Un paseo por la capital del Santo Reino
Me bajo de mi vehículo en Marroquíes Bajos, donde nada más empezar mi ruta, me encuentro con un yacimiento arqueológico sorprendente que según National Geographic, es una ciudad de La Atlántida. ¿Dónde empieza mi viaje realmente, en Jaén o en la Atlántida?
Tras investigar un poco sobre ese punto y a pocos pasos, veo el Museo Íbero, de apertura temprana y que albergará una colección de arte ibérico. Estoy segura de que poco a poco se convertirá en un referente muy importante de nuestra capital. Otros de los museos que me encuentro por la zona es el de Jaén, también conocido como el Museo Provincial, compuesto por dos exposiciones permanentes; una, de bellas artes y otra, de arqueología.
Sigo paseando por la ciudad y ante mí, imperioso, se alza el Monumento a las Batallas, una escultura conmemorativa que recuerda las grandes batallas que sufrió nuestra provincia, como fueron las de Bailén y las de Navas de Tolosa.
Rodeo la plaza de Deán Mazas, donde aún podemos ver un gran edificio declarado monumento histórico conocido como el Palacio de los Vilches. El palacio nos sirve de recordatorio de la existencia de la Plaza del Mercado y que hoy es la sede de una entidad bancaria.
Subiendo por las escaleras de la plaza de El Pósito, llego a otro palacio, en esta ocasión el Palacio Provincial, actual sede de la Diputación de Jaén y construido sobre un solar en el que se ubicó el Real Convento de Nuestro Seráfico Padre San Francisco de Asís, que fue residencia de Fernando III de Castilla tras la conquista de la ciudad.
Ya llevo un buen rato caminando y el calor en esta fecha del año se nota. Llegó la hora de tomarse un descanso antes de continuar con el paseo por estos lugares mágicos que, desgraciadamente, son tan desconocidos para muchos y me asusto un poco, cuando un vecino me dice a voz en grito: "¡Por aquí anduvo Colón!". Mi asombro crece al ver a unos pasos una placa en la esquina de las calles Campanas y Cerón. Es un homenaje al establecimiento de la Corte de los Reyes Católicos y a la audiencia que la Reina Isabel ofreció en Jaén a Cristóbal Colón. ¿Cuántos sabían que una parte del viaje a América se negoció aquí, en Jaén? Pero, sin olvidar por qué estaba recorriendo esas calles, me detengo a tomar un aperitivo en las famosas tascas de esa zona mientras me informo un poco más sobre ese acontecimiento histórico.
Tras el descanso y llamándome la atención esa placa que no consigo olvidar, continuo por la calle Cerón, por donde pasó la muralla y dejando atrás el Teatro Darymelia subo por unas callejuelas hasta cruzar el Arco de San Lorenzo que fue parte de la extinta iglesia de San Lorenzo. Veo otra iglesia, en esta ocasión la de La Merced, muy importante para los jienenses y donde residió la cofradía de Nuestro Padre Jesús.
Finalmente me alejo de los típicos ruidos urbanos guiando mis pasos a la carretera circunvalación para detenerme a contemplar unas vistas maravillosas desde el mirador. Desde este lugar observo toda la ciudad que acabo de recorrer y de la que aún me faltan muchos rincones emblemáticos por descubrir.
Satisfecha con este paseo, que no será el último, me giro para desandar mis pasos y volver al comienzo de mi ruta. Pero antes de marcharme me veo obligada a alzar la mirada y coronando todo el cerro me encuentro con el imponente Castillo de Santa Catalina. Pronto me abrirá sus puertas.
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