejor pagadas de la comunidad. La provincia, vista desde esta altitud, parece un territorio que combina suelos humildes y azoteas elevadas, como si cada municipio se inclinara hacia un punto distinto del horizonte administrativo.

LAS GRIETAS DE LINARES

En medio de este paisaje de cifras y alturas, Linares se ha convertido en el epicentro de un debate inesperado. La publicación de los datos del ISPA colocó a la alcaldesa, Auxi del Olmo, en una franja salarial superior a los 73.000 euros, un dato que la situaba casi en paralelo con los grandes centros urbanos de Andalucía. La cifra corrió como una chispa rápida entre conversaciones, pantallas y tertulias improvisadas.

Del Olmo no tardó en reaccionar. A través de su perfil de Facebook —esa nueva plaza pública donde los políticos dialogan directamente con los vecinos— explicó que el dato difundido por el Ministerio no coincidía con su salario real. “Ante la cifra incorrecta que ha circulado sobre mi salario, quiero aclarar que mi retribución bruta anual como alcaldesa de Linares es de 55.340,83 euros, tal y como consta oficialmente”, escribió, tratando de cerrar el paso a una interpretación que ya se había instalado en la conversación ciudadana.

El Ayuntamiento confirmó su declaración y recordó el mecanismo legal que regula los sueldos públicos: ningún alcalde puede modificar su retribución sin la aprobación explícita de un Pleno Municipal. “Cualquier variación en mi salario o en el de cualquier concejal solo puede aprobarse en un Pleno Municipal”, insistió la regidora, señalando el único punto de la brújula donde se puede encontrar la verdad contable.

No se ha explicado el origen del desfase de 18.000 y Linares permanece en un estado de espera que recuerda a esos momentos en los que el campo presiente la lluvia, aunque el cielo aún no haya decidido si abrirse o no. La polémica ha puesto sobre la mesa una pregunta elemental: ¿qué ocurre cuando un dato que pretende garantizar la transparencia ofrece, en cambio, una versión incompleta o equivocada de la realidad?

LOS ESPEJOS DEL ISPA

La Secretaría de Estado de Función Pública ha intentado dar respuesta —o al menos contexto— a las dudas generadas mediante una Nota Explicativa que arroja luz sobre el funcionamiento del ISPA. Las cifras que allí aparecen, explica el documento, corresponden siempre al total bruto percibido durante 2024, sin descuentos y sumando tanto retribuciones como asistencias a órganos municipales. No incluyen dietas, desplazamientos ni gastos compensables.

Pero quizá el punto más revelador es que el Ministerio no puede garantizar la veracidad total de cada cifra: es cada Ayuntamiento quien remite su información, y la plataforma actúa únicamente como depositaria, no como auditora. El ISPA, en ese sentido, no es un notario, sino un espejo. Refleja lo que recibe, incluso si el reflejo está incompleto, desajustado o pendiente de actualizarse.

Ese carácter provisional explica por qué el listado solo incluye a 93 alcaldes de Jaén, cuando la provincia tiene 97 municipios. Los sueldos de Hornos de Segura, La Carolina, Marmolejo y Sabiote no figuran en el documento, como si el mapa hubiera dejado cuatro huecos vacíos, cuatro ausencias silenciosas que recuerdan que la transparencia necesita del envío efectivo de los datos para que la imagen sea fiel. ¿Por qué estas cifras no constan? Puede ser un retraso administrativo, un fallo técnico o una omisión simple. Sea cual sea la causa, las ausencias se convierten en recordatorio de que la radiografía salarial andaluza sigue siendo una obra abierta, inacabada.

Más allá de este vacío documental, el conjunto del panorama muestra la diversidad de la política local en Jaén. En la mayor parte de los municipios medianos, el salario ronda los 40.000 euros, como una meseta que sostiene el pulso administrativo de la provincia. En otros, el sueldo se ensancha hasta convertirse en una torre, como en Jaén capital; en otros, se reduce a un susurro, como en Cambil, con 1.300 euros, o Aldeaquemada, con apenas 210 euros. Son alcaldes sin dedicación exclusiva.

Esta diversidad no solo refleja la economía de los municipios: revela una forma de entender el oficio político, una tensión constante entre profesionalización y vocación pública, entre dedicación exclusiva y conciliación con otros empleos, entre lo que se paga y lo que se hace.

Lo que permanece firme en todo este relato es que la transparencia, para ser útil, necesita precisión. Y que la confianza pública se sostiene no solo sobre cifras correctas, sino sobre el reconocimiento de sus límites, sus silencios y sus posibles errores.