"Salud Responde es un servicio fabuloso cuando funciona"
Seguro que más de un lector lo ha visto en televisión, lo ha escuchado por la radio o ha leído sus declaraciones en los periódicos. De Jaén, Jaén, del Gran Eje, Carlos Abellán (1983) es de aquellas personas que se involucran cuando creen en una causa. Ya sea con su paso por la política, por el fútbol sala o por la plataforma Jaén Merece Más, siempre ha luchado por las causas que considera justas. Pero si hay una que sobresale por encima de todas ahora mismo esa es a la que dedica su cuerpo y alma "27 de las 24 horas del día". Delegado sindical de CSIF, trabaja y se entrega a Salud Responde, donde desaroola su actividad profesional desde 2006 y representa a sus trabajadores desde 2012. Hoy, repasamos juntos la vida, esperanzas y tristezas de un servicio envidiable pero que no siempre funciona como a él le gustaría.
—Dice que Salud Responde le ocupa 27 de las 24 horas del día. Lo reconoce justo hoy —jueves— cuando el consejero de Salud, Jesús Aguirre, ha visitado las obras de remodelación del edificio. Parece que hemos fijado la entrevista a propósito, pero no.
—De hecho no sabíamos que venía. Nos enteramos un día antes.
—Empezamos la entrevista, entonces, por el final. ¿Qué le parece cómo ha quedado? Cuando hablamos del edificio de Salud Responde se nos viene a la cabeza imágenes de goteras y desprendimientos de parte del techo.
—Se han acometido, precisamente, gracias a una lucha que hemos tenido CSIF y la viceconsejera de Salud, Catalina García. Era público, y denunciado por diversas plataformas y sindicatos, que con las medidas de seguridad sanitarias el edificio se iba a quedar pequeño. Escribimos una carta al alcalde en agosto pidiendo la cesión de sitio y nos contestó que no había. Catalina García se implicó y como estaban previstas las obras por el tema del techo que se cayó y por cómo estaban las instalaciones, que incluso entraron serpientes y murciélagos, se aprovechó para ampliar y poner más salas. Excepto algunos detalles que hubiéramos mejorado, como el aparcamiento de bicicletas, lo cierto es que el edificio se ha quedado bonito y espero que se llene y que, además, se mantenga el teletrabajo, porque esperemos que haya venido para quedarse.
—¿Es capaz de fechar cuándo empezaron los problemas en Salud Responde?
—Desde el primer día que empezó el servicio. Comenzó en 2003 y en el momento en que la empresa privada metió la mano en un servicio público como es Salud Respondo empezó a ir mal. En ningún momento nos hemos sentido trabajadores de telemarketing, aunque se nos considere así. No vendemos nada; de hecho apenas hacemos llamadas, las recibimos. ¿Cuál es la forma de ganar dinero? O se baja la calidad o es a costa de los derechos de los trabajos. No se puede ganar de otra manera porque no se vende nada. Un servicio tan importante como Salud Responde tiene que estar en manos del sector público.
—Recuerdo el primer reportaje que hice con Lacontradejaén sobre los problemas históricos de este servicio y me costó mucho conseguir que algún trabajador me contará qué estaba pasando. ¿Existía un cierto miedo y explicaban una situación laboral muy penosa? ¿Sigue?
—Sí, lo que pasa es que ya no hay tanto miedo a explicarlo. También han cambiado algunas condiciones laborales, con mejoras de algunos contratos, pero no son suficientes. Hay gente que está en la bolsa de trabajo desde 2009 o 2010. Compañeros que llevan once años en la empresa y no tienen derecho a vacaciones. Van empalmando un contrato con otro y no saben si los van a contratar, si va a ser por ocho horas, por treinta... Hay gente que desde 2008 tiene contrato de ocho horas al mes y no saben si un mes cobrarán 1.000 euros, 700, 400 o 200. Esos los que tienen contrato, los que están en bolsa ni tan siquiera saben si les va a entrar dinero en casa. Es muy duro.
—A lo largo de estos años habéis estando saliendo a la calle a protestar una y otra vez...
—Y lo seguimos haciendo. El día 15 tenemos otra protesta.
—Se consiguió aprobar una proposición no de ley y una moción reconociendo vuestras peticiones y con el cambio de Gobierno, el propio Jesús Aguirre anunció en una visita a Jaén que ibais a pasar a formar parte del Servicio Andaluz de Salud, el SAS.
—En realidad nunca hemos pedido pasar a ser del Servicio Andaluz de Salud, nos lo encontramos. Nuestras reivindicaciones eran muy claras. La Empresa Pública de Emergencias Sanitarias tiene contratados a médicos y enfermeros y sin embargo para nosotros o el 061 se destina una subcontrata. Es lo que no entendemos, por qué no se nos contrata con una categoría acorde. Es nuestra lucha, se aprobó por la proposición no de ley, se aprobó una moción con el mismo Gobierno, cambió y nos encontramos con lo del SAS. Pero funcionarios no estamos pidiendo ser, porque hay muchas formas de ser trabajadores públicos. El problema es que lo dijo y ahí se quedó la cosa.
—¿Por qué un convenio de telemarketing?
—El convenio dice que cobras lo mínimo porque luego te llevas un plus por ventas. Nosotros no vendemos nada y no podemos tenerlo. Dijimos de ponernos en huelga y nos decretaron servicios mínimos del cien por cien porque somos un servicio esencial. ¿En qué quedamos? Ahora, encima, agobian a supervisores porque duran mucho las llamadas, lo cual repercute también en el estrés del trabajador. Por eso hago un llamamiento a todos los políticos para que se crean el servicio, que es fabuloso cuando funciona. Cuando no, es regular. Hemos pasado de héroes a decirnos de todo y amenazas de muerte cuando no atendíamos el teléfono por la acumulación.
—Pero os lo prometió este mismo Gobierno en la Junta.
—Exacto. Y la última moción Ciudadanos y PP no apoyaron el rescate y ha salido al rescate, ironías, con el respaldo de Adelante Andalucía, Vox y PSOE.
—¿Entonces en qué situación os encontráis?
—Seguimos pidiendo lo mismo que hace diez años.
—¿Por eso salís a la calle el día 15?
—Lo hacemos para exigir el rescate, por supuesto, pero también para denunciar la calidad del servicio porque los que llevamos tantos años no podemos permitirlo. Para algunos, Salud Responde es nuestra niña chica. Recuerdo los que empezamos con el Centro de Salud de La Magdalena y a veces teníamos que ir con la libreta a guardar la cola, apuntar la cita y comunicárselo al que llamaba. De ahí, a lo que somos ahora, hay un mundo y la verdad es que nos encanta este trabajo. Pero nos encanta cuando funciona bien.
—Además el epicentro andaluz de Salud Responde está en Jaén.
—Y lo digo claro... Si Salud Responde no estuviera en Jaén ya estaría rescatado, lo tengo clarísimo.
—Si ya era un teléfono 'saturado' por lo normal, no quiero ni imaginar cómo ha sido esta pandemia.
—Horroroso.
—¿Qué se os pasó por la cabeza el día que se decretó el estado de alarma?
—Lo que no entendíamos es cómo no se había decretado antes. Nosotros ya teníamos muchas llamadas en cola por coronavirus y la gente no era consciente de lo que se venía encima. Ya por aquel entonces no dejábamos de coger llamadas por Covid-19 y apenas sabíamos mucho del virus.
—¿Se dio formación?
—No nos dieron la que nos hubiese gustado y la que pedíamos. Nos decían qué responder de manera automática pero no entendíamos el porqué de lo que le estábamos contando a la gente. Y para colmo, las medidas iban cambiando. Un día las mascarillas no eran obligatorias y al siguiente sí; así todo... Fueron momentos muy duros, pero también muy bonitos. La tristeza con la que íbamos a trabajar, al final era bonita porque éramos conscientes de que teníamos que ayudar. Algunos entrábamos antes o salíamos después, compartíamos lo que teníamos para apoyarnos los unos a los otros y se creó una gran comunión.
Tuvimos que enfrentarnos a llamadas muy duras. Nuestra labor era frenar que la gente fuera a urgencias, porque estaban colapsadas y cómo le explicabas a alguien con síntomas que tenía que quedarse en casa. Nos decían que éramos los únicos que cogíamos el teléfono, y en mi caso atendía las 24 horas porque los conocidos me escribían a mi móvil personal. Creíamos que con la labor que hicimos en la primera ola tan dura se iban a dar cuenta de la importancia de nuestra labor, pero no.
—Quienes sí se dieron cuenta fueron tus hijos y tu mujer. Recuerdo una foto que compartió en las redes sociales entrañable en la que se veía cómo le esperaban en casa con unas patatas y una cerveza. Era su héroe.
—Yo no lo sé pero ese día empecé a las nueve de la mañana y llegué a las diez de la noche. Ese día me llamaron para explicarme que no se estaban guardando las distancias de seguridad, no había mascarillas, se acabó el papel higiénico y tuvimos que comprarlo los sindicatos... Fue un día desastroso. No podía ser que nosotros no guardáramos las distancia de seguridad y amenazamos con llamar a la Policía si no desalojaban la sala. Ya llevábamos tiempo que desde CSIF pedíamos que donde hubiera un hueco se pusiera un ordenador. No lo hicieron y llegó el día en que nos plantamos. Fue ese día.
—Lo que escondía esa foto...
—Hemos pasado mucho. Nos sentimos identificados con los aplausos, veíamos que eran para nosotros también porque estar ocho o nueve horas al teléfono sin parar de hablar con dramas al otro lado de la línea era muy duro. Luego volvías a casa y tenías que disimular como fuera con tus hijos. Pero tengo que confesar que gracias a mis vecinos, lo hemos pasado bien en el confinamiento, inventando mil y una cosa que hacer, con nuestra romería, Semana Santa...
—¿Cuándo llegó el teletrabajo?
—En noviembre y porque empezaron las obras. Esperamos que lo estiren, al menos, hasta mayo que termina el estado de alarma y que sea por la pandemia, no por las reformas.
—¿Es relativamente fácil implementarlo en vuestro servicio?
—Sí, porque se puede monitorizar y el supervisor de sala sigue escuchando la llamada.
—¿Entonces por qué ha tardado tanto en aplicarse?
—Porque le sale más caro a la empresa.
—¿Por los equipos informáticos?
—No, no. Los ordenadores son nuestros. La empresa está en un edificio donde se lo pagan todo, la luz, el agua, los ordenadores, los bolígrafos... Poner el teletrabajo le sale más caro, porque nos tendrían que pagar la parte proporcional de luz, internet, etcétera. Hasta ahora lo pagamos nosotros.
—Después de tantos años creo que puede contestar esta pregunta casi sin pensar: ¿qué hay que cambiar para que Salud Responde funcione como consideran que debe hacerlo?
—Poniendo en valor lo que se tiene. No sabemos lo que podríamos ser y lo tendrían que copiar en toda España. La gente no sabe el valor que tiene el disponer de un servicio que con una llamada te solucionen muchos problemas como el cambio de hospital, renovación de medicinas, etcétera. No entendemos cómo no estamos gestionando la vacuna de Covid-19 como hemos hecho lo de la gripe. Como tampoco comprendemos que nos digan que no diéramos citas porque tenían que pasar antes por el contestador. Si Salud Responde no fuera un servicio de telemarketing y fuera público se contrataba a 700 personas y gestionábamos la pandemia. Hay que dar calidad.
—¿Qué le diría al presidente de la Junta, Juanma Moreno, si el día 15 estuviera en Jaén y viese la protesta?
—Que se sume, como lo hacía hace unos años. Juanma Moreno nos recibió en el Parlamento y nos dijo que era una "barbaridad" lo que estaba pasando. ¿Por qué no lo cambia ahora? Salud Responde es un bien para todos y no entendemos la dinámica que tiene los partidos, sean del partido que sean.
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