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"Damos soporte a más de 500 empresas a nivel nacional"
Mar Liñán Muñoz (Beas de Segura, 1984) es de esas personas que tienen la virtud de darle la vuelta a un problema. Todos los pasos importantes de su vida han nacido de casualidades y de adversidades que representaron puntos de inflexión. Charlar con ella y repasar su vida es asomarse con vértigo a la agenda de una mujer empresaria de éxito, 'activista' empresarial, escritora, presentadora de radio, madre y esposa y, sobre todo, una mujer que ha hecho un importante viaje a su interior. Al frente de Liñán LOPD Consultores lleva más de diez años y ha logrado el Premio AJE a la Trayectoria Empresarial, uno de sus grandes logros. Pero no es el único.
—¿Cómo nace Liñán, una firma que abarca mucho?
—Abarca mucho ahora, pero empezó siendo pequeñita. Comenzó hace 10 años como una consultora de protección de datos especializada en el sector de la privacidad. Poco a poco se fue expandiendo y pasó de ser una empresa local a una que trabaja a nivel nacional desde hace años.
—Ha crecido la empresa y la cartera de servicios.
—Sí, porque los clientes nos lo iban demandando. Empezamos con los servicios de igualdad, haciendo planes de igualdad, protocolos contra el acoso, registros retributivos... Luego nos ampliamos a recursos humanos. Y ya de últimas, lo que abrimos fue el centro de formación e instituto de privacidad.
—¿En qué momento, hace diez años, se plantea usted abrir una empresa en un sector hasta ese momento muy desconocido?
—Estudié Empresariales y estuve trabajando en diversas empresas. Al final acabé en el área de Cultura del Ayuntamiento, en la Universidad Popular dando clases de inglés y de teatro bilingüe. Pero no me gustaba eso de tener un jefe, un horario y que me dijeran qué es lo que tenía que hacer. Así que como me gustaba mucho la protección de datos, pues le dije a la familia que iba a montar una empresa.
—Puede resultar curioso que en aquella época le gustara eso.
—Por entonces y ahora. Tengo amigos que todavía no tienen claro a qué me dedico. Es verdad que hace diez años era un tema que no estaba tocado. Poco a poco ya la gente sí sabe que es la protección de datos y yo a día de hoy me alegro un montón.
—Bueno, la gente sabe lo que es la protección de datos a medias... Sabe que hay una ley.
—La gente lo que sabe es que tienen que pagar una multa si no cumplen. Ahí se quedan. Muchas empresas se dedican a hacer el copia y pega y cobrarte una tarifa irrisoria. Nosotros el trabajo que hacemos es súper concienzudo, en el sentido de que todo se hace personalizado, mirando por la empresa. Si hay cualquier reclamación, nosotros le ayudamos a hacerla. Vamos ya para el año 11, en septiembre, y nunca han sancionado a un cliente nuestro. Y mira que han venido algunos con problemas... Pero eso es porque nos hemos tomado el trabajo de forma seria y responsable.
En protección de datos parece que cualquier cosa nos va a hacer librarnos de la multa y todo va a estar bien. Y no. La ley nos dice que tiene que haber una responsabilidad proactiva por parte del empresario, es decir, que en todo momento hay que estar en capacidad de demostrar que estamos cumpliendo.
—También se encargan del área de Igualdad de la empresa.
—Llevamos ya tres años haciéndolo. Fue por una sugerencia de una compañera que es experta en la materia. Los planes de igualdad son obligatorios cuando la empresa tiene a partir de 50 trabajadores. Es un trabajo bastante más laborioso y hay que tener muchos conocimientos para hacerlo.
—Y de ahí pasamos a las áreas de Formación y Recursos Humanos.
—Efectivamente. Decidimos montar el Instituto de Privacidad orientado a formación en privacidad, seguridad de la información y ciberseguridad. Pero poco a poco los clientes nos empezaban a demandar otras necesidades y ya lo hacemos a medidas. En el caso del área de recursos humanos, fue como la sección de igualdad, se creó a propuesta de una compañera experta en el área. Vamos más allá y hacemos, por ejemplo, estudios de clima laboral, valoración de puestos de trabajo, es decir, llevar los recursos humanos a un punto más allá que en Jaén no se suele hacer. Empezamos hace aproximadamente un año y medio y la verdad que estamos muy contentos.
—¿Cuántas personas están para atender todas estas áreas?
—Somos diez personas y damos soporte a más de 500 empresas a nivel nacional, al año.
—¿Cómo se da el salto al ámbito nacional?
—Fue por casualidad. Empezamos a trabajar con empresas de Madrid y nos fue muy bien. De ahí empezaron a ponerse en contacto con nosotros de Barcelona, Ibiza, Canarias... Yo creo que fue el boca a boca.
—¿Cómo cambió la empresa y el negocio con la pandemia?
—La pandemia trajo el teletrabajo y eso fue un punto de inflexión. Crecimos durante la pandemia y el teletrabajo nos dio mucho trabajo, valga la redundancia, porque las empresas no sabían cómo tenían que operar con esos empleados que estaban usando equipos informáticos desde casa y sistemas de información. Fue un antes y un después. De hecho, tú lo sabrás, que el teletrabajo cada vez es más habitual.
—Pasamos de Liñán empresa a Mar Liñán. ¿En cuántos colectivos participa?
— (Ríe) Soy presidenta de la Asociación Provincial de Mujeres Profesionales Autónomas y Directivas de Jaén desde hace diez años. Formo parte de la Asociación de Jóvenes Empresarios, donde llevo 10 años también, porque fue abrir la empresa y empecé con ellos. Estoy también en la Junta Directiva de la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias en Sevilla y soy miembro del Foro de Empresarios Profesionales de Córdoba.
—¿De dónde viene ese activismo empresarial?
—Me nace por una casualidad también, porque yo no tenía ni idea del tejido empresarial jiennense, ni del asociacionismo, ni de nada. Me propusieron presentarme a las elecciones de la Provincial de Empresarias y gané. Pero no sabía nada de nada, así que fui autodidacta. Yo quería ayudar pero no sabía cómo, así que empecé a formarme, me picó el gusanillo y he pertenecido a un montón de asociaciones.
— ¿Cómo está el tejido empresarial femenino jiennense?
—No está tan mal como se dice. Cada vez tenemos la suerte de tener empresas más grandes lideradas por mujeres, lo que pasa es que no se les reconoce. Muchas veces observo que tenemos una serie de barreras que se están rompiendo poco a poco y desde la asociación estamos luchando mucho por eso.
—También tiene un programa en Uniradio.
—Sí, no me aburro (ríe). Hago el programa a raíz de publicar Diario de una Autónoma. Está basado en emprendimiento. Entrevistamos a empresarios y a empresarias y también analizamos puntos claves. Por ejemplo, en el último programa que tuvimos vino una consultora y estuvimos analizando las novedades fiscales y laborales que íbamos a tener este año.
—No podemos pasar por alto su faceta literaria.
—Siempre me ha gustado mucho escribir, desde pequeña, cuando me ponía a escribir cuentos. A lo largo de todos estos años como presidenta de la asociación me preguntaban muchas veces cómo había conseguido que la empresa fuese bien, porque mis orígenes fueron desastrosos. Tanto me lo preguntaba que de broma le decía a mi pareja que iba a escribir un libro. Eso se quedó ahí hasta hace dos años que me diagnosticaron un problemilla de salud. Me tenía que operar e iba a estar dos meses de baja. Y estando en Santander, en un congreso, me decidí. Así nació Diario de una Autónoma.
—¿Qué le dice la gente que lo lee?
—Está gustando mucho. Es un libro muy personal porque cuento mi historia de qué hacía yo antes de ser autónoma y cuál fue ese punto de inflexión. Relato todos mis errores e incluso hablo de traiciones. Estoy orgullosa porque mucha gente se lo ha leído además de ser un éxito en ventas. Hay gente que me ha llamado por teléfono dándome las gracias porque han conseguido montar su primer negocio animándose con la lectura. Eso no tiene precio.
—Ser tú es el segundo de tus libros.
—Es totalmente diferente, como si lo hubieran escrito dos personas diferentes. Estaba escribiendo la segunda parte de Diario de una Autónoma cuando me pasó algo en mi vida que supuso un punto de inflexión. Empecé a pensar que yo no me conocía a mí misma, que tenemos unas máscaras en lo alto que nos ponemos por miedo, que hacemos las cosas por no defraudar... Comencé a hacer un ejercicio de autoconocimiento y a trabajar en mí como persona. De hecho dejé de venir a trabajar y me centré en mí y en mi familia. Y de ahí nace el libro, del arte de conectar contigo mismo. Lo hilé con el primero convirtiéndolo en la guía emocional que necesitamos cualquier persona, también los autónomos en sus empresas. Porque muchas fracasan porque no estamos bien psicológicamente.
—Quien haya llegado hasta aquí en la entrevista se habrá hecho la misma pregunta que yo le formulo a usted. ¿Cómo se hace para llegar a todo?
—Estableciendo límites y organizándose. Hay que aprender a decir que no. Ahora analizo mucho el beneficio emocional que me va a dar cualquier acción, actividad o participación en algo. Voy filtrando y eso me ayuda mucho. Me da tiempo a pasear, a leer, a estudiar y a dedicarme a la familia. Incluso a irme a la playa sin móvil. También te digo que yo me acuesto a las diez y media de la noche como muy tarde y me levanto a las seis de la mañana. Eso también ayuda mucho a la organización. Esas primeras horas del día las dedico a meditar, a organizarme la jornada, a preguntarme cómo fue la anterior, en ver cómo puedo mejorar...
—¿Qué retos de futuro se marca?
—En lo personal, tenía un reto que lo conseguí el año pasado. Fue ganar el premio AJE a la Trayectoria Empresarial. Profesionalmente me gustaría seguir avanzando como lo hemos hecho hasta ahora, que es fruto de muchísimo trabajo. De hecho, vamos a abrir próximamente una nueva división que todavía no os puedo avanzar. Es una apuesta muy importante que llevamos ya muchos años pensándolo pero siempre nos ha dado un poco de respeto. Ahora es el momento de dar el salto.
En lo personal, no quiero parar de escribir. Igual que el Diario de una Autónoma fue un éxito de venta, Ser tú me está haciendo llegar a gente que me asombra. Estoy vendiendo libros fuera de Jaén, e incluso de Estados Unidos ha llegado algún pedido.
2024 fue el mejor año de mi vida a pesar de tener un punto gordo de inflexión y creo que el 2025 va a ser mejor.
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