Y la ONCE premió a Valdepeñas 30 años después

Miguel España Serrano, que solo lleva siete meses en la ONCE, da un premio grande después de tres décadas de sequía en Valdepeñas

Miguel España Serrano —Alcaudete, 40 años— se ha hecho un hueco en la historia de Valdepeñas en poco más de medio año de vender lotería en la zona. El reciente premio de 100.000 euros en el Cuponazo del pasado viernes pone fin a una sequía de tres décadas en  Valdepeñas. La última persona que dio un premio cuantioso de la ONCE fue un vecino que hoy encara la jubilación en Sevilla.

Fue el pasado sábado cuando Miguel España caminaba por la calle Quesada, justo a lado de una conocida tienda, y se encontró con una señora a la que le había vendido un billete del sorteo del Cuponazo. Lo compró en el TPV y se llevó la alegría más grande desde que trabaja para la ONCE: "Pensaba que solo tenía el reintegro. Me salió el mensaje de que era necesaria un centro autoriza para pagar el premio", recuerda en declaraciones a este diario.

La señora y el vendedor se abrazaron y empezaron a llorar de alegría. En esa esquina de la calle Quesada empezó a concentrar vecinos. La zona era una fiesta. Miguel España no perdió de vista a la mujer afortunada. Tuvo que acompañarla hasta la casa de su hija como lo haría un guardaespaldas. Sin cupón no hay premio, y había que ser cauto.

"EL PREMIO ME VENDRÁ DE MARAVILLA"

El pasado sábado se convirtió en el día que Miguel España más vendió de su corta andadura. También lo mantearon jóvenes del pueblo. Y recibió la felicitación de los trabajadores de un supermercado. "Se portan muy bien conmigo desde el inicio. Los días de frío me permiten vender en el portal", señala.

Los compañeros de la ONCE han felicitado a España por su estreno. Hasta la fecha no había dado más que premios de 200 y 500 euros. "Hay gente que se tira años para dar una cantidad cuantiosa", reconoce el alcaudetense. "Todos me dicen que este Cuponazo me dará más nombre y me ayudará a vender más", añade.

España era transportistas antes de ingresar en la ONCE. Tiene una prótesis de cadera que no le impide vender por las calles de Valdepeñas y de Castillo de Locubín, donde es habitual verlo en el Parque del municipio. Hace tres meses vivió una situación personal delicada, y ya entonces supo que algo bueno estaba por venir. Así ha sido. "En la ONCE me dijeron que entraba a la mejor empresa del mundo. Ahora lo ratifico", concluye.