La provincia roza el medio centenar de inmuebles en 'rojo' al incluir uno nuevo
La casería Villa Gutiérrez de Úbeda acaba de ser incluida en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra por su riesgo de colapso
La riqueza histórica y patrimonial de Jaén es incalculable. Cuenta, por ejempo, con 237 castillos, por lo que encabeza esta lista de provincias con más fortalezas. La lista de tesoros escondidos es interminable, pero de nada sirve si no se preservan. Y para muestra un botón: la casería Villa Gutiérrez de Úbeda acaba de ser incluida en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra por su riesgo de colapso.
Con esta nueva inclusión, el mar de olivos roza el medio centenar de inmuebles englobados en esta clasificación. Es, con diferencia, la provincia andaluza peor parada, con 46 espacios en riesgo extremo. Tiene más propiedades incluidas en la lista que toda Cataluña, por ejemplo, con 28. Incluso más que Madrid, que cuenta con 30.
Con respecto al espacio ubetense, la asociación alerta de que tras 50 años de abandono y saqueo, el tejado de la casería Villa Gutiérrez de Úbeda tiene varios agujeros, pero el interior es aún recuperable. En su día, presentaba una escalera exenta, en galería de madera en el patio que ha desaparecido.
Actualmente, el torreón está perdiendo las almenas, así como faltan los marcos decorados de las ventanas y el escudo de la hornacina. Tras la inminente pérdida del tejado, es previsible el colapso del edificio. Por todos estos motivos, acaba de ser incluida en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra, que recoge más de mil monumentos españoles que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
La casería Villa Gutiérrez fue uno de los primeros olivares de la comarca de Úbeda, levantándose este cortijo junto a la almazara en la misma finca, también denominada como “Ana Prieta”. Posteriormente la villa fue ampliada, como reza la azulejería de la fachada, en 1884. El ferrocarril tenía parada frente a la casa, para la exportación de su aceite.
Sobre los años 70, la finca fue abandonada por sus propietarios, que emigraron a Cataluña y vendida por partes. Actualmente, solo se utiliza como casa de aperos.
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