"Necesitas ayuda psicológica cuando diagnostican a tu hija recién nacida con una enfermedad rara"

Adriano Garrido agrace que Adriana lleve nueve años en una clínica especial gracias al apoyo de la gente y pide más investigación para el síndrome de Hopkins
Adriano Garrido cuenta que todavía llora, diecisiete años después del nacimiento de Adriana Garrido Moral, torrecampeña diagnostica con el síndrome de Hopkins, enfermedad que propicia que la persona sea totalmente dependiente. "Ahora ya lo aceptas y lo entiendes. Cuando nació y nos dijeron precisaba atención temprana sí que necesitábamos ayuda psicológica como padres, porque al principio te lo dice un neurocirujano y no lo captas", rememora en declaraciones a este periódico. La joven lleva nueve años en la clínica Neocortex de Majadahonda (Madrid). Los tratamientos son caros y la familia sigue adelante gracias al apoyo de vecinos de la provincia.
La última muestra solidaria fue con motivo del Maratón en Pista Solidario 'Ciudad de Jaén', que recaudó 850 euros. Los fondos están gestionados por la asociación Todos con Adriana y el Síndrome de Hopkins, impulsada por Antonio Carpio, un amigo de la familia. Él inició un movimiento que continúa y está siendo diferencial para la atención de la niña, quien cumplirá la mayoría de edad en enero del año que viene.
"Yo tengo una frutería, no podría costear el tratamiento sin ayuda. Estamos muy agradecidos a las personas que realizan este tipo de eventos", señala Antonio Garrido. Está ilusionado con la posibilidad que pueda brindar el Hospital Sant Joan de Deu (Barcelona) a Adriana si el ensayo clínico en marcha concluye con hallazgos. "Aún no sabemos nada seguro, pero ojalá los investigadores den con algo para mejorar la calidad de vida", dice.
El Síndrome de Hopkins provoca que Adriana no pueda hablar; sólo emite gritos que la familia descodifica a partir de las emociones de la joven, que tampoco puede comer sola y lleva pañal. Los suplementos alimenticios que toma han controlado los ataques epilépticos. Ahora, en pleno verano, Adriana disfruta en Jamilena con los abuelos, imprescindibles para la cobertura que exige situación.
UN HIJO CON ALTAS CAPACIDADES, EL OTRO EXTREMO
José Manuel Garrido, de 14 años, es el hermano de Adriana, y tiene altas capacidades. "Nos ha tocado vivir los dos extremos como padres. Él tiene una beca y recibe preparación especial aquí, en Torredelcampo", precisa Garrido, quien siempre cuenta con la ayuda de su esposa, Ana Belén Moral.
La relación entre los hermanos es fantástico, y el pequeño siempre tuvo sensibilidad para cuidar a Adriana. En la familia aún guardan vídeos que muestran al niño abrazando a su hermana en la comunión. "Él es el motor de ella. Como padre, no te puedes preparar para nada. Viene lo que viene y lo aceptas", sentencia.
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