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The 1975 se cuela en el Olimpo de la música británica

Por María Poyatos - Marzo 06, 2017
The 1975 se cuela en el Olimpo de la música británica
The 1975, premio a Mejor Grupo Británico.

Escrita sobre el cielo nocturno, como el rostro del joven Hércules en el clásico Disney, la lista de los dioses que habitan en el Olimpo de la Brit Music se hizo un poquito más extensa hace apenas unos días, cuando unos chicos que no llegan a los 30 consiguieron acallar el levantamiento de los cuatro titanes que amenazaban con evitar su ascenso al podio de los ya inmortales David Bowie o Michael Jackson. Las papeletas de los Brit Awards —los premios más importantes de la industria musical en Reino Unido—, divididas al 20%, ofrecieron en 2016 un espectáculo digno de oírse loud and clear. Cinco grupos de la isla atlántica, tres de ellos ya consagrados y dos promesas con mucho que aportar, han batallado con honor en escenarios de todo el mundo hasta que, como ya dijo Christopher Lambert en Highlander, solo pudiera quedar uno.

Con un fuerte peso ya entre el público más joven de su país, The 1975 sigue siendo un gran desconocido dentro de fronteras españolas. Y es que, pese a que su actividad en el mundillo supera ya la década, a los gestados en Manchester aún les queda mucho por recorrer. Con solo dos trabajos en su currículum vitae, estos veinteañeros han conseguido lo que pocos en Gran Bretaña: Son los ganadores del British Group Award del 2017, o lo que es lo mismo, desde hace una semana se codean con míticos referentes como Queen, Oasis o Blur. Y eso que la cosa pintaba fea. Completaban la lista de candidatos Radiohead, Bastille, Little Mix y Biffy Clyro. Huesos duros de roer dentro y fuera de los dominios que regenta la Reina Madre, ante los que los jóvenes liderados por Matthew Healy no solo no se amedrentaron, sino que supieron imponerse con la elegancia que caracteriza a los guiris de las Midlands.

Con un histrionismo a caballo entre Robert Smith y Brandon Flowers, Healy y los suyos salieron a recoger su estatuilla con la ilusión de un chiquillo que se da cuenta de que al fin llega a tocar el cielo después de catorce años tratando de saltar cada vez más alto. En eso se apoyó el discurso del cantante de The 1975, que señaló a un retorno al sonido más puro y naif de la banda como el causante de tal honor. Eso sí, el joven londinense aprovechó su minuto de gloria para romper una lanza a favor de la evolución musical de cualquier banda: "En este momento, se dice a mucha gente en la música pop y al público en general 'quédate en tu línea', pero si tienes una plataforma como esta no lo hagas, por favor no lo hagas", alegó.

¿El culpable de esta hazaña? Pues sí, debe haber sido cosa su último álbum, un rompecabezas de diecisiete piezas coronado por un título tan largo como un día sin pan que, sin embargo, deja con ganas de más y reafirma lo que los de Manchester ya avisaban con su primer disco: "Hey there, somos The 1975 y hemos venido para quedarnos". Lo cierto es que el debut homónimo de este grupo, que también se aventura a jugar a la androginia al estilo Placebo, trajo consigo un tsunami de esperanza en las esferas británicas que se mueven entre lo comercial y los circuitos más underground. Vale, me extralimitaría si cometo la osadía de equiparar "The 1975" con operas primas de la talla de "Hot Fuss" de The Killers, "xx" de The XX o "Whatever People Say I Am, That's What I'm Not" firmado por Arctic Monkeys. Pero si algo tienen en común estos cuatro álbumes indispensables para un proper indie es su gusto por nuevos sonidos, la experimentación y libertad que otorga un lienzo completamente vacío, y un resultado tan sobresaliente que lo que venga después siempre parecerá insuficiente. Los ganadores del Brit Award arrancaron con tal fuerza la máquina que solo era cuestión de tiempo que la industria nacional reconociera una valía que aún está por crecer. Y para muestra, un botón.

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