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"Si de mí dependiera, el tranvía funcionaría en tres meses"

Por Javier Esturillo - Enero 13, 2017

A Felipe López García (Alcalá la Real, 1954) no le gustan las etiquetas. Comenzó en la política en plena Transición. Con solo 25 años, ya era concejal. Y, a los 33, alcalde de su ciudad. Lo ha sido prácticamente todo en la vida pública: Diputado, senador, presidente de la Diputación de Jaén, delegado del Gobierno andaluz y, en la actualidad, es el consejero de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía. De conversación fluida y mirada hiptonizante, no se deja manejar con facilidad. Sin el corsé del cargo, Felipe López es un tipo intenso, jovial, leal a sus causas e, incluso, divertido. Licenciado en Psicología por la Universidad de Granada, es funcionario y profesor de Enseñanza Secundaria en la especialidad de Pedagogía-Psicología. Quizás esta formación le ha ayudado a manejarse con diplomacia en un mundo tan escarpado, controvertido e incorrecto, a veces, como el de la política. En esta entrevista, celebrada en el Café Jaén de la capital, se repasan los distintos vértices del personaje y de la persona.

—¿Está usted cómodo?

—Como en mi casa (risas), en un entorno que desconocía, pero que me agrada.

—¿Cómo le tratan en Sevilla?

—Bien, bien, por una razón muy sencilla, es una tarea que uno elige voluntariamente y, cuando uno tiene la convicción de que puede ser útil y formas parte de un equipo, te sientes comprometido. Además, con la energía suficiente para lidiar con los avatares de la vida cotidiana. Como en cualquier faceta, todo tiene que partir de las convicciones que uno tiene. Eso sí, con muchos viajes, mucha tarea y con menos recursos de los que me gustaría, pero ilusionado para que esta etapa sea próspera para Andalucía.

—Nada más conocer el encargo de la presidenta de la Junta, ¿a quién se lo comunicó primero?

—A mi mujer. Mis hijos son ya mayores, están emancipados y tienen su vida organizada, por lo que se lo dije a ella primero.

—¿Hubo dudas?

—No, porque siempre ha habido un espacio de mucho respeto a la hora de tomar decisiones de este tipo.

—Lo ha sido todo en la política, solo le falta ser presidente.

—Lo fui de mi comunidad de vecinos hace muchos años (risas). Estoy en la antesala de la jubilación y mientras que esté en política me dedicaré a ello, pero tenemos una grandísima presidenta.

—¿Cuál es el cargo en el que más ha disfrutado?

—Es difícil decirlo, porque no son iguales, ni por el tiempo, ni por las funciones. Es cierto que como presidente de la Diputación estuve quince años y me dejó un poso, pero el de alcalde, por motivos de cercanía, es el que más me ha gustado. Primero porque es tu pueblo y, después, porque tiene la proximidad de lo inmediato. Te permite empatizar más con los vecinos. Detrás de un problema siempre hay una cara, una persona. Te engancha más emocionalmente. Quizá sea la tarea más compleja de la política.

 Felipe López responde a una pregunta en el Café Jaén. Fotografías: Rafael Casas.
Felipe López responde a una pregunta en el Café Jaén. Fotografías: Rafael Casas.

—Alguien me dijo una vez que usted era el Javier Solana jiennense, por sus dotes para la diplomacia y para no pisar charcos. ¿Se identifica?

—(Risas) Es una referencia de la política nacional e internacional. Ya me gustaría a mí tener los valores políticos que Javier Solana encarna. No paso de ser un mero concejal, aunque ahora sea consejero de la Junta.

El cargo en el que más disfruté fue como alcalde porque tiene la proximidad de lo inmediato

—Su partido ha vivido todo tipo de vicisitudes. En la actualidad, quizá el momento más duro de su reciente historia. Sin embargo, usted es de lo más cauto a la hora de hablar de ello.

—Tengo la convicción de que la política es un instrumento que debe intentar conciliar intereses en conflicto para acabar sacando una línea de acción. Y eso vale como reflexión hacia las cosas que deben hacer los partidos de manera interna. Tienen que hacer un esfuerzo para intentar buscar puntos de encuentro que no tienen por qué ser coincidentes. En ocasiones, pueden ser muy diferentes y discrepantes. Lo coherente es encontrar una opción que, a lo mejor, no es precisamente la óptima para cada uno, pero sí la aceptable para todos. Ese es el espacio en el que se debe definir la política y eso vale para los partidos. Afortunadamente, la democracia nos permite resolver los conflictos por la vía de la palabra, pero hay que hacer ese esfuerzo por encontrar puntos en común. Y no es fácil, por supuesto.

—Desde esa perspectiva, ¿cómo vive la crisis interna del PSOE?

—La situación del partido en esta última etapa ha sido muy penosa. Tanto los que llevan muchos años de militancia como los recientes y los ciudadanos que simpatizan con el PSOE, han presenciado un espectáculo poco edificante. Esto merece un ejercicio de autocrítica, sobre todo de lo ocurrido. Ahora estamos en el proceso de construcción de un proyecto que tiene que ser capaz de orientar no solo al PSOE como partido, sino también de manera global. En este sentido, se necesita un pilar muy sólido en torno a la socialdemocracia. España necesita un Partido Socialista fuerte, porque la alternativa a la derecha en el Gobierno no puede ser una solución que la historia ha demostrado, a pesar de su halo romántico, que es inservible. Quien ha intentado alcanzar la justicia sacrificando la libertad ha conducido a las sociedades a la ruina económica, moral y medioambiental, como se comprobó en 1917 (Revolución rusa); después en Cuba o en la Venezuela actual. La alternativa a la derecha no puede ser una solución, más allá de las tensiones sociales, que se sitúe en pensamientos radicales. Por ahí no está el camino desde mi punto de vista. Como contraste a esto, la historia ha demostrado que el espacio durante el que más tiempo han vivido millones de personas mayores cotas de bienestar ha sido con procesos democráticos en Europa. Por lo tanto, vayamos por el camino adecuado y creo que este pasa por gobernar la globalización con los valores de la socialdemocracia. A pesar de las dificultades que tiene el PSOE en estos momentos, estoy convencido de que esos valores nos abrirán caminos para conseguir de nuevo conectar con la mayoría de los ciudadanos de este país. Estoy convencido y pienso, además, que no solo por interés del PSOE, sino del propio país.

 Felipe López. en un momento de la entrevista.
Felipe López. en un momento de la entrevista.

—Leí, no hace mucho, un artículo muy interesante sobre el poco efecto que han tenido los distintos planes de desarrollo aprobados para Jaén, ya que la provincia sigue a la cola de prácticamente todos los indicadores socioeconómicos. ¿Cuál es su visión al respecto?

—No creo que no hayan dado sus frutos. La sociedad avanza. Los problemas que tiene Jaén hoy en día, siendo objetivos, son similares a los que tiene España y Andalucía. Desde el punto de vista cualitativo, tenemos la misma problemática que otras regiones del país, como el desempleo. Jaén no es una sociedad que esté atrasada en relación con otras zonas del país. Eso ya no ocurre, si bien es cierto que nos quedan muchas cosas por hacer. Es verdad que hace falta fortalecer el tejido industrial, que estabiliza, en término de empleo, a las sociedades. El turismo o la agricultura, que son más estacionales, requieren de otros pilares. Hay zonas en la provincia que han ido en declive en materia de industria y que hay que retomar y fortalecer, pero en otras ha pasado todo lo contrario. Por no hablar de mi pueblo, tenemos Martos, un municipio olivarero, con un desarrollo industrial muy importante. Y es totalmente compatible el progreso industrial con la modernización del olivar. De esa experiencia, que no es fácil ni milagrosa, pero sí posible, debe salir la energía para seguir peleando. En la historia si no se lucha, no se avanza. Hay, por lo tanto, que pelear junto con las administraciones por infraestructuras que sean un soporte para la actividad económica y la competitividad, pero desde la convicción de que solo con las instituciones salimos hacia delante. El conjunto de los ciudadanos tiene que meter el hombro. La sociedad jiennense ha recorrido un largo camino que le ha permitido avanzar. Hace quince años, de los primeros cincuenta mejores aceites del mundo, ninguno era de Jaén. Hoy en día, hay veinte en esa lista. Eso es avanzar, sin duda. Queda por hacer, qué duda cabe. No comparto ese pesimismo histórico. En la tarea de acción cooperativa y compartida es donde surgen los mejores resultados. Prueba de ello es el veinte aniversario de la creación de una marca como "Jaén Paraíso Interior". Esta provincia es un conjunto de municipios de distintos tamaños cargados de cultura, historia y excepcionalidades. Y todo esto ha empezado a tener rentabilidad, como en los casos de Úbeda o Baeza, relegadas hasta hace unos años a un grupo de intelectuales. En la actualidad son una referencia, al igual que el mundo de los íberos o los castillos. También se ha producido un avance en el sector olivarero en relación al pasado. Está claro que es necesario generar otros empleos en otros sectores, al margen del olivar. Insisto, no comparto esa visión pesimista. No resuelve los problemas por sí mismos. Hay que colocarse en una situación más positiva para afrontar los retos del futuro.

 Felipe López, en la calle Bernabé Soriano, con la Catedral de Jaén al fondo.
Felipe López, en la calle Bernabé Soriano, con la Catedral de Jaén al fondo.

—Pero hay infraestructuras, como el parque acuático de Jaén, el aparcamiento disuasorio de La Alameda o el puerto seco de Linares, por hablar de algunas, en las que se gastaron mucho dinero para prácticamente quedar en el limbo. Por no hablar de las comunicaciones por ferrocarril. ¿Qué opinión le merece?

—Para empezar, el puerto seco de Linares no está aparcado. Los terrenos están expropiados y el proyecto irá al Consejo de Gobierno para ser declarado de Interés General de la Comunidad, con el fin de continuar con la tramitación en términos de declaración de impacto ambiental. Esto significa seguir adelante cumpliendo la legalidad. Una apreciación sobre el tema ferroviario, porque son asuntos conectados; eso tiene que ver con la posibilidad de aprovechamiento de la logística. Cuando hablamos de este subsector lo hacemos de intermodalidad en el transporte (conexiones marítima, ferrocarril, carretera y aeropuerto). Y en este punto hay que hablar de Europa. El flujo mundial de mercancías que atraviesa el Estrecho de Gibraltar en todo el litoral mediterráneo nos ha colocado en la centralidad. Tenemos que aprovecharlo para la costa andaluza, de modo que Algeciras, como kilómetro cero del corredor ferroviario atlántico que pasa por Linares, no sea solo una referencia para el tránsito y transbordo, sino de importación y exportación. Nos tiene que colocar en contacto con quinientos millones de consumidores y productores europeos. El problema es que no se puede transitar por esa red ferroviaria porque la conexión de Algeciras con Bobadilla, que es lo más conocido en términos de desastre, no está resuelta. Lo que estamos diciendo es que el Gobierno de España (y no porque sea expresamente esta Administración) no puede hacer caso omiso a una red transeuropea que la propia Europa marca como prioritaria y que es de justicia para esta tierra. Alguien me puede decir que el Gobierno tiene menos recursos, y la Junta, pero hay que tratar esta cuestión con equidad. Por ejemplo, el ramal litoral mereció 6.000 millones de euros, mientras que el central, que afecta a Linares-Baeza, una exigua inversión de 50 millones de euros. Nosotros vamos a seguir trabajando en la adecuación de los suelos, pero los operadores deben ver expectativas de negocio y para ello tiene que estar resuelta la red ferroviaria mediante un nudo de altas prestaciones, tanto para mercancías como pasajeros. ¿Qué vamos a hacer? Exigir que el Gobierno se tome en serio el desarrollo de esa red. Esta es la tarea, pongamos un calendario para concretar estos objetivos.

No comparto la visión pesimista sobre Jaén porque no ayuda a solucionar los problemas de nuestra tierra

—Insisto en la pregunta sobre esas infraestructuras sin acabar ni puestas en marcha.

—No quiero eludir la pregunta, pero no conozco algunas con detalle. Lo único que le puedo decir es que las inversiones que se hacen, y están a medio concluir, tienen que acabarse para que tengan la rentabilidad social por las que se proyectaron. Eso es lo que estamos haciendo en mi consejería: acabar las infraestructuras que estaban en ejecución y fueron detenidas por la situación económica. Respecto a las dos de la capital, hay que finalizarlas, salvo que haya una razón muy poderosa que explique por qué no se han acabado o que las razones que alentaron el proyecto ya no existan. En este caso, no lo sé.

—Y de todas ellas, hay una que preocupa especialmente a los jiennenses, el tranvía, en vía muerta desde hace demasiado tiempo, pese a su elevadísimo coste.

—Si dependiera de mi voluntad, el tranvía estaría en funcionamiento en tres meses. Permítame que recuerde que el tranvía surge por el acuerdo de dos administraciones, la Junta y el Ayuntamiento de Jaén. Y digo de dos instituciones, no de dos personas que están en ellas. Eso representa el compromiso de que la Junta construye y el Ayuntamiento explota y pone en funcionamiento el tranvía. La Junta cumple, pero el Ayuntamiento no lo ha hecho. La consejería ha hecho un esfuerzo añadido: asumir un 40% del déficit de explotación que genera el tranvía, que según nuestras cuentas puede ser de 1.100.000 euros. Esto es menos carga para la Administración local. Además, no supondría más gasto añadido al que soporta con el transporte público. Con un eje muy potente, que es el que cubre el tranvía, estaría servido por un medio más sostenible la rapidez en el transporte, la seguridad o la calidad medioambiental... Por lo tanto, si cambiamos un medio (autobuses urbanos) por otro más benigno y con más ventajas (tranvía), eliminamos un déficit. Si sumamos esas dos cosas, el 40% y trasladamos parte del déficit que ahora soporta el Ayuntamiento, el diferencial es muy corto y este debe estar ponderado en función de criterios sociales y políticos. Y yo le pregunto al alcalde: ¿Le importa que Jaén sea una de las ciudades con más contaminación por combustión de motores? Eso qué peso tiene en la toma de decisiones. Tiene que ver, a mi juicio, con la salud de los ciudadanos. No es lo mismo desplazarse en plataformas reservadas que en un coche, con el que se tarda más y hay que buscar aparcamiento. Estamos hablando, por lo tanto, de un transporte más rápido, más limpio y más saludable desde el punto de vista individual y medioambiental.

 El consejero de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía.
El consejero de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía.

—¿Ve a Javier Márquez subido al tranvía, a diferencia de su antecesor?

—Pues no lo sé. Yo deseo que se suba. La tarea es perfectamente abordable. Todo depende de la prioridad política que uno plantea. No voy a tener la osadía de entrar en el Ayuntamiento y decirle de qué cosas podría prescindir porque son menos relevantes que un medio de transporte saludable, que tiene que ver con el interés del conjunto de los ciudadanos, sean o no usuarios del tranvía, ya que el aire que respiramos, lo respiramos todos. Dicho esto, hay tareas de las que se podría prescindir seguro sin un ejercicio drástico de reducción de gasto. Respeto la opinión de Fernández de Moya. Había un ministro del Gobierno de Felipe González que nunca iba en avión a Bruselas y eso no impide que haya aeropuertos en España. Vaya usted en coche a Bruselas o caminando, pero no obligue a los demás a lo que usted no quiere hacer. Aquí hay razones de peso, de interés público, como para que el tranvía siga funcionando. Por eso, voy a seguir insistiendo por la vía de ofrecer argumentos y apoyo, pero la última decisión corresponde al Ayuntamiento.

La tarea de poner el tranvía en marcha es absolutamente abordable, todo depende de las prioridades políticas

—¿Y qué le hace sonreír a Felipe López?

—Estar vivo, que no es poca cosa, y apreciar que cada día sale el sol y amanece. Sentir que tienes semejantes con los que compartir ilusiones, proyectos... Pienso que son suficientes razones para sonreír cada día.

—En el coche oficial del consejero, ¿qué música se escucha?

—Nunca he escuchado música en un coche oficial. Es más, siempre que he podido he viajado en mi coche. Tanto es así que en quince años de presidente de la Diputación, iba y venía de Alcalá en mi coche.

—¿Eso lo hacía para dar ejemplo?

—No. Siempre he tenido la sensación de que había que bajarse de la cierta parafernalia que representa la vida pública. Quería hacer la vida como cualquier otro ciudadano. Eso seguramente me ha generado algún dolor de espalda más, pero lo compensaba con la higiene mental. Porque yo, que llevo muchos años en esto, quiero tener la sensación del sentido de la provisionalidad, que no dependo del coche oficial.

—En su perfil de Facebook se le ve en muchas fotos paseando por el campo. ¿Tanto le divierte?

—Me gusta mucho porque me sirve para desconectar. Mi padre ha vivido toda su vida ligado al campo y hemos compartido los mejores momentos juntos en ese escenario. Me gusta y sigo yendo. Tengo, además, una pequeña propiedad en la que siembro y este año he hecho mi propio aceite. Cogí doscientos kilos de aceituna y los llevé a una pequeña almazara que ha puesto un amigo en una aldea de Alcalá. Son pequeñas cosas que a mí me llenan. La conexión con lo básico, con la tierra, es gratificante. Disfruto con ello y con el deporte.

 Felipe López delante del Palacio de la Diputación, la que fue su casa durante quince años.
Felipe López delante del Palacio de la Diputación, la que fue su casa durante quince años.

—Las escuestas dejan en muy mal lugar a la clase política. Dicen que la gente ha perdido la confianza en ustedes.

—La gente lleva razón cuando tiene una determinada percepción. Sin embargo, se tiende a generalizar y yo soy de los convencidos de que la inmensa mayoría de los que se dedican a la tarea pública son personas honestas, normales, que han decidido hacer de esto una ocupación, no una profesión. En mi caso, llevo mucho tiempo en esto y pareciera que es mi profesión, pero soy funcionario desde 1976. Y la paradoja es que, aunque tengas una profesión, si te dedicas a la política acabas cuestionado. Es una mala impresión colectiva porque los incentivos que tiene la gente joven para incorporarse a este mundo son muy pocos. Más allá de no ser capaz de cortar y ejemplarizar cuando ha habido comportamientos ilícitos, delictivos o faltos de ética.

—No olvide que en su partido hay casos.

—No solo en el mío, sino en todos, pero también se han cometido injusticias.

—¿Se refiere a Chaves y a Griñán?

—Por supuesto. Hay una cosa que es contundente, no se pierde el honor cuando uno se equivoca, si es que se han equivocado.

Pondría la mano en el fuego por Chaves y Griñán, aunque es posible que se equivocaran

—¿Pondría la mano en el fuego por ellos?

—Sin duda. Se pierde el honor en la vida pública cuando se roba, pero no cuando uno se equivoca. Y es posible que se equivocaran, pero ni Chaves, ni Griñán tienen una cuenta en Suiza, ni han hecho desmán alguno de manejo de recursos públicos. Otra cosa es lo que se haya querido hacer para intentar meter a todo el mundo en el mismo saco porque bajo la rúbrica de imputado o investigado todos son iguales, Rato que Griñán; no por favor. Griñán es un hombre honorable que ha estado dedicado, durante muchísimos años, a la tarea pública, como Manuel Chaves. Que esto vaya ya acuñado como corrupción no, en todo caso hablamos de una posible equivocación en la toma de decisiones. Aquí no ha habido un enriquecimiento por parte de ellos, ni malversado un solo euro de las arcas públicas. No se puede comparar a alguien que se ha podido equivocar con el que ha metido la mano en la caja de manera desvergonzada. Creo que se ha tratado, de manera intencionada, tapar otros casos, como el de Bárcenas o la trama Gürtel, con este para decir que todos somos iguales, y para nada. Una cosa es que hayan existido errores administrativos o de decisiones que no han sido acertadas y otra ser un deshonesto.

—Muchos apuestan por Susana Díaz como nueva secretaria general del PSOE. ¿La solución de los problemas de su partido es que la presidenta de la Junta de Andalucía se vaya a Madrid?

—No me atrevo a hacer ningún pronóstico. Sé cuál es la realidad y cuál es el presente: Susana Díaz es la presidenta de la Junta. Es una persona que está haciendo un magnífico trabajo político e institucional. Tiene por delante una tarea a la que ha dicho que seguirá dedicándose, por lo que no tengo razón alguna para aventurar que puede pasar otra cosa. No sé lo que puede pasar en un futuro que está por escribir. Ya veremos las decisiones que toman los múltiples actores que participan en el proceso. Hay por delante un calendario. Nadie ha dicho, por el momento, públicamente su intención de liderar el partido.

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