Ramón Tejada, escoltado por la Policía Nacional

Varios encapuchados esperaron al técnico del Real Jaén a la conclusión del partido frente a El Ejido para exigirle su dimisión

El Real Jaén vive en un continuo estado de nervios. La derrota frente a El Ejido por cero goles a uno fue la gota que colmó la paciencia a un grupo de aficionados que, a la conclusión del partido, permanecieron en las puertas del Estadio de la Victoria con la intención de hablar con el entrenador, Ramón Tejada, para exigirle su dimisión, según confirman fuentes del club.

Los seguidores, que iban encapuchados, solicitaron a empleados del Real Jaén acceder a las instalaciones para poder trasladar al técnico antequerano su malestar por la marcha del equipo. Petición que, obviamente, fue denegada. Sin embargo, los aficionados, muchos de ellos menores y pertenecientes a uno de los colectivos de animación del equipo, no cejaron en su empeño y aguardaron frente al campo la salida de Ramón Tejada.

Para evitar males mayores, el utillero del primer equipo, Francisco Martínez, trató de mediar con ellos para que reconsideraran su postura y se marchasen a casa, mientras que Ramón Tejada, alertado por los propios empleados del club, abandonó los vestuarios para dirigirse hacia su despacho, ubicado en la primera planta del estadio, donde se refugió hasta que los ánimos se calmasen. Ante la negativa de los jóvenes a desistir en sus pretensiones, el club decidió llamar a la Policía Nacional, que acudió a La Victoria en dos coches patrulla. Los agentes identificaron a los hinchas y, acto seguido, les recomendaron que se fueran a sus respectivos domicilios. Unos minutos más tarde, cuando todo estaba bajo control, la Policía escoltó la salida de Ramón Tejada del campo para garantizar su seguridad. El preparador blanco declinó la posibilidad de presentar denuncia.

Esto es solo una muestra más de la presión que vive el Real Jaén. Los malos resultados y la crisis económica, institucional y social en la que se encuentra la inmersa la entidad genera un estado de tensión que no se recuerda en años.