Victoria Cano muestra sus sugerentes 'Huellas de ida y vuelta'
La pintora ribereña y profesora de la Universidad de Valencia debuta en Alcalá con una exposición que exalta la creatividad y aborda el viaje vital del ser humano
Libros voladores, cuadros de gran formato, abstracción y figuración conviven bajo los altos techos del convento de Capuchinos de Alcalá la Real desde el pasado 30 de julio, cuando Victoria Cano inauguró Huellas de ida y vuelta, su última exposición.
Nacida en Ribera Alta pero residente en Valencia, en cuya Universidad se licenció en Bellas Artes e imparte clase, la pintora propone en su patria chica un originalísmo paseo por su universo creativo particular, pleno de simbología, texturas y mensajes de esos a los que el paso del tiempo ni los roza.
Y lo hace en su primera comparecencia ante los suyos, un debut que, en sus palabras, la hace estar "muy contenta": "El espacio es precioso, magnífico, con una presencia arquitectónica impresionante", celebra.
Si se busca en los históricos muros del monasterio o se tira del gesto gótico de levantar el cuello, la mirada coincide constantemente con pinturas colosales ("hay siete cuadros de tres metros por dos"), una pieza compuesta por quince obras "que generan un único cuadro que representa estratos" o páginas volanderas que, pendientes de la altura, "hacen referencia al espíritu creativo del ser humano", aclara la artista.
En sus palabras, Huellas de ida y vuelta recoge trabajos con un eje temático: "La energía, relacionada con el ser humano". Sí, Cano incorpora a sus cuadros a la gente, pero con la peculiaridad de que esa representación responde siempre a una naturaleza antropomorfa por más que los ojos vean árboles, montañas, nubes... Y siempre con la huella y los perfiles humanos como elementos recurrentes.
"De alguna manera somos materia en transformación, digamos que el leit motiv de la exposición es esa ida y vuelta entre la vida y la muerte, el constante día del amanecer y el anochecer, todo eso llevado al mundo de la pintura", explica.
Dos razones más por las que visitar el convento de Capuchinos hasta el 30 de agosto: admirar su belleza sobria y adentrarse en el itinerario artístico de una paisana que, por más kilómetros que la separen de lo primero que vio nada más tocar vida, siempre tiene a Alcalá la Real en el centro de sus destinos.
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