
“La inteligencia artificial es la nueva electricidad: estará en todos los ámbitos de nuestra vida”
Catedrática en Arquitectura y Tecnología de Computadores en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Jaén (UJA), con una brillante trayectoria académica y un firme compromiso con la aplicación social de la tecnología, Macarena Espinilla Estévez (Jaén, 1983) es una de las investigadoras referentes en España en el diseño de entornos inteligentes centrados en las personas. Durante la Noche Europea de los Investigadores, celebrada el pasado viernes, habla en este zoom de cómo la inteligencia artificial puede ser la aliada perfecta para facilitar el trabajo en el sistema sanitario y dedicarnos a lo más importante: el cuidado de las personas. Proyectos como MicroChip4Age o el Smart Lab de la UJA son prueba de que la investigación puede transformar la asistencia sociosanitaria, siempre con respeto a la intimidad y buscando la eficiencia.
—Para conocerla un poco más, ¿podría acercarnos un poco sobre su formación académica?
—Por supuesto. Soy ingeniera informática formada en la Universidad de Jaén, donde también estudié Ingeniería Biomédica. Posteriormente realicé el doctorado en Ingeniería Informática en esta misma universidad. Actualmente soy catedrática en el Departamento de Informática y dirijo el grupo de investigación Avances en Sistemas Inteligentes y Aplicaciones (ASIA).
—Veo que ha desarrollado su carrera académica en la Universidad de Jaén. ¿No ha trabajado fuera de aquí?
—Yo siempre digo que soy fruto de la Universidad de Jaén, aunque mi carrera investigadora ha tenido un marcado carácter internacional. He trabajado y colaborado en países como Australia, Argentina, Chile, Reino Unido o Bélgica. Toda esa experiencia ha repercutido de manera muy positiva en nuestra universidad y en la provincia.
—Háblenos de su grupo de investigación. ¿A qué se dedican exactamente?
—Nuestro grupo trabaja en el desarrollo de sistemas inteligentes que proporcionan información y conocimiento a partir de datos, especialmente en el ámbito de la salud. Por ejemplo, instalamos sensores en las casas de personas mayores para monitorizar su actividad diaria —si duermen bien, si se duchan, si comen a sus horas o si toman la medicación—. Con inteligencia artificial procesamos toda esa información y obtenemos patrones que pueden resultar muy útiles para familiares, médicos o cuidadores.
—¿Podría darnos algunos ejemplos concretos de aplicación?
—Por ejemplo, colaboramos con un médico de Cabra (Córdoba) que atiende a personas mayores con diabetes tipo 2. Nuestro sistema le permite saber si sus pacientes siguen hábitos de vida saludables —como caminar, comer a horas regulares o dormir bien— y así evaluar mejor los resultados de sus tratamientos.
Otra aplicación se da en residencias de mayores: con estos sensores, los auxiliares pueden saber en tiempo real qué está haciendo cada persona y en qué lugar se encuentra, lo que facilita mucho la atención.
—Son sistemas realmente útiles, pero quizá poco conocidos al igual que mucha de la labor que hacen los investigadores.
—Así es. Y precisamente eventos como la Noche Europea de los Investigadores son fundamentales para acercar la investigación a la ciudadanía. Además, en nuestro grupo tenemos una página web y una encuesta abierta para que las personas nos den su opinión sobre estos dispositivos: si les parecen útiles, si cambiarían su diseño o cuánto estarían dispuestos a pagar cuando lleguen al mercado.
—Entonces, los investigadores no son esos “ratones de laboratorio” aislados que a veces vemos en las películas...
—(Sonríe) No, no lo somos. Interactuamos con la sociedad, hablamos con la gente y escuchamos sus necesidades. Necesitamos su ayuda y su retroalimentación para mejorar nuestros proyectos.
—Durante la Noche de los Investigadores, ¿qué actividades mostraron a los niños y visitantes?
—Preparamos varios entornos interactivos: una pequeña casa donde podían encender luces o activar alarmas con sensores, una granja para monitorizar temperatura, humedad o gases, e incluso un coche con inteligencia artificial. La idea era mostrar de forma sencilla cómo estos sensores —que son casi invisibles— pueden integrarse en la vida cotidiana para mejorarla.
—Para terminar, le hago la pregunta que muchos tenemos en mente: ¿es fiable la inteligencia artificial? ¿Nos va a quitar el trabajo o debemos aprender a usarla?
—La inteligencia artificial es, en mi opinión, la nueva electricidad: estará en todos los ámbitos de nuestra vida. Por eso es crucial alimentarla con datos representativos y, al mismo tiempo, proteger la privacidad y el anonimato de las personas. Y sí, debemos aprender a usarla: cuanto más contribuyamos con datos —por ejemplo, en pruebas médicas—, más avanzadas y útiles serán estas tecnologías para todos.
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