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Yo comí en First Dates

Por Fran Cano - Abril 03, 2018
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Yo comí en First Dates
María José Peláez comió en First Dates a finales de febrero. Su encuentro se televisó la semana pasada. Foto: First Dates.

La jiennense María José Peláez de Dios cuenta cómo se armó su cita y cuáles son las características del restaurante más conocido de la televisión

El mismo día en que Miguel y Carmen se dieron el sí, quiero (otra cita) en First Dates, María José Peláez de Dios —jiennense, 33 años, peluquera— también estuvo ahí, en un restaurante de Madrid ubicado en un polígono, famoso por las miles y miles de citas que han pasado por la televisión gracias a Carlos Sobera y los suyos. "Sí, coincidí con ellos", dice en alusión al señor de Jaén y a la mujer de Linares, cuyo romance fue un hecho. La cita de la treintañera acabó bien, aunque ahora, como admite, la cosa está en tiempo muerto. Empecemos por el principio. Hay que remontarse a febrero, antes del 27, cuando protagonizó la primera cita a ciegas de su vida. Y grabada. Peláez no tenía intención de ir a First Dates. Ocurrió por casualidad. En redes sociales, la peluquera siguió a uno de los redactores del programa al tiempo que hizo un comentario. El periodista no tardó en ponerse en contacto con ella, y vía privado la instó a participar. "Al principio pensé que era una broma. Luego se lo dije a mi madre, que ve siempre el programa, y me animó", recapitula. La jiennense aceptó la invitación. Es difícil decir no a comer y tener la opción de dar con alguien interesante. Por eso dijo que sí, por descubrir. Así se dio cuenta de cómo funcionan las cosas en First Dates: el programa paga los billetes de ida y vuelta; lo normal es ir a Madrid y regresar el mismo día, y el resto es lo que salga. "Nos tratan de maravilla. Están muy pendientes de todo y nos trasladan un consejo: ser natural y olvidarse de las cámaras", comenta. El restaurante está en un edificio lleno de negocios. Los participantes, por norma general, no departen con Sobera y el equipo de camareros hasta que entran por el restaurante. Fue el caso de María José Peláez. Cuando entró, conoció al chico —el porte de Mujeres Hombres y Viceversa— y pasó un rato agradable. Eran, a tiempo real, las dos de la tarde. Ambos lo agradecieron. "Todo el día están grabando citas. Imagínate a quien le toque comer a las once de la mañana", explica Peláez en declaraciones a este periódico.

NO DESCARTA PARTICIPAR EN REALITIES

La jiennense se percató de un detalle que la incomodó al principio: tenía una pequeña cámara justo enfrente. Reconoce que con el transcurso de la comida obvió lo que es un hecho: todo está al servicio de la televisión. "Yo lo recomiendo, porque merece la pena y hay gente que sí ha encontrado a su pareja", comenta. A ella tampoco se le escapa que también hay participantes que entienden el formato como una catapulta para otros programas de telerrealidad o directamente para la prensa del corazón. "Hay quien va con su estrategia, claro", señala. Peláez lo intentó con Gran Hermano hace ya casi una década. Pasó una primera fase y en la segunda se dio de bruces con una psicóloga incómoda que hacía preguntas del tipo "y tú, ¿para qué quieres entrar" o "¿qué aportarías tú al programa?". "Sí, era un poco cortante", rebobina. La experiencia en First Dates le ha dejado literalmente buen sabor de boca. Otra cosa es el amor. Por más que el chico y ella convinieran una segunda cita, no hay modo de hacer coincidir los horarios. El romanticismo seduce, pero la realidad determina. Es lo que hay.

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