VIVIR EN UN PUNTO URBANO CALIENTE

El 38% de la superficie de Jaén capital y su área metropolitana es un punto de urbano caliente con consecuencias nocivas para la salud. ¿Qué es una isla de calor? ¿A qué áreas afecta? ¿Cómo revertir la situación? 

¿Se ha parado alguna vez a pensar que dependiendo del lugar donde viva hace más o menos calor y que esto puede repercutir en su salud? La elección no es baladí, sobre todo si se reside en una capital. Lo tienen claro los investigadores de la Universidad de Granada que han comprobado que más de la mitad de la población de Andalucía reside en áreas calificadas como 'puntos urbanos calientes'. ¿Qué significa este concepto? Son aquellas zonas en las que las altas temperaturas empeoran la vida.

David Hidalgo García, profesor del Departamento de Expresión Gráfica Arquitectónica y en la Ingeniería, dirige este estudio junto a Julián Arco Díaz, perteneciente al mismo departamento de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación de Granada, y explica los detalles que afectan a Jaén y su área metropolitana para este reportaje de Lacontradejaén.

—Los puntos urbanos calientes ocupan el 38% de la superficie de Jaén y su área metropolitana. Afectan al 80% de la población que reside en estas zonas.

Analizamos los datos.

Los científicos han utilizado el programa de monitorización ambiental y cambio climático Copernicus y los satélites Sentinel 3 de la Agencia Espacial Europea para realizar el primer estudio de determinación de los puntos urbanos calientes y el nivel de confort térmico ambiental. La investigación se basa en el fenómeno de alteración del clima urbano denominado Isla de Calor Urbana.

El calentamiento global y el cambio climático afectan al campo y a la ciudad. ¿Por qué hace más calor en una gran ciudad que en un pueblo situado a solo unos kilómetros? La respuesta está en las conocidas como islas de calor. Este fenómeno de origen térmico, que eleva la temperatura en áreas urbanas —especialmente por la noche—, se atribuye a diversos factores: los elementos que emiten calor, como los sistemas de climatización, o los materiales que se utilizan, como el asfalto, entre otros. Además, agrava el cambio climático y afecta a la salud.

Son un fenómeno que se produce en aquellas zonas urbanas que experimentan temperaturas más altas que las zonas circundantes debido a la actividad humana. Puede deberse a la acumulación de estructuras, como edificios, aceras o asfaltos, que absorben más calor y lo liberan más lentamente, al revés que parajes naturales como bosques, ríos o lagos. A esto se suma el calor y la contaminación generada por el tráfico y la industria.

Según los resultados obtenidos en esta investigación de la Universidad de Granada, el 43% de la superficie que contemplan los planes de desarrollo de ámbito subregional entra dentro de la calificación de puntos urbanos calientes debido a las altas temperaturas. Estos adquieren su mayor intensidad durante las noches de los meses de verano. David Hidalgo lo explica:

—La importancia de este estudio no solo radica en la elevada superficie calificada como zona caliente, sino que esta alberga al 50% de la población de Andalucía. Son espacios que se encuentran afectados por las altas temperaturas y se relacionan con el fenómeno de la isla de calor urbana.

Los datos son importantes para proteger a la población, sobre todo a la más vulnerable (ancianos o enfermos) y, por otro lado, suponen un punto de partida para futuros estudios de evolución.

—Estamos convencidos de que, con los datos de temperaturas que ha reportado el año 2022, deben crecer las superficies y la población afectada.

Según las cifras facilitadas a Lacontradejaén, la isla de calor urbana media anual en la capital y su área metropolitana ha sido de 0,4 grados durante las mañanas y de 1,7 durante las noches. En estas últimas y durante el verano se han llegado a alcanzar valores máximos de 3,7 grados de diferencia con el resto de zonas aledañas. Eso hace que Jaén tenga una de las islas de calor más intensas de las capitales de Andalucía junto a Córdoba y Sevilla; ciudades con una extensión y población muy elevadas en comparación con la capital del Santo Reino.

Los investigadores han demostrado que los cambios en la cobertura de los suelos para nuevos desarrollos urbanos que disponen de escasas zonas verdes, zonas rurales sin cobertura y una alta contaminación ambiental son las principales causas de la generación de estos puntos.

Con respecto a los niveles del Índice de Variación del Campo Térmico, Jaén dispone de un 0,5% de su territorio calificado con nivel 5, un 10% con un nivel calificado como 4 y un 25,2 % calificado como nivel 3. Esto suma un total del 35,7% de su superficie con nivel 3 o superior.

—Se debe tener en cuenta que desde el nivel 3 en adelante es perjudicial para la salud y la calidad de vida de los habitantes.

Este índice permite evaluar la calidad de vida de los ciudadanos y las consecuencias que podrían sufrir por el fenómeno de la isla de calor urbana y las altas temperaturas. Sus escalas varían entre el valor 1 (nivel excelente por su nulo impacto por la isla de calor urbana) y valor 6 (nivel muy malo por su elevado impacto en la isla de calor urbana).

Andalucía no ha reportado zonas con nivel 6, pero sí escalas 4 y 5 que pueden afectar al bienestar físico y mental de los habitantes.

En las últimas décadas, numerosos estudios avisan de que la transformación del paisaje generado por la expansión de las zonas urbanas constituye uno de los procesos que más acelera al cambio climático. Las modificaciones de la cobertura del suelo reducen la evapotranspiración y aumentan las superficies de materiales impermeables, tales como asfalto y hormigón. Estos materiales almacenan el calor recibido de la radiación solar y posteriormente lo liberan a la atmósfera. Los mayores incrementos de temperaturas se están produciendo en las ciudades, debido principalmente al fenómeno de la isla de calor urbana, cuya intensidad se ve incrementada por las múltiples actividades humanas y por los eventos climáticos extremos como las sequías, olas de calor...

SOLUCIONES

El estudio propone reconvertir los paisajes con infraestructuras verdes urbanas, controlar las zonas rurales sin uso o sin vegetación (las que promueven la proliferación de plantaciones y zonas con vegetación), favorecer la rehabilitación de las edificaciones en cascos históricos en contraposición a nuevas edificaciones de zonas en desarrollo, el uso de pavimentos permeables en las calles y aceras y la colocación de fachadas y cubiertas vegetales en los edificios.

—Pensamos que estas medidas permitirán aumentar la adaptabilidad de las zonas urbanas, transformándolas en entornos resilientes al cambio climático.

¿Es posible hacerlo en Jaén? Le preguntamos al presidente del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Jaén, José Miguel de la Torre. Nada más hacer referencia al estudio cita un ejemplo claro de los que, a su modo de ver, no se tiene que hacer porque favorece, precisamente, a este incremento de las temperaturas. Un ejemplo que el lector verá claramente: la Plaza Deán Mazas. ¿Recuerdan cómo era?

—Este es un ejemplo claro de lo que no se debe hacer para evitar puntos urbanos calientes. 

Al lector, quizás, se le venga a la cabeza también la remodelación de la Plaza de Santa María. En este caso, José Miguel de la Torre matiza que se dotó de un cierto arbolado el perímetro, en el área del Obispado y la fachada del Ayuntamiento. Además, en ese caso, lo que se primó fue la visibilidad de la Catedral y engrandecer el elemento arquitectónico. 

Sin lugar a dudas, una de las medidas destacadas para evitar este calor es la plantación de árboles. El Ayuntamiento de Jaén ha superado en el presente mandato los 4.000 árboles plantados en la ciudad, aunque no siempre se ha acertado con la especie que debería estar en cada zona. La Alameda ha sido un lugar emblemático en esta transformación de la gestión de las zonas verdes, ya que fue el primer espacio en el que el Partido Socialista puso en marcha el inventario de árboles singulares. A él hace referencia José Miguel de la Torre, que aplaude la labor realizada en estos años tanto por el área de Medio Ambiente como de Mantenimiento Urbano.

En cuanto a los materiales que se emplean y las decisiones que se toman en las intervenciones urbanísticas, el presidente de los Arquitectos Técnicos confiesa que "no es tan fácil" como uno podría pensar.

—Se deben conjugar varios factores, no es tan fácil. Hay que tener presente el material que se emplea, que debe ser pétreo y es difícil que no refleje el calor. Así que lo que se puede hacer es tener vegetación y buscar sombra donde proceda.

En este aspecto cita los toldos que se instalaron en la calle San Clemente o Espartería. Una protección que se instaló en los tiempos en que era concejal la socialista María del Mar Shaw.

¿Qué pasa con los aires acondicionados instalados en las fachadas? José Miguel de la Torre recuerda que el Plan General de Ordenación Urbana considera y recomienda que estén en las cubiertas, pero no se cumple siempre y hace referencia al problema que se suscita con las comunidades de vecinos en este aspecto.

—Lo que no puede ser es el abuso de las comunidades de vecinos que van en contra de lo natural, que es instalar las máquinas en las azoteas.

La normativa dice que lo recomendable es subirlos a las cubiertas, con sus debidas medidas correctoras para que no produzcan ruidos, efectos de calor... Pero muchas comunidades prefieren que se instalen en las fachadas, sobre todo cuando se tratan de maquinarias de bares y restaurantes. 

Aparatos de aire acondicionado, materiales de construcción, arbolado, tráfico, toldos... Todos son aspectos que suman como pequeños granitos de arena que van generando la gran montaña del calor. Porque en esto del cambio climático todos tenemos muchos qué decir y en lo qué contribuir.