La libertad sin vértigo de cuatro artistas transgénero

La cámara del ubetense Gustavo Sánchez documenta la evolución emocional de Amanda Lepore, Chloe Dzubilo, Sophia Lamar y T de Long en I Hate New York

"Yo he creado mi realidad hecha de lo que me gusta. Y cuando no me gusta algo, lo cambio". La frase es de Amanda Lepore, icónica modelo transgénero, una de las cuatro protagonistas de I Hate New York (Gustavo Sánchez, 2018). El documental del ubetense abunda en la escala emocional de Lepore, Sophia Lamar, Chloe Dzubilo y T de Long. Cuando parece que no pueden ser más libres, dan otro paso. Tan atrevidas que una de ellas se rompe de forma dramática.

Tienen en común más que el cambio de sexo. Hay un deseo de trascender desde la cultura underground, que quizá son ínfulas en los casos de Lepor y Lamar. La estadounidense y la cubana pasan de ser amigas cantantes a rivales sin que ninguna especifique un motivo. El ego. Duelo de divas.

Otro tipo de vínculo, verdadero y perenne, une a Tara —que acaba siendo Tom— con Chloe Dzubilo. La primera, cantante de rap, halla en la segunda una suerte de guía para encarar la parte final del proceso de transformación. Cuando Tara ya es Tom, y Dzubilo es sólo su mejor recuerdo, reconoce la pretensión de la que siempre le hablaba en vida su pareja: "La seguridad emocional".

Me gusta la historia que cuenta Gustavo Sánchez. También le ha gustado a Juan Antonio Bayona, que ha producido el documental. Ayer fue proyectado en Úbeda. No sé qué sintieron los espectador al descubrir las vidas de las cuatro. Yo quiero entender que ellas son libres principalmente porque piensan en ellas. La libertad individual está por encima de la idea de dar ejemplo. Y que New York, en realidad, les encanta.