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"Me he quedado asombrado de lo que somos y lo que tenemos en Jaén"

Por Esperanza Calzado - Noviembre 03, 2019
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Úbeda, 1973. Delegado Territorial de Empleo, Formación, Trabajo Autónomo, y Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad en Jaén. A día de hoy, Francisco Joaquín Martínez Garvín ya ha conseguido decir, sin pararse a pensar, todos los cargos que ocupa y que apenas si caben en una tarjeta de visita. Lejos de la figura del político que a todos se nos viene a la cabeza, el delegado de Empleo, como comúnmente se le conoce, no es un político y no se ve como tal. De hecho, todavía le cuesta hacerse a la idea. Funcionario de la Seguridad Social, ha sido recaudador y, entre otros puestos, ha ocupado el cargo de jefe de la Unidad de Lucha contra el Fraude. Sin duda, está en el departamento que mejor se ajusta a su perfil. Hablamos de siniestralidad laboral, de la ITI, del falso autónomo, de Linares, del aceite y de mucho más con el delegado de Empleo. 

—¿Desde cuando vive en Jaén capital?

—De siempre. Mis padres vivían en Jaén, yo he estudiado aquí, íbamos todos los fines de semana a Úbeda y mi pandilla de amigos es de allí. Pero no he vivido en Úbeda salvo dos años, una vez casado, cuando tanto mi mujer como yo trabajamos allí. En Jaén llevo viviendo ya 13 años. 

—¿Cuál era su trabajo exactamente?

—Soy funcionario de la Seguridad Social, técnico superior. 

—¿Haciendo qué?

—Durante muchos años trabajé en Tenerife, después en Osuna, en Úbeda y, finalmente, en Jaén. Aquí he ejercido de recaudador ejecutivo; recaudando cotizaciones, embargando y subastando.

—No suena precisamente atractivo, sobre todo porque tiene que lidiar con gente que no pasa por su mejor momento.

—Efectivamente he vivido situaciones complicadas pero es una labor necesaria. Todos pagamos las cotizaciones y para sostener el sistema de la Seguridad Social esa función de recaudación es necesaria, hay que hacerlo. Estuve muchos años de recaudador y los últimos, en el puesto de Jefe de la Unidad de Impugnaciones de la Dirección Provincial de Tesorería que resolvía todos los recursos administrativos, y de Jefe de la Unidad de Lucha contra el Fraude.

—¿Cómo le sienta cuando escucha aquello de que los funcionarios no trabajan?

—Muy mal. Hay que recuperar la idea del servidor público y el funcionario, que hace una labor absolutamente necesaria. Efectivamente, hay de todo, pero como en todos los colectivos. Hay trabajadores muy válidos y que se preocupan por lo público. Yo vengo de esa escuela. Tanto mi preparador de oposiciones como otros compañeros de la Seguridad Social somos de la escuela de no trabajar con papeles, sino que detrás de cada uno de ellos hay una persona, con su vida, con sus circunstancias...

EL 'NO' SALTO A LA POLÍTICA

—¿Cuándo decidió dar el salto a la política? ¿Fue todo un poco sobrevenido?

—No lo decidí, no di el salto a la política. Tengo claro que mi labor actual tiene una dimensión política pero yo me sigo considerando un funcionario y estoy haciendo otra clase de servicio público. Todavía me gusta más estar en el despacho que en un acto público, aunque creo que es necesario escuchar a la gente e ir a los sitios. Pero no me veo como político. 

—¿Y cómo le vino el cargo?

—Rocío Blanco, la consejera, es también funcionaria, aunque no de la Seguridad Social sino de la Inspección de Trabajo y gran parte del equipo de la Consejería somos funcionarios. Por ahí me vino la designación. 

—¿Eso es una ventaja o una desventaja?

—Ser funcionario te permite un conocimiento de la administración, del derecho administrativo, de los tiempos y los pasos de un procedimiento, por ejemplo, que si vienes de fuera no conoces. Esa parte la dominamos mejor. Pero, efectivamente, todo lo que es el juego político, la estrategia, el medir... eso me cuesta mucho. Creo que para los que venimos de la administración es una desventaja.

—¿Cómo fue su primer día en la Delegación?

—Muy raro, muy raro. Me senté con los tres secretarios provinciales que tengo, porque son dos consejerías más el SAE, y me hablaban cosas que me sonaban a chino, que no entendía. Me explicaban materias que no dominaba como Empleo, Economía Social, Agencia IDEA, Servicio Andaluz de Empleo... Además, fueron unos días en los que casi estaba más despidiéndome de un lado que entrando aquí, en un mundo totalmente nuevo. La primera vez que pensé "dónde me he metido" fue en una reunión de coordinación que nos citó la delegada del Gobierno en Jaén, Maribel Lozano, para que nos conociéramos. Verme citado en esa mesa con todos los delegados fue una sensación rara.

—¿Cuánto ha tardado en aprenderse a decir, sin pararse a pensar, todos los cargos que tiene?

—(Ríe) La verdad es que ahí tuvimos dos problemas. Uno fue aprendérmelo y lo segundo es que no cabía en una tarjeta de visita ni en un sello. Tardé diez o quince días y todavía hay veces que alguna parte me falla.

—¿No le dio vértigo ver tanta responsabilidad?

—Mucho. Da mucho vértigo entrar en algo tan nuevo, tan complicado y desconocido. 

—Además, entró en una administración gobernada durante décadas por el mismo signo político. ¿Cuál fue la recepción de los trabajadores porque entiendo que cierto temor habría?

—Yo creo que hay gente válida en todos los sitios y vuelvo a decirle que soy funcionario, no político. Lo fundamental es dar confianza al equipo y los necesitas para situarte. Puede haber diferentes signos políticos pero la inmensa mayoría que hay son funcionarios y entre nosotros nos entendemos mejor.

—Lo primero que hizo, y sigue haciéndolo, es reunirse con todos los colectivos, organizaciones y asociaciones con las que tiene algún tipo de vinculación su Delegación.

—Y me sigo reuniendo. Es fundamental escuchar la necesidad de la gente, cuáles son sus problemas, sus aportaciones... Y más sobre todo si vienes de fuera. Yo tenía que poner cara a todos esos sectores y esa gente que quienes están metidos en el mundo político ya se han relacionado con ellos. Yo no había tenido ningún tipo de contacto, empecé de cero y lo necesitaba. Pero es que, además, creo que es fundamental tener las puertas abiertas y escuchar porque es lo que te permite tener siempre los pies en la tierra. 

LA RADIOGRAFÍA DE JAÉN 

—Tiene contacto con el núcleo duro de Jaén. ¿Después de hablar con ellos puede hacer una radiografía de cómo está Jaén?

—Ahora sí. Los primeros días vi pesimismo y derrotismo, como se nos ve a la gente de Jaén. Esa sensación la tenía al principio. Estar donde estoy me ha permitido visitar empresas, conocer gente y me he quedado asombrado de lo que somos y lo que tenemos en Jaén. Asombrado del talento que tenemos y de la gente que está trabajando con empresas fuera, haciendo proyectos muy potentes... Esa primera imagen de derrotismo enseguida me la quité de la cabeza y, además, estando con ellos te dan ganas de ver el potencial que tenemos y que debemos luchar por ello.

—Una vez más se cumple la premisa de que en Jaén no nos creemos lo que tenemos.

—Sí, sin duda. 

—Ahora que ya lleva unos meses, ¿cuáles son sus prioridades?

—Simplificar y facilitar. Por ejemplo, en el caso del área de Empleo a nosotros no nos corresponde crearlo pero sí tenemos que promover. La prioridad es formar y encontrar la salida para que ese talento y potencial que tenemos se pueda desarrollar mediante formación y orientación de los parados, pero también de los que están en activo para que sea competitiva. Necesitamos creernos lo que somos y ser competitivos. Y necesitamos ponernos en marcha, que es lo que más nos cuesta en Jaén.

—Cada día 2, o 3 de cada mes, en función del día de la semana, se publican las listas del paro. ¿Cómo se siente ante esos titulares que ponen a Jaén a la cabeza de destrucción de empleo?

—Esos días lo primero que hago es esperar el susto. Consultar las listas era una de las tareas que tenía de antes por lo que esa costumbre la sigo teniendo y a las nueve de la mañana consulto los datos. A veces me da una alegría moderada, otros no. Es un indicador más y mi sensación es que todo lo que estamos haciendo ahora mismo es para poner la bases y el resultado se irá viendo poco a poco. Es nuestra esperanza y nuestro reto.

—No sé cuántas veces se le ha quejado el pequeño y mediano empresario de la cantidad de impuestos que hay que pagar y que, por ejemplo, hacen que contratar a una persona sea una odisea. Sin embargo, a veces el trabajador no lo percibe así. ¿Falta pedagogía?

—Vengo de la Seguridad Social y uno de los principios y los pilares en los que creo es la protección social. Hay que hacer pedagogía y hacer ver a la gente que esto lo tenemos que sostener entre todos. Si queremos unos derechos sociales y un bienestar hay que contribuir entre todos. Luego ya es discutible si se paga más o se podría pagar menos, para eso hay que administrar mejor. Lo que hay es que administrar hasta el último céntimo y la administración tiene que reducir trabas. No se puede tardar tanto tiempo para crear una empresa por ejemplo. Esa es una de las formas para crear dinamismo.

—Lacontradejaén es una cooperativa, como sabe. ¿Le ve futuro a la economía social?

—Sin duda. Es un sector que no conocía y que he tenido la oportunidad de conocerlo ahora y es un sector que me encanta y os lo he dicho a vosotros y a ti como miembro de Faecta. Las dos palabras que os definen dicen mucho: cooperativas, donde se coopera, se ayuda y se tiene unos valores y unos principios democráticos muy positivos. Pero, por otro, la economía social. Es un sector que creo que tiene mucho futuro y en Jaén tenemos un sesgo porque todos pensamos en el aceite. Y en Jaén tenemos que romper ese sesgo. 

—Tiene un importante problema encima de la mesa que le han planteado los sindicatos y es el de la siniestralidad laboral. ¿Estamos teniendo más que otros años?

—Hay un factor de alarma y es que, por desgracia, en verano, en un periodo de 40 días tuvimos tres accidentes mortales y eso crea una alarma. Los datos se dan la mano con los del año pasado. Ha habido un repunte que coincide también, que no es una excusa aunque lo pueda parecer, con que se han empezado a contabilizar los autónomos. Ahí tenemos un problema porque las empresas y la ley de prevención prevén unos mecanismos para el control pero en autónomos es más difícil de controlar. Ahí tenemos un reto importante. Hay que hacer una labor de prevención, vigilancia y cumplimiento de la normativa, pero hay que tender al accidente cero y ser conscientes de que las condiciones de trabajo también implica la salud. Hay que sensibilizar a empresas y a los trabajadores que a veces les parece engorroso las medidas de seguridad. Igual que se hizo una labor fundamental en los accidentes de tráfico, pues a lo mejor hay que hacer compañas así en los accidentes de tráfico. 

—¿Cómo se lucha contra el falso autónomo?

—Con vigilancia, con inspección, con lucha contra el fraude... Adaptando la legislación con la nueva economía porque aunque el falso autónomo es una figura que siempre ha existido ahora se está produciendo una nueva forma de trabajo que lo está potenciando. Hay que luchar desde todos los medios, desde Hacienda, Seguridad Social, Inspección de Trabajo y también parte de concienciación. 

—¿Se tiene un cálculo de a cuánto asciende la economía sumergida en Jaén?

—¿De qué hablamos por economía sumergida? Está desde el falso autónomo hasta la personas por cuenta ajena sin contratar, el que cobra el desempleo y cobra en negro, al que no paga factura ni IVA... Como es negro no se puede calcular. 

—Lo que pide la provincia es que vengan industrias. ¿Tan complicado es que vengan? ¿Son la solución o tampoco es la panacea?

—Es necesario tener siete empresas grandes, por supuesto, por el volumen de economía y empleo que generan, por supuesto. Pero también es importante tener empresas más pequeñas pero más competitivas, que creen una red colaborativas. Hay que diversificar y hay que ser conscientes, y eso lo he aprendido ahora, de que estamos en medio de una revolución tecnológica. La revolución industrial supuso cambios pero ahora estamos en un momento de revolución de la inteligencia artificial que en muy poco tiempo van a producir transformaciones muy importantes y no podemos perder ese tren de ninguna manera. 

—Su trabajo casa con su compañero de Educación, ambos por la labor de fomentar la Formación Profesional.

—Sin duda. Uno de los problemas que lastran el empleo en Andalucía es la falta de formación y el fracaso escolar. Para la formación para el empleo la FP Dual es fundamental, tenemos que romper con esa imagen de que ir a la Universidad es lo que vale y el resto no. Por eso, las dos consejerías, Educación y Empleo, además de todo el Gobierno, tenemos claro que es una de las grandes vías. 

—Otro de los grandes desconocidos de su red son los CADEs.

—Yo tampoco los conocía.

—¿Qué impresión se ha llevado?

—Muy buena. Me parece una red que se extiende por prácticamente toda Andalucía y es fundamental para reconducir ese talento y esos jóvenes, sobre todo, y darles ideas de futuro. Me parece fundamental su labor y que no se conoce prácticamente. 

—Cuando se habla de Jaén se habla de aceite, pero Jaén es más.

—Jaén es más que su aceite y se puede unir su oro líquido con todo, por ejemplo, con el turismo como hace La Rioja con el vino. Alrededor del aceite tiene que haber tecnología, la digitalización y la reconversión y para eso hay luchar para reintroducir a los jóvenes porque es un medio para fijar población. Ese potencial está ahí y ahí que potenciarlo y modernizarlo. 

—Siempre me ha llamado la atención que siendo la provincia de mayor producción de aceite no tengamos ninguna gran industria afín por ejemplo, por citar lo primero que se me viene a la cabeza, una empresa que fabrique vareadoras. 

—O envasadoras, o las etiquetas... El sector del aceite ahora está empezando a tener una cierta visión empresarial pero eso no ha sido así hasta hace muy poco. Cada vez es más competitivo. 

—¿Qué sector cree usted que será puntero en Jaén en los próximos años?

—Algunos ya están despuntando. El plástico, por ejemplo. Es un sector que tiene una importancia destacada y tiene mucho futuro. Debemos diversificarlo. En los sectores tecnológicos ligados a la Universidad de Jaén, tanto aquí como en Linares, puede haber cambios. Creo que tenemos una situación excepcional para la logística y es otro campo en el que podríamos despuntar. 

—Ha mencionado Linares...

—Hace un par de semanas hicimos la reunión de coordinación de los delegados allí y lo primero que tenemos que romper es el hecho de que siempre que se habla de Linares es en negativo. Linares tiene cosas buenas, tiene potencial y hay que tirar de ello. Santana hay que repensarla y hacerla atractiva ya sea a través de la logística u otro sector industrial. En ello estamos. 

—¿Cuántas esperanzas se le tienen puestas a la ITI?

—Es una oportunidad.

—En mi humilde opinión siempre he pensado que no es la panacea, viendo lo que ha ocurrido con Cádiz.

—No lo es, pero es algo más. La ITI y todo lo que venga tiene que ser bueno y hay que tener alturas de miras y sumar. Yo lo tengo muy claro, hay que escuchar y sumar y a lo mejor es el momento de pensar a lo grande. Tenemos una oportunidad y vamos a ver si esta vez la aprovechamos. Tenemos que mirar los proyectos más a largo plazo y no con soluciones de hoy para mañana.

—Pero tenemos un problema: el jiennense ya está impaciente. 

—Y es lógico. Vamos a ver si lo aprovechamos.

—Esta última pregunta se la hacemos a todos los entrevistados del zoom, sea del sector que sea. ¿Cómo se imagina Jaén dentro de veinte años?

—Me gustaría verla de otra manera. Pongo el ejemplo de Málaga y cómo ha cambiado. Me gustaría ver algo así. Me gustaría potenciar el aceite, que el turismo fuera otro motor para poner en marcha muchas cosas y pienso en mi pueblo, en Úbeda, que con la declaración de Patrimonio de la Humanidad se revolucionó. Hay que buscar algo de eso, algo que nos permita cambiar y dar el salto como lo hizo Málaga con el parque tecnológico o lo ha dado Úbeda y Baeza con el turismo. Entre todos tenemos que pensar cuál es el revulsivo para que cambie.

Fotografías y vídeo: Esperanza Calzado

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