La magna obra etnográfica sobre la hostelería provincial
El investigador jiennense Manuel Rodríguez ultima la publicación de un amplio estudio pionero en torno a las Tabernas, mesones, posadas y ventas de Jaén
"Ni un lugar sin taberna ni una...". Hasta aquí se puede leer, que es este uno de esos ejemplos del refranero español en los que sabiduría y relajo verbal se dan la mano. Pero lo que dice, dicho queda y a ver quién se atreve a discutirlo.
Manuel Rodríguez Arévalo (Jaén, 1963), prolífico investigador y escritor cuya obra persigue "recuperar el patrimonio etnológico de la provincia", puede dar fe de que, efectivamente, encontrar un municipio sin locales de hostelería, desde tiempos casi inmemoriales, es querer trazar una raya en el agua, pasar por delante de un perro verde o descubrir un trébol de cuatro hojas:
"Vi que estos establecimientos eran, antiguamente, centros de reunión como puede ser hoy, por ejemplo, una asociación de vecinos; allí es donde se cocía todo en cada uno de los pueblos. Entendí que era caldo para un estudio", aclara el autor de Tabernas, mesones, posadas y ventas de Jaén, la magna obra etnográfica que ultima Rodríguez y que verá la luz, aproximadamente, a finales del mes de febrero.
Según el autor jiennense, no se trata de "una guía de tabernas" al uso, no; un trabajo de campo que le ha llevado alrededor de siete años ha dado como fruto un pionero y originalísimo compendio de "historias, curiosidades y anécdotas":
"Existía una taberna en el casco antiguo de Jaén a la que llamaban 'de las feas'; allí iba un limpiabotas que cuando terminaba su trabajo se tomaba unos vasos de vino, o más de uno. Cuando volvía a su casa, olvidaba sus arreos en las tabernas por las que pasaba, y su mujer tenía que ir a buscarlos por la mañana. En una ocasión, buscando y buscando, llegó a la taberna 'de las feas' y preguntó a María, la mujer que la regentaba, por las herramientas de su marido. A María le cayó fatal eso 'de las feas' y la mandó a buscar los arreos a la 'de las guapas".
Es solo uno de los sabrosos relatos extraídos de la tradición oral que ha podido recuperar el investigador y que, en su estudio, conviven con naturalidad con la narración de lo que acontecía en el largo periodo en el que se detiene su nueva obra, que abarca desde el siglo XVI hasta el año 1970: "Lo que se comía, lo que se cantaba, a lo que se jubaba...". Todo eso y mucho más, servido en bandeja como una suculenta ración de memoria.
Ochocientas cincuenta páginas, unas cuatrocientas cincuenta fotos antiguas, más de ciento cincuenta entrevistas... "A veces me plantaba en la plaza de cualquier pueblo y preguntaba a la gente mayor por las tabernas y las ventas", recuerda Rodríguez Arévalo. Así, a pie de conversación y en los archivos (los terrenos de su querencia), ha construido un libro fundamental por mucho que lleve faltando todo el tiempo del mundo en las bibliotecas de aquí.
Una edición de la que es posible extraer también esclarecedoras conclusiones: "Me llama mucho la atención que en algunos aspectos hemos cambiado, pero a peor; ese ambiente de convivencia, de armonía, no existe ya tanto, o eso es lo que he detectado en los pueblos. Antes se dejaban las casas abiertas sin problema, si alguien necesitaba un bocado se le daba".
Manuel Rodríguez evoca, entre otras muchas, la figura de uno de los nombres míticos de la hostelería local: "Aquí en Jaén, por ejemplo, me acuerdo de Casa Brígido, un hombre de Los villares que montó su taberna, daba de comer a todo el que iba y no le pagaba casi nadie, pero él se quedaba con su concciencia tranquila".
Todavía 'en cocina', la publicación se puede reservar, a precio especial, antes del 31 de enero a través de un mensaje al correo electrónico mrodriguezarevalo@gmail.com: "Pretendo que el precio final, al ser tantas páginas, resulte lo más equilibrado posible, para que lo pueda comprar la gente. Quiero que llegue a sus casas". La Fundación Caja Rural y algún ayuntamiento ya se han echado para adelante.
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