Cerrar Buscador
YOYO TUKI, LA VOZ DE LA ISLA RAPA NUI

YOYO TUKI, LA VOZ DE LA ISLA RAPA NUI

Por Fran Cano - Junio 02, 2018
Compartir en X @FranCharro

Etnosureños, recuerden su nombre: Yoyo Tuki. Es uno de los cabezas de cartel de la edición de Etnosur que arrancará el próximo 20 de julio. El músico y cantante viajará por primera vez a Europa para tocar en Alcalá la Real. ¿Qué descubrirán quiénes lo escuchen en directo? Un artista diferente, comprometido con la idea de difundir la cultura de su pueblo ancestral. La voz rapanui. La voz, con música y letra, de la isla más incomunicada del mundo.

ORÍGENES Y CULTURA RAPA NUI

Jorge Eduardo Villanueva Tuki asomó la cabeza por primera vez el 10 de abril de 1983 en Hanga, Roa, Isla de Pascua. La también conocida como Isla Rapa Nui pertenece políticamente a Chile, pero está ubicada en Oceanía, a 4.000 kilómetros de Tahití hacia el oeste y a 3.700 de Chile en dirección este. “Es el punto más remoto y lejano en el que los aventurados navegantes polinésicos se atrevieron a explorar hasta asentarse”, remarca Yoyo Tuki, quien atiende a este medio desde Australia, adonde viaja con frecuencia.

Asegura el cantante que la historia de los rapanui es una historia de supervivencia. Los pascuenses han habitado la isla desde los inicios del siglo XIII. “Somos una etnia muy creativa, proactiva y apasionada. Tenemos una cosmovisión y espiritualidad profunda. Y estamos muy conectados con el entorno, con los elementos de la naturaleza”, explica. Tuki define también su cultura como “única”. Solo en la isla donde nació están las estatuas Moái —esas mundialmente reconocibles por sus rostros enormes—, la máxima expresión del arte escultórico local. Un rasgo propio vigente en un entorno muy particular: “Las rocas volcánicas, el pasto, los cielos amplios y estrellados bajo la Vía Láctea han forjado el carácter de este pueblo”, prosigue con cadencia.

 Estatuas Moái en Isla de Pascua.
Estatuas Moái en Isla de Pascua.

El artista, de padre chileno, remarca que los polinésicos que se asentaron en la Isla de Pascua tenían una forma de entender la vida similar a la de otros habitantes del Pacífico, pero con caracteres particulares. El carácter pronunciado. La tendencia a ser independientes. Hay códigos que la modernidad no ha derribado aún en la Isla de Pascua: reunirse en familia, estar conectado con la tierra y con el mar, respetar a los mayores y proteger los sitios sagrados de los Tupuna (ancentros). 

Yoyo Tuki es un descendiente de los 111 rapanui que quedaron después de dos episodios dramáticos: los raptos de población acaecidos en 1862 en las minas de guano en Perú y las muertes de nativos por enfermedades provocadas por la llegada de extranjeros. “Parece una película. Una historía difícil de creer, pero todo es cierto. Nuestra cultura está más fuerte gracias al trabajo que hicieron nuestros abuelos. Ellos rescataron las tradiciones, hablaron nuestra lengua y les enseñaron a los niños nuestras riquezas culturales”, reivindica.

EL DIBUJANTE QUE SE HIZO CANTAUTOR

El pequeño Jorge creció en una familia de artistas. Su abuela viene de la familia Pase, un linaje de intérpretes. Sus tíos fueron músicos en la juventud y lograron cierta popularidad con una banda. También sus primos y sus hermanos tocan instrumentos con agilidad. Y, además, la familia de Tuki está muy ligada al arte del tallado, trasmitido por generaciones. “Mi abuelo Benedicto Tuki Tepano fue un destacado maestro tallador y escultor. También era historiador Rapa Nui”, recuerda el nieto.

La infancia de Jorge es también el relato de un exilio. A los 15 años dejó la Isla de Pascua rumbo a San Bernardo (Chile) para continuar con sus estudios. Evoca aquel momento con cierto dolor; tuvo que vivir durante dos años con su padre tras el divorcio del matrimonio. “Me sentí alejado de mi tierra, de mis raíces. La ciudad era muy fría, como la gente. Extrañaba la libertad de mi isla”, rememora.

 Imagen de Yoyo Tuki.
Imagen de Yoyo Tuki.

El Yoyo Tuki letrista y cantante es deudor de un niño que estaba enamorado de las artes plásticas. De un crío que dibujaba y dibujaba con un sentido más ambicioso que el de matar las horas. Ganó concursos en las aulas, donde otros compañeros y profesores admiraban sus trabajos. Quería estudiar arte. Todo parecía encaminado en esa dirección. “Nunca pensé que acabaría siendo músico”, admite. Pero pasó.

El destino apareció un día de clase, en tierras chilenas, cuando un profesor le avisó de que un primo había venido a visitarlo. “No me creía que pudiera haber otro rapanui en San Bernardo. Era mi primo Mokomae, que estaba alistado en las fuerzas militares. También echaba mucho de menos la isla”, cuenta Tuki.

Los primos se envolvieron de nostalgia durante tardes en un taller de arte propiedad de Mokomae. En ese taller, que estaba cerca de la escuela, ambos descubrieron las pasiones que marcarían más tarde sus vidas: Mokomae se hizo tatuador, y Yoyo Tuki descubrió que sería músico gracias a un ukelele hecho a mano, con clavijas de madera que no mantenían la afinación. Como el primo regresó a la isla tras abandonar la milicia, el instrumento pasó a ser de Yoyo. Un regalo que en realidad fue El Regalo.

El ukelele ganó el protagonismo que antes tenía el dibujo. Y empezó a ocurrir: Yoyo, autodidacta, apuntaba a sus primera canciones a base de práctica y de escuchar a la banda Matato´a, originaria de Rapa Nui. Dos meses después de descubrir aquel ukelele, Yoyo Tuki nació como cantautor. 

“DISFRUTO CON EL PROCESO ÚNICO DE CADA CANCIÓN”

Veinte años de carrera se resumen en los discos Taiko (2006), Teuingahanga (2006) y Hoko Manu (2011), cuyas traducciones son Germinación, HorizonteCanción de mi linaje ancestral.

El artista toca la guitarra, el citado ukelele, el bajo, la armónica y también “un poco” la batería. Yoyo Tuki no es un artista mainstream. Siempre ha publicado sus trabajos con sellos independientes. Pero sus canciones sí han llegado a las redes y a canales como Youtube, donde algunos de los usuarios alaban los temas y dejan una pregunta recurrente: “¿De qué habla esta canción?”, insisten.

Aunque domina el castellano y el inglés, Yoyo Tuki es el artista que es porque canta la mayoría de sus canciones en el idioma rapanui. Su música suena vitalista y evoca ese lugar donde quiere vivir el resto de su vida —por más que también sea un nómada. ¿De qué habla Tuki? ¿Hace falta entenderlo para disfrutarlo? “La música es el lengua del alma, el universal. El lenguaje solo importa para quienes escuchan con los oídos, y no con el corazón”, dice, y remarca que así contesta cuando le preguntan por qué no canta más en inglés o en castellano. “Amo mi lengua. Es hermosa, única y muy rítmica”, describe.

Tuki se define como un explorador en el apartado creativo. “Disfruto con la situación única de cada canción. Siento que ya me llegan sin presiones, en el momento correcto”, apunta. Su último trabajo combina temas en rapanui con dos canciones en inglés y una en castellano. Le gusta incorporar cuanto aprende de sus viajes a Chile y a Australia. “Me ha tomado años sentirme cómodo y suficientemente maduro para escribir y publicar canciones en inglés y en castellano”, reconoce. 

La tradición nativa, la conexión y espiritualidad que encuentra en la naturaleza, el amor, los sentimientos y la política son algunos de los asuntos que aborda la producción musical del artista. En algunos temas ha rescatado textos antiguos y recitaciones centrales que su tía y su abuelo le entregaron antes de morir. Quiere que la cultura local siga presente en la juventud.

Asegura que disfruta de todos los procesos: desde la composición a partir de una melodía, que a veces ni siquiera precisa de un instrumento, hasta el concierto en vivo pasando por el método en el estudio de grabación. “Un concierto es como estar enfrente de la mujer de tus sueños y que te diga que te quiere”, compara. “Ver cómo el público recibe tu música en vivo es impagable”, añade.

“HE PREPARADO UN REPERTORIO ESPECIAL PARA ETNOSUR”

Faltan apenas dos meses para que Yoyo Tuki descubra Alcalá y el público del festival descubra también cómo es el cantante en directo. “Acepté ir porque me pareció muy interesante. Es una cita con artistas internacionales, ideal para mi música”, dice. En el concierto estará acompañado por Small Island Big Song, un colectivo de artistas indígenas de los océanos Pacífico, Índico y de Asia. El músico promete un show “fresco y realmente fuerte”.

Tuki ha preparado un repertorio ad hoc para Etnosur. De hecho, cantará Sirena, un tema en español. El número irá acompañada de bailes caracterizados por las vestimentas autóctonas. La idea es guiar al público por la historia del pueblo que ha condicionado su forma de entender la música y el mundo. “Lo que busco con mi trabajo es volver a prestar atención a nuestros orígenes, a nuestro planeta, a las artes, a la creatividad y a las opciones de vida más armónicas”, reflexiona. El artista también participará en el Foro de Etnosur para analizar su cultura, tarea que suele hacer en conferencias y en recitales.

 Yoyo Tuki, artista Rapa Nui, estará en Etnosur este verano.
Yoyo Tuki, artista Rapa Nui, estará en Etnosur este verano.

Tiene otras ocupaciones aparte de la música: es artista visual, jardinero cuando está en Byron Bay (Australia) y hace de guía turístico en Isla de Pascua. Podría trabajar como diseñador gráfico, pues tiene estudios y experiencia laboral, pero no soporta estar todo el día enfrente de un ordenador. Está muy ilusionado con el nuevo disco que verá la luz a finales de 2018. "Hace ya siete años de mi último trabajo. Tengo mucha música fresca, lista para compartir. Me escriben de todos lados preguntándome por los nuevos temas", revela.

Más de treinta años después, Yoyo Tuki asegura que pervive idéntico el sentimiento que le provocaban aquellas primeras canciones que escuchaba cuando era niño. Quizá sea parte del secreto de tanto tiempo activo y en cierta manera a contracorriente. Quizá es la energía que hay detrás de la voz de Rapa Nui. Del hombre enamorado de su isla.

He visto un error

Únete a nuestro boletín

COMENTARIOS


COMENTA CON FACEBOOK