Un llamamiento a las vacaciones en paz

 La Asociación de Apoyo al Pueblo Saharaui de Jaén hace un llamamiento para que familias en Jaén se acojan a acoger a niños refugiados saharauis

126 niños saharauis refugiados provenientes de los campamentos de Tinduf (Argelia) llegaron, el año pasado, a la provincia de Jaén a través del programa Vacaciones en Paz para pasar dos meses lejos de las extremas temperaturas. Vivieron un verano en el que disfrutaron de una dieta variada y acceso al sistema sanitario. Pero se llevaron mucho más. Una maleta cargada de cariño y de esperanza. Este año, la Asociación de Apoyo al Pueblo Saharaui de Jaén vuelve a hacer un llamamiento para que familias en Jaén se acojan a acoger a niños refugiados.

"Necesitamos familias en Jaén para acoger a niños refugiados saharauis los meses de julio y agosto. Un año más, el verano se acerca, y con él nuestro proyecto estrella: el programa Vacaciones en Paz, con el que decenas de niños de entre 9 y 13 años son acogidos en nuestra provincia". Es el mensaje que el colectivo a difundido para animar a los jiennenses a sumarse a este proyecto.

PROGRAMA

El programa Vacaciones en Paz se viene desarrollando en la provincia desde 1992 como respuesta al exilio que la población saharaui sufre lejos de su país. Durante los últimos meses, organizaciones internacionales han denunciado la escasez de ayuda humanitaria en los campamentos de Tinduf, y la población saharaui se queja de la poca iniciativa de la comunidad internacional para resolver un conflicto que les mantiene desde hace 41 años en el exilio y bajo la ocupación de Marruecos.

Los pequeños llegan a Jaén con el propósito de paliar las necesidades básicas sanitarias y alimenticias, muy deficientes en los campamentos, que además rozan los 60 grados durante el verano. Con este fin se hacen controles médicos y se revisa la cartilla de vacunación. Además disfrutan de una dieta variada, que hace que a finales de agosto vuelvan con fuerza al desierto. Las familias de acogida jiennenses, que esperan con ilusión la llegada de los pequeños refugiados, se hicieron cargo del importe del billete de los menores -600 euros cada uno-, para lo que trabajaron durante todo el año organizando actos solidarios tales como eventos deportivos o culturales.