Vivir sin goles

La pretemporada recupera algo ya irreal en la tele: el fútbol en abierto

—Búscame los goles de Dugarry con el Barça. Si me enseñas uno, te invito a comer.

Un amigo periodista y yo llevamos lo que va de mes con un juego a medio camino entre la broma tierna de la infancia y el hijoputismo del aficionado con feedback futbolero: nos retamos a bucear en Youtube en busca de los goles que nunca fueron, de los grandes catacracks que capitularon en el Madrid y en el Barça.

Lo de Dugarry fue misión imposible. No hay rastro de euforia azulgrana en aquella melena francesa hoy devenida en alopecia. Para vengarse, J. R. me invitó a buscar tantos de Congo con la camiseta blanca. Lejos de intentarlo, resté rápido: Dragan, Dragan Ciric.

—El nuevo Mijatovic —dijo.

Marcó un gol. En un partido en contra de las drogas.

Un profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca me explicó que en caso de tener la posibilidad de llevar cualquier narración visual a una isla desierta debería ser Youtube. Porque, decía, ahí estaba todo. Ya sabemos que hay excepciones.

Empieza la pretemporada de Barça y Madrid en tierras americanas, y la noticia es que los dos partidos se emiten en abierto. Gratis a medianoche. Discutir de si el fútbol tiene que costar dinero o no es absurdo en el país de Ramoncín. La época de los partidos en las autonómicas es tan prehistórica como lo será pronto Territorio Champions de Antena 3. La temporada que está por empezar es íntegra de pago por visión. Elijan plataforma. Si pueden, claro.

La pretemporada tiene su público porque hay en ella una literatura de expectativas muy interesante. Por culpa de los amistosos creí que Giovanni dos Santos y Cuaresma serían los nuevos Ronaldinho y Figo. Hay futbolistas que consiguen en los torneos de verano la gloria individual que nunca alcanzarán más tarde, cuando encima del número de las camisetas aparezcan sus nombres. Es también el tiempo de la incertidumbre: Neymar y Verratti. Los dos, uno o ninguno.