Un jardín que brota en primavera

La Alameda brilla con la primavera y se convierte en el orgullo de los vecinos

Hubo un tiempo en que La Alameda era la envidia de los barrios de Jaén. Con más de cinco siglos de historia, es un espacio muy querido por los jiennenses pero, en ocasiones, también muy maltratado. Hoy, pasear por sus jardines es adentrarse en uno de los pulmones verdes de la ciudad. Un pulmón que brilla con la primavera y con tantas flores abiertas que llaman la atención de todo el que pasa por su lado. Frondosos árboles y coloridas flores amarillas, blancas, rojas, todas son un espectáculo para la vista. Imposible no mirarlas.

—Ahora da gusto pasear y sentarse aquí por las mañanas.

Ildefonso Pérez está acostumbrado a 'estirar las piernas', como él mismo bromea, por un parque que se remonta a 1577. No es del barrio, pero le gusta acercarse. No en vano, los jardines forman parte del circuito de gimnasia de mucha gente, que mide el espacio recorrido por las vueltas que le da.

En pleno Renacimiento andaluz, cuando el templo de Andrés de Vandelvira, la Catedral de Jaén, todavía estaba en construcción, La Alameda cobraba forma. Hoy se sienten orgullosos de él, pero hubo un tiempo en que no. Ocupada por mayores y niños, corredores durante toda la jornada y por jóvenes y parejas por la noche, hubo días en que la dejadez y el vandalismo se apoderaron de la zona. Y no hay que retroceder mucho en el tiempo para acordarse. Apenas seis meses después de su remodelación, a mediados del año pasado, las pintadas volvían a estar ahí y los desperfectos se sucedían. Hasta el busto de Adolfo Suárez, que le da nombre, sufrió las consecuencias. Se produjeron destrozos en la peana donde se sostiene y el propio busto también apareció con pintadas.

—Los jardines lucen muy bonitos. Es un parque muy utilizado tanto por gente joven como por mayor y con el paso de los meses se ha visto que está muy bien cuidado.

Así lo siente Dolores Arrebola, presidenta de la Asociación de Vecinos Puerta del Ángel. Siempre hay algún desperfecto, alguna baldosa suelta pero, por lo general, no tienen queja.

—Algunos ciudadanos no respetan el espacio de todos y siempre hay algunas trastadas.

Pero es gracias a la colaboración de todos que La Alameda está cuidada. De hecho, ni pintadas se ven. Los dibujos y 'dedicatorias' en las paredes que en otras tantas zonas de Jaén afean no existen en el parque.

—Los vecinos están muy pendientes del parque, de que esté bonito. Ahora mismo no hay ninguna, pero en cuanto vemos alguna llamamos inmediatamente al Ayuntamiento.

CONTRASTE

A pesar del esplendor que luce siempre hay un pero, que es el que más detecta la gente. Son las vistas del mirador que topan de lleno con un aparcamiento que espera el sueño de los justos. Un paisaje que estropea lo que debería ser unas vistas impagables de la sierra, la Catedral y el Castillo de Santa Catalina. Este espacio se ha convertido en un "pequeño vertedero" de la ciudad. Los vecinos alertaron hacen poco de la presencia de personas en una "nave abandonada” situada en los terrenos donde se encuentra el 'futuro' aparcamiento.