UN VIRUS, DOS OLEADAS
España, Andalucía y Jaén están inmersas en la segunda oleada de coronavirus. ¿Cuáles son las diferencias y similitudes con respecto a lo que ocurrió en marzo?
Le llamaron gripe española, aunque no comenzó en España. Desde primeros de marzo, el coronavirus ha traído a la mente de muchos aquella pandemia que entre 1918 y 1920 se cobró la vida de más de 40 millones de personas en todo el mundo, unos 300.000 en nuestro país. Aunque algunos investigadores afirman que empezó en Francia en 1916 o en China en 1917, la mayoría de los estudios sitúan los primeros casos en la base militar de Fort Riley (EE UU ) el 4 de marzo de 1918, según cita la revista Gaceta Médica.
Lo que sí se tiene claro es su alcance devastador. España fue uno de los países que no censuró la publicación de informes sobre su expansión, lo que le valió el bautizo de "gripe española". Fiebre alta, dolor de oídos, cansancio, diarreas y vómitos ocasionales... Eran algunos de sus síntomas de un virus que se caracterizó, entre otros aspectos, por tener una segunda oleada, al llegar el otoño, mucho más dura. El historiador José Luis Betrán explica en Historia de las epidemias que los focos de infección se localizaron, principalmente, en las fiestas patronales y en el relevo militar. El peor mes fue octubre.
¿Similitudes y diferencias con lo que está ocurriendo hoy en día? Echar la vista atrás sirve, entre otros aspectos, para no sucumbir en el refrán que reza que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Se puede aprender mucho de la mal llamada gripe española, pero también de lo que ocurrió en los primeros meses de la pandemia del coronavirus. ¿Tiene algo que ver la situación de marzo con la actual? No se pueden comparar.
UN VIRUS, DOS OLEADAS
Guiarse directamente por la comparación del número total de casos confirmados en marzo con los de este mes de septiembre no es acertado simplemente porque al principio había una capacidad infinitamente menor de realizar pruebas PCR, la técnica que determina si un individuo es portador del virus en el momento de ser sometida a ella. En la primera ola no se practicaban pruebas a los famosos asintomáticos. Es más, hubo personas que presentaban síntomas que no llegaron a ser testadas.
El informe emitido a principios de mes por el Centro para la Seguridad de la Salud de la Universidad John Hopkins asegura que las "segundas olas" en Francia y España son "más grandes que las primeras". Sí, en Jaén se han batido récords. Ayer se comunicaron 118 positivos por PCR en un día, más que en la primera oleada de marzo. Pero eso no significa necesariamente que ahora existan más casos, sino que se diagnostican, se detectan, se practican pruebas y, por lo tanto, aparecen en la cifra oficial.
Para Antonio Barranco, vicepresidente segundo del Colegio de Enfermería de Jaén, hay una diferencia fundamental entre la primera y la segunda ola.
—En Atención Primaria hemos pasado de hacer PCR, en la primera época de marzo, de forma testimonial de dos o tres a la semana, a ahora que realizamos entre 40 o 50 diarias con lo que ello conlleva. Ante un solo caso, el rastreo implica practicar muchos exámenes para que no se escape el virus.
El estudio de seroprevalencia realizado por el Instituto de Salud Carlos III detectó que el 5% de las más de 60.000 personas encuestadas hasta el 11 de mayo tenían anticuerpos, en Jaén un 4,4. Es decir, cerca de 2,5 millones de españoles habría pasado el Covid en la primera oleada, 28.000 de ellos jiennenses. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad sólo detectó por PCR 228.000 casos, uno de cada diez.
Amparo Larrauri trabaja en el Centro Nacional de Epidemiología. Apunta la gran variabilidad que existe en sintomatología de la enfermedad. Se refiere a la importancia de conceptos como el número reproductivo básico (R0), que mide la cantidad de personas a las que un individuo transmite el virus, y el índice de reproducción del virus (Rt), que indica la tasa de transmisión real del virus en un determinado momento. En Jaén se ha pasado de tener un Rt de 4,69 el 3 de marzo al 1,04 del pasado 11 de septiembre (último día con datos disponibles).
HOSPITALIZACIONES Y LA ATENCIÓN PRIMARIA
Otro de los indicadores que, de momento, apuntan a que esta segunda ola todavía no es tan grave como la primera es la presión asistencial, es decir, el número de hospitalizaciones e ingresos en UCI semanales. Según el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades, el pico de ingresos hospitalarios y en UCI por 100.000 habitantes en España ocurrió del 16 al 22 de marzo. En Jaén fue el 25 de marzo con 48 ingresos en un día, mientras que ahora el máximo ha llegado, de momento, a 11.
—La primera nos cogió de forma más súbita e inesperada y peor preparados. No contábamos con lo que estaba sucediendo. Ahora, en esta segunda ola, hay un mayor número de casos, afortunadamente parece que menos graves, pero abarcan a un volumen poblacional brutal comparado con la primera. En la primera la inmensa mayoría de los casos acaban en el hospital con gran mortalidad y ahora la letalidad parece ser que se ha reducido bastante.
Las apreciaciones de Antonio Barranco coinciden con las cifras. No significa, como advierte, que se tenga que bajar la guardia, ni mucho menos. La traducción es que en marzo, un importante número de afectados terminó en el hospital, lo que propició un derbordamiento en las urgencias y las ucis, rebasados y con el personal al límite. Ahora, esa carga de trabajo se está trasladando a la Atención Primaria.
—En los centros de salud estamos casi al límite. Estamos frenando esa avalancha que se nos está viniendo encima pero empezamos a tener las mismas sensaciones que sufrían los compañeros en la primera ola de la pandemia. Comienza a desbordarse el dique de contención.
EL PERFIL DEL VIRUS Y LA MUTACIÓN
Dentro de las características de este virus está su mutación, de manera que todo indica que con el paso de los meses ha cambiado. Parece que no es tan letal pero tiene el mismo potencial de contagio. Lo que sí ha variado sustancialmente es el perfil del infectado.
—Ahora los contagiados son más jóvenes, ha bajado la media de edad y el colectivo más afectado es el que tiene entre 15 y los 40 años. Además, el 48% de los contagios se producen en eventos sociofamiliares y debido al ocio.
Según el informe del Instituto de Salud Carlos III del 1 de abril de 2020, la media de tiempo desde el inicio de los síntomas hasta el diagnóstico y la hospitalización era de cinco días; siete para las UCI y nueve para la defunción. La letalidad era del 5,9%, con un rango desde 0% para los menores de 15 años hasta 21,6% para los mayores de 80 años. El 50,2% de los casos eran hombres y la media de edad era 59 años. Un 27% de los casos notificados eran sanitarios. ¿Qué ocurre ahora?
El mismo informe, pero fechado a 16 de septiembre, indica que la mayor proporción de casos de Covid-19 se producen en el grupo de 15 a 59 años (71% del total), siendo el grupo de 15-29 años el más representado, con un 24% de los casos. El 51% de los casos son mujeres y la media de edad es de 38 años, siendo mayor en mujeres que en hombres (39 vs 38 años). Un 4,7% de los casos son personal sanitario o sociosanitario, siendo significativamente mayor este porcentaje entre las mujeres que entre los hombres.
DE LOS HOSPITALES A LA ATENCIÓN PRIMARIA
Otra diferencia entre un caso y otro es dónde se localiza la presión asistencial. Ha pasado de los hospitales a la Atención Primeria. El presidente del Colegio de Enfermería de Jaén, José Francisco Lendínez Cobo, califica de "insostenible" lo que está ocurriendo. Además, advierte que “tiene visos de empeorar por momentos”. Colas a las puertas de los centros de salud, citas que pueden tardar dos semanas, atención telefónica y otras consecuencias para el ciudadano que afectan, especialmente, a los pacientes crónicos (diabéticos, hipertensos, EPOC, etc.).
—Hemos pasado de dedicar tres o cuatro horas al día a control de pacientes crónicos a menos de un cinco por ciento del tiempo, pruebas y atenciones que necesitan. Ahora ese tiempo se dedica a frenar la pandemia, con pruebas PCR, labores de rastreo, también a pruebas no demorables, a curas… una sobrecarga de labores que están asumiendo unas plantillas de enfermería muy mermadas.
En este sentido, recuerda que la ratio de enfermeras por cada 100.000 habitantes en la provincia de Jaén es de 290, muy inferior a la media andaluza (459), nacional (580) y, por supuesto, europea (808). Lendínez informa que, desde marzo que comenzó la pandemia, se paralizaron y/o eliminaron todas las citas programadas, esperando volver a la normalidad en breve. Pero la situación se prolonga en el tiempo.
—Lo único que se está manteniendo, pero de manera muy justa, es la vacunación infantil.
El posible desbordamiento de este área afecta a las urgencias.
—Los usuarios, al ver que no le dan cita en su centro de salud de un día para otro o en un periodo corto de tiempo, acuden a los servicios de urgencias que también se están empezando a colapsar.
En relación a la atención telefónica informa de que está ocasionando que haya un repunte en patologías de más mortalidad, por ejemplo, en los infartos de miocardio. “Patologías que a priori se presentan como anodinas, que antes se detectaban en las consultas y que el profesional podía relacionar con otras patologías están pasando desapercibidas y evolucionan en casos graves con peor pronóstico”, añade.
También asegura que la Atención Primaria, tal y como está concebida, no guarda relación alguna con lo que se está haciendo en la actualidad.
—Nos hemos retrotraído a 1985, con una involución tremenda. Hemos pasado de tener una función asistencial, claramente encaminada a la promoción y prevención de la salud, sin dejar de lado la parte curativa y rehabilitadora, a una perspectiva meramente curativa.
COMPROMISO CIUDADANO ANTE LA INFORMACIÓN EN COVID-19
La relación entre la información fiable y el compromiso del ciudadano respecto a la situación de la pandemia es uno de los asuntos más preocupantes. Así lo entiende Miguel Ángel de la Cámara, colaborador del Instituto Salud Sin Bulos y analista de la producción de la información en Internet, tanto desde su posición como sanitario (Técnico de Radiodiagnóstico) como por su perfil digital y divulgador integrado en la Asociación Nacional de Informadores de la Salud.
Explica que la complejidad de la información en salud es el primero de los escollos que históricamente tiene la medicina para el ciudadano. Se usan algoritmos de decisión clínica, tanto para el diagnóstico como para los tratamientos.
A su modo de ver, la pandemia está bloqueando la capacidad de comprensión de la información. Esto se llama alteración cognitiva (psicología) y sucede que las prisas por el consumo de la información digital, no leer al completo, o la irritación colectiva por los problemas económicos, esté llevando a mucha gente (incluidos sanitarios y divulgadores) a problemas por la disminución de la atención, peor memoria a medio plazo, y la deducción de los asuntos, según sus palabras.
—Si a la complejidad de la información le sumas la reducción de la lógica en la comprensión, por la ansiedad existente, entonces se abre un abanico formidable para la incertidumbre.
La incertidumbre es la puerta principal a la desafección, es decir, al alejamiento de emplear la información fiable, y por eso los bulos ganan terreno. Cuando una persona pierde confianza en la información o en el sistema sanitario, acorta sus problemas con los bulos porque suelen ser ‘soluciones’ fáciles para sus problemas. Miguel Ángel de la Cámara cita un ejemplo: el bulo de la lejía, o de la acupuntura, o de los dispositivos domésticos de radiación ultravioleta para combatir el Covid-19 significan que “puedo hacer con esto mucho más llevadero mi problema, antes que estar pendiente de tantas decisiones en mis rutinas diarias”.
Según sus apreciaciones, los adolescentes y jóvenes adultos se han informado, claro que sí. No son ajenos al uso de Internet para informarse. Pero han tenido un problema y es, según Miguel Ángel de la Cámara, "pensar que sus necesidades de contacto social directo son muy importantes y no pueden dejar de hacerlo porque en casa se aburren". ¿Qué ha pasado? Apunta a que el compromiso de estas personas se ha visto caer porque saben, o creen, que apenas les afectan los síntomas.
—"Con que luego no me acerque a mis abuelos, es suficiente”. Y no es del todo cierto, porque todos los humanos tenemos límites de atención centrada; con el paso del tiempo vamos relajando nuestras percepciones del riesgo.
Miguel Ángel de la Cámara continúa citando algunos estudios elaborados en España "muy buenos" sobre la percepción del riesgo, y se ha visto que no se sabe mantener la atención constante, ni siquiera en sanidad. Por otro lado, señala que los mayores, los de más de 60 años, se han cansado de ver información de la cruda realidad en televisión, vehículo de comunicación en el que Miguel Ángel de la Cámara ha detectado "graves errores de estrategia en la comunicación tanto del Gobierno de España como desde los ejecutivos y las consejerías de las autonomías". Considera que al mezclar en las ruedas de prensa los asuntos políticos, y con tanta duración de esas ruedas de prensa, la gente mayor se cansa.
—El mensaje debe ser mucho más directo, comprensible y sin protagonismo del político que aprovecha el momento para ponerse medallas. Las fotos que se autopublican los políticos en sus redes sociales se vuelven siempre en contra, sobre todo afectando al compromiso del ciudadano que no le vota.
Da un paso más allá y el analista señala las contradicciones en la información. Al principio se tuvo mucha información ‘limitante’.
—Mucha gente ahora tiene dudas porque al principio se dijeron cosas que ahora no sirven como, por ejemplo, la desinfección callejera con los tractores o las mascarillas al aire libre. Las contradicciones son barreras claras al compromiso, pero es que estamos en una pandemia donde la Ciencia sigue investigando, y no nos queda más remedio que seguir actualizando la información, comprenderla dedicando tiempo y haciendo caso de las recomendaciones sanitarias.
Miguel Ángel de la Cámara concluye haciendo un pronóstico:
—Nos quedan todavía varios repuntes de muchos casos, y no sólo en este momento de vuelta al cole. En noviembre y en enero tendremos curvas de ascenso de casos.
La pandemia cogió al planeta desprevenido. No estaba preparado para plantar cara a un virus del que todavía se desconocen muchos aspectos. Pero otros sí se han descubierto, analizado y deben servir en la toma de decisiones. Ahora, hay mejores herramientas para controlarlo. Hay material de protección, existe conocimiento médico para tratarlo y se dispone de experiencia para acodar qué, cuándo, dónde y cómo se deben afrontar los problemas. Todavía se está a tiempo de no caer dos veces en la misma piedra, de no dejar que, como en la gripe española, la segunda ola sea más cruda que la primera.
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