"Jaén siempre ha sido igual con sus artistas"
Carmen Montoro Cabrera tiene el volumen de voz propio de un zaguán del arrabal de las Monjas, destila esa elegancia en su decir y hasta en su callar. Hija de la calle Llana, la artista plástica y profesora se encuentra en su salsa estos días en los que la capital del mar de olivos presume de arte contemporáneo a través de Ecos, el encuentro internacional que multiplica su presencia en diferentes y ensolerados espacios jaeneros.
—¿Ser del casco antiguo de Jaén moldea una forma de mirar hacia el pasado y, también, hacia el futuro?
—Sí, eso de criarse en el casco antiguo sí que marca: las predilecciones, el respeto a la zona, el ponerla en valor...
—Da cierta querencia patrimonial, una sensibilidad para la preservación del patrimonio, de lo entrañable...
—Totalmente, vemos con otra mirada las zonas nuevas, que están muy bien pero... Yo nunca me iría.
—Vamos, que es usted de las que más abajo de la Plaza de las Palmeras se siente foránea, como les pasa a los trianeros en la calle Sierpes, según se puede leer en un azulejo del monumento a los alfareros.
—Sí, sí.
—Artista y docente, ¿esa vocación creativa suya tenía antecedentes en su familia, o inauguró usted el sello artístico de los Montoro Cabrera?
—No había artistas en mi familia, desde pequeña he tenido habilidades y siempre se me cuidó y ayudó a desarrollarlas. Es una cuestión que tenía muy clara, quería dedicarme al arte. No tanto a la docencia.
—Cualquiera lo diría, después de su trayectoria: aparte de su licenciatura en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, su doctorado por la UJA y su máster en Investigación en Artes se ha pasado usted la vida en las aulas o en su entorno.
—Cuando empecé la carrera de Bellas Artes no lo hice pensando en que me iba a dedicar a la docencia, lo que pasa es que se dieron las circunstancias, vinieron las cosas rodadas, empecé y al final me ha encantado, mi parte docente es fundamental; de hecho, siempre he mezclado la parte de docente con la de artista plástica.
—Profesora asociada de la Universidad de Jaén en el Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal, de Enseñanzas Artísticas en la Escuela de Arte José Nogué, asesora de Formación del Profesorado en el Centro del Profesorado de aquí...
—Pues fue casual. Empecé en conservación de arte contemporáneo, en museos, pero rápidamente me llamaron, me presenté y el primer año ya pude trabajar. Y me gustó, la verdad es que tengo una gran vocación docente, transmito mucho, me lo paso muy bien, lo vivo, lo siento.
—¿Ha escuchado alguna vez eso de que que los artistas, delante de una pizarra, pierden? ¿Lo comparte?
—En mi caso he peleado siempre, he tenido una lucha interna por mantener la parte artística activa y no dejarla en segundo plano, pero sí que sucede, hay mucha gente que se ve absorbida por la docencia y relega la parte artística. Eso nunca ha sido así en mi caso, al contrario: lo que he hecho ha sido esa mezcolanza, de manera que mi alumnado se beneficiara del hecho de que yo fuera artista plástica. Lo he llevado a gala y siempre los he implicado. De hecho, aquí, en Ecos, colaboran alumnos míos que ya han terminado la carrera.
—Ecos... Esta entrevista se realiza, precisamente, en plena exposición, en el patio de San Miguel del Museo de Jaén, uno de los distintos escenarios de esta singular propuesta, de la que Carmen Montoro, por cierto, es comisaria.
—Cocomisaria.
—No lo recoge la RAE, pero queda la mar de simpático eso de cocomisaria.
—Es que lo soy, con David Martínez.
—¿Pero Ecos no es una criatura suya, Carmen?
—A ver, de alguna manera: en 2008 formaba yo parte de la comision del plan estratégico como presidenta de la Asociacion de Artistas Plásticos Arte Aparte, cuando surge la primera edicion de Art Jaén. Hubo dos ediciones en Ifeja, y luego después, en una ciudad como Jaén donde no hay galerías ni comercio de arte, esto no era rentable, hubo un parón y en 2012 lo retomó David Martínez con apoyo institucional y de Ferias Jaén. A mí me ha pedido colaboración muchas veces, y este año mi colaboración ha sido este cocomisariado.
—Defina Ecos, por favor.
—Es un giro, es dejar aparte Art Jaén, porque tiene otro enfoque más didáctico, una parte de involucrar más a la sociedad y contar con determinados colectivos, de atención a la diversidad.
—Esa sociedad a la que alude, que es con la que usted convive a diario, ¿responde a estos ecos contemporáneos?
—Está respondiendo muy bien, se están acercando colectivos y ahora estamos empezando la parte educativa, de implementación en los centros.
—¿Cómo reacciona el visitante ante lo expuesto? Habrá quien venga aquí buscando encontrarse con una versión mas o menos revisada de La rendición de Breda y se quedará a cuadros (nunca mejor dicho).
—Es que el objetivo de Ecos es que se produzca ese choque de la gente, y ese acercamiento al arte contemporáneo en una ciudad como Jaén, donde no es tan frecuente. Nos faltan actividades, en ese sentido, en torno al arte actual. En esa línea venimos a cubrir ese hueco, de alguna manera. Habrá cosas que gusten más a la sociedad, a los diferentes sectores, y cosas que gusten menos, pero por encima de todo estamos ofertando una actividad que tiene calidad artística y que está en línea con lo que se está haciendo hoy: es una forma de entroncar con el tiempo en el que vivimos.
—Si alguien le dijera que, al dejar el museo, tiene la sensación de abandonar un espacio propio del 'hamparte', ¿qué les diría?
—Que aquí lo que hay es un trabajo totalmente altruista; nosotros lo hacemos por amor al arte, como siempre, e insisto, por acercar el arte contemporáneo a la ciudadanía, por ponerlo en valor, para que se les dé valor a los artistas, y para eso nos hemos tenido, de alguna manera, que buscar la vida. Aquí tenemos, por ejemplo, una obra de Mompó, a Manuel Rivera y Lucio Muñoz, tres artistas que forman parte de la colección de arte gráfico del Museo de Jaén y que los hemos trabajado
—Rivera, Mompó, Muñoz... y justo detrás de usted, Carmen Montoro.
—Y Carmen Montoro, sí, ahí estamos, interpretando una obra de Mompó con una instalación que será muy fácilmente interpretable por el alumnado de los centros de Educación Infantil, de Primaria, de escuelas de Arte...
—El lector no sabe si venir o no, está dudoso., lee esta entrevista y observa con curiosidad lo que hay tras la entrevistada, esos hilos, esos elementos.
—Esto, aunque no lo parezca, es una araña, la tejedora tejida; en mi discurso artístico, lo de los hilos y lo de tejer lo llevo muy adentro, lo he hecho muchas veces. ¿De qué manera me apropiaba de este espacio con una instalación artística de grandes dimensiones? Pues utilizando este recurso que para mí puede resultar incluso un poco recurrente, el de tejer.
—Ese lector del que le hablaba en la pregunta anterior se va diciendo que no entiende lo que acaba de ver...
—Claro, a lo mejor es que no hay que entenderlo y tenemos que hacer esa apuesta por el arte contemporáneo desde el disfrute y no tanto dese la comprensión, y confiando en los comisarios que han traído obras de calidad, y ya está, dejándose llevar por ese goce.
—Volviendo a Jaén (de donde, por cierto, no hemos salido en ningún momento de esta entrevista). Tiene usted ya una trayectoria vital y artística suficiente como para comparar estos tiempos con otros ya pasados. Cuando dice que esta ciudad no tiene galerías ni comercio de arte, que es muy dura para los artistas, ¿sentencia un nuevo axioma?
—Ha sido siempre así. Hablando con mis antecesores de generaciones anteriores me decían que siempre ha sido así. Tenemos que mirar el panorama andaluz (a lo mejor no hay que irse más lejos) y darnos cuenta de que hay ciudades a nuestro alrededor que consiguen una mayor promocion de sus artistas, más visibilidad dentro del panorama plástico andaluz, y podíamos hablar a nivel nacional e internacional.
—¿Pero qué falta, o qué hace falta? ¿Apoyo institucional, o es otra cosa?
—El apoyo institucional, cuando tú pides a una institucion un espacio, te lo suelen dejar. Yo creo que es un cómputo, estamos hablando de qué piensa la gente cuando viene y ve un tipo de obra determinado, y lo primero que piensa a lo mejor es que no lo entiende. Pero ya está, no hay más preocupación, del arte no se come. ¿Qué haría falta para que hubiese un mayor entendimiento?
—¿Qué, Carmen, qué?
—Un mayor acercamiento, más continuidad desde la plataforma, desde abajo. A nivel institcuional no hay una programación cultural en base al arte de nuestros días, ni políticas de apoyo a nuestros artistas jóvenes, ¿dónde están nuestras estupendas salas con programación de arte actual?
—Con estos mimbres, señora Montoro, ¿como ve el futuro inmediato y el menos inmediato, respecto al arte en Jaén?
—A veces he pensado que nos encontramos igual que hace veinte años, intentando convencer de que lo que hacemos es bueno, tiene calidad, de los artistas que vienen, intentando convencer a estas alturas de la película, y es un poco lamentable. Pero no quiero ser negativa.
—Pues muy optimista no le ha quedado la respuesta, qué quiere que le diga.
—La verdad es que si miro atrás no veo una apuesta por las artes plásticas, creo que estamos en un panorama muy similar al anterior.
—¿Nunca ha pensado a meterse en política, en tratar de dar respuesta a sus reivindicaciones desde un despacho?
—En algún momento lo he pensado, pero mis derroteros eran otros y tenía que enfocarme en el arte y la enseñanza, y ya era mucho.
—¿Ha querido decir que lo mismo se postula algún día para concejal de Cultura? Sin pelos en la lengua, por favor, Carmen.
—No sé, no sé.
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