'Vida y muerte' en La Isla: Juan sin miedo

El médico ubetense sufrió el ataque de una mantarraya; su continuidad en el siguiente capítulo es aún una incógnita

Tuvo que ser Juan Toral, nuestro eDoctor de Úbeda, el protagonista del momento más dramático hasta la fecha en La Isla. Televisivamente ha sido lo mejor que ha dado el programa: un hombre entre la vida y la (casi) muerte; un hombre que, tumbado en la arena, con medio cuerpo casi dormido le decía a sus compañeros: “Yo no me voy. Si viene el helicóptero, no me voy”. Es difícil de superar. Mejora a la ficción de Perdidos. A mis luces, mejora al famoso “Tenemos que volver” de Jack a Kate, aquel flashforward inolvidable. La secuencia acongoja de tan real. Ahí está en el agua Juan, con la red, cuando de pronto nota como si le hubiesen rajado la planta del pie. El participante que lo acompaña le grita que salga, y el ubetense abandona la orilla a la pata coja gritando. Después intenta calmar al resto de compañeros, que de a poco ven efectos secundarios muy rápidos: un labio vencido, media parte del cuerpo anestesiada y el habla de Juan se torna como si acabase de llegar de la despedida de soltero de Farruquito. Entonces aparece un señor que habla en inglés para decirle a Juan que acaba de ser atacado por una mantarraya. El avance informativo tranquiliza al ubetense: el dolor va a ir más, le anuncia.

En efecto, los síntomas empeoran y el helicóptero aterriza en la isla para llevarse a un hombre que ha notado cómo el diafragma no funciona como antes, cómo los pulmones no se llenan de aire como antes. Y el tío quería quedarse. —Casi la palmo —me escribió ayer por WhatsApp. –Yo pensé en tu mujer —le dije. Juan Toral está loco. Le dio el sí, quiero a La Isla antes que a su pareja. Y ella aún lo quiere. Ahora, el ubetense difunde en su cuenta de Twitter consejos para protegerse ante episodios tan horribles como el que sufrió. Juan está vivo, porque el programa no esconde que todo ha sido ya. La única incógnita televisiva es saber si vuelve o no a La Isla en el siguiente capítulo. Quién se atreve a cuestionar su ímpetu. Merece volver. Y ajusticiar a la mantarraya con la venganza del guerrero que aún no ha caído.