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"De Jaén no me despido con un adiós, sino con un hasta siempre"

"De Jaén no me despido con un adiós, sino con un hasta siempre"

Por Javier Cano - Julio 30, 2023
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2023 es un año crucial para el conocido bailaor Javier Valero (Jaén, 2005). ¿Que por qué? Porque se ha hecho mayor de edad (palabras mayores) y porque, en nada y menos, la ciudad donde nació, a la que ama y de la que tanto presume será para él motivo de nostalgia desde la capital de España, adonde se encamina con una mochila cargada de futuro para convertirse en diseñador de moda, su otra vocación.

Si el pasado 13 de julio el artista se despedía bailando de sus paisanos en el patio del Patronato Municipal de Cultura, hoy lo hace de los lectores de Lacontradejaén bajo el soberbio artesonado del aledaño salón mudéjar jaenero, donde el condestable Iranzo y su esposa celebraban bailes de alto copete hace la tira de tiempo: o sea, en su ambiente. 

—Este salón es un sitio especial y muy jaenero, ¡vamos, lo mismito que dicen de usted! 

—Efectivamente soy muy jaenero, y cada día más. Cada día que me levanto considero que mi tierra tiene que ir lo primero, por bandera siempre, ya sea bailando o desde que salgo por la puerta de mi casa y me vuelvo a encerrar todos los días. Yo lo considero así. 

—No todos los artistas de aquí que logran destacar ejercen como 'patriotas' de Jaén, sino todo lo contrario.  

—Hay artistas que dicen que no son profetas en su tierra, como se suele escuchar, pero yo creo que aunque a lo mejor no lo seas (yo no lo considero así, creo que voy a dejar mi granito de arena antes de irme) siempre la voy a llevar conmigo en mi corazón. Creo que siempre hay que sentirse orgulloso, te trate mejor o te trate peor. 

—Hace muy poco que se despidió usted de sus paisanos aquí mismo, en este patio que entra, entero, por las ventanas del salón de baile de don Miguel Lucas y doña Teresa de Torres. Una despedida por todo lo alto pero, ¿es un adiós, un hasta luego, un hasta pronto, un hasta siempre...?

—Yo lo considero un hasta siempre, porque nunca sabes lo que nos depara la vida y de momento mis objetivos van fuera, tengo otras perspectivas, otras metas que cumplir, otros sueños. Aunque se me queda corto aquí en Jaén, no quiere decir que no vuelva el día de mañana ya sea para montar mi academia o para traer todo lo que yo lleve en mi corazón e inundarlo de alegría aquí, en Jaén.  

—Se va a la conquista de una nueva etapa, a descubrir su propia 'América', y para ello cierra otro periodo. ¿Deja atrás una época de formación, de crecimiento?

—Bueno, la etapa que ha cerrado Javier Valero no se puede decir que sea de formación, porque por suerte o por desgracia en mi profesión al final siempre estás en constante evolución, pero sí es una etapa juvenil, una etapa digamos de crianza, de arropamiento de familia, y ya es hora de que el niño vuele: en mi casa se dice siempre "el niño ya va a volar". 

—Le hace usted caso a la gran Coco Chanel, cuando dijo aquello de 'si naciste sin alas, no hagas nada para evitar que crezcan'.¿Dónde se va usted, con lo a gusto que se está aquí?

—A Madrid, a iniciar estudios en Diseño de Moda, a hacer la carrera, pero sin abandonar nunca el baile, que para mí es mi pasión y es mi vida. 

—¡Vaya, ni que le hubiera leído el pensamiento cuando he aludido a la universal modista francesa!

—Coco Chanel siempre me ha encantado, me ha fascinado como diseñadora. Y también la moda del XVIII y el XIX, todo lo antiguo me encanta, me vuelve loco, y todo lo recargado, lo rococó. 

—Más de uno se habrá quedado patidifuso al leer su respuesta, Javier, pensando que se marchaba a perfeccionar su baile en un conservatorio ambicioso o una academia de postín, y resulta que no solo deja Jaén sino que apuesta, también, por otra disciplina artística.  

—Sí, sí, un arte totalmente diferente. Desde pequeño siempre me ha gustado mucho todo lo que han sido trapos, ponerme, quitarme, diseñar, dibujar..., todo eso me ha encantado, y ahora que he acabado mi aprendizaje en el bachiller de artes de la Escuela de Arte José Nogué me he dado cuenta de que lo tenía que hacer, de que me lo debía a mí mismo. Aunque la gente crea que es muy diferente, que puede estar muy alejado del baile, puede ser una combinación muy bonita el día de mañana.

—Vestir sus propios diseños sobre el escenario, o que su compañía (incluso otras) lleven ropa con la firma de Javier Valero... ¿Qué peso tendrá el baile en sus propuestas estéticas?

—Mucho. Para mí, la estética es uno de los puntos más importantes y creo que antes de subirte a un escenario, tú ya estás actuando, desde que sales de una bambalina la gente ya te tiene que ver con presencia. Eso es como el que va a una entrevista de trabajo, no es lo mismo el que va en chándal y es un pasota de la vida que el que va arreglado, en condiciones, y ya está diciendo algo sin tener que comunicarse. 

—Diseñador de moda... ¿También de zapatos, Javier? Ese ámbito le es de todo menos ajeno, ¿o lo mismo está harto ya de tacones y hormas y no se le ocurrirá jamás rubricar una bota, por ejemplo?

—No, no. Al final, en mi casa, si estamos donde estamos es por las zapaterías. Mis abuelos han luchado mucho desde siempre por las dos partes (es verdad que por la parte de mi madre son zapateros y siempre han luchado, desde que pusieron el bar en La Merced), pero ya digo, si estamos en algún lado es por las tiendas, por las zapaterías, y yo siempre lo voy a agradecer. Si no fuera por los padres que tengo, en otras me hubiera visto, las cosas como son. 

—Está orgulloso de los suyos...

—Yo siempre me voy a sentir orgulloso de eso. Es verdad que mi madre me dice: "Para ti, las tiendas no las quiero, considero que puedo darte muchísima mejor vida". Las tiendas siempre las voy a tener ahí, así que vamos a ver a dónde podemos llegar.  

 Velada Flamenca en el Salón Mudejar. Foto: Maria José Alcalá Arrebola.
Velada Flamenca en el Salón Mudejar. Foto: Maria José Alcalá Arrebola.

—¿Esta apuesta suya por cumplir su otra vocación supondrá que el baile pase a un segundo plano? Tendrá que estudiar, hincar los codos, le saldrán callos en las manos, Javier. ¿Ha pensado en ello? 

—Bueno, al principio voy a ir a la aventura, Madrid es una ciudad muy grande en comparación con Jaén y digamos que la vida es totalmente distinta. Cuando me acomode, cuando me siente y eche raíces, para mí va a ser inevitable tener que dejar un poco el flamenco. Pero como sea, tendré que tener tiempo para las dos cosas, aunque a lo mejor le tenga que dedicar más al diseño de moda (que, gracias a Dios, es lo que me gusta). El flamenco no lo voy a poder dejar, es mi desahogo, yo sin el flamenco no soy nadie. 

—¿Le obligan los estudios que va a emprender pronto a hacerse vecino de la villa y corte, o además hay algo de romanticismo en su decisión de afincarse en los Madriles, como hacían los artistas antiguos en busca de gloria?

—Efectivamente, sí. Cuando estudias la historia, los fundamentos, distintas ramas, distintas vanguardias, al final ves que el punto de encuentro de muchos de ellos es la ciudad de Madrid. También lo hago porque el diseño de moda, allí, es cuna ahora mismo; también está en Andalucía, por ejemplo en Granada, que me pilla a una hora. Pero me voy a Madrid también porque creo que las oportunidades en el flamenco están muchísimo mejor y lo que se suele decir: de Madrid al cielo. 

—Eso dicen muchos políticos, sí. Por cierto, usted ya ha cumplido los dieciocho, le ha tocado votar. ¿Lo ha hecho en el Foro?

—No, no, voté en Jaén, no me voy hasta septiembre. 

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