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"Es muy importante que los jóvenes vivan el intercambio cultural"

"Es muy importante que los jóvenes vivan el intercambio cultural"

Por Fran Cano - Agosto 20, 2023
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Antonio Santiago Lebrón Zafra (Frailes, 1986) ha tenido la oportunidad de ser técnico de Juventud en su pueblo de toda la vida. La experiencia le ha permitido impulsar iniciativas novedosas, como el Campus Rural para municipios de menos de 5.000 habitantes, y asistir al encuentro de chavales con voluntarios de otros países. Entiende que el intercambio cultural es un billete de ida y vuelta muy provechoso en lo académico y en lo social, de ahí que anime a la población joven a hacer la maleta en busca de experiencias.

Lebrón es un enamorado del deporte y un futbolero desde crío. Cuenta con los carnés de entrenador y director deportivo de la Federación y todavía disfruta con el balompié en la tele, aunque reconoce que quizá haya que introducir novedades. Cuidar más al espectador. La entrevista es en el Centro Juvenil de Frailes, espacio donde tanto se ha comprometido desde que regresó a la villa.

—Ha vivido la experiencia de ser técnico de Juventud en su pueblo durante dos etapas en dos años. ¿Cómo lo encaró y que quería impulsar?

—Surgió a partir de una subvención de la Diputación para municipios de menos de 5.000 habitantes. La intención era contratar a personal relacionado con la juventud durante cuatro meses al año. En Frailes hubo una bolsa y concurrí con más postulantes. Quedé segundo. La persona que quedó en primer lugar tenía otro trabajo y rechazó el puesto. Por eso entré yo. ¿Cuál era mi planteamiento? Bueno, cuando no hay nada es fácil hacer algo que dé resultado y sea vistoso.

Lo principal, y lo más complicado, era reactivar el Centro Juvenil con contenido durante todo el año. Para ello rearmamos la asociación juvenil y contactamos con los socios para que se hiciesen cargo y participasen. Por otro lado, aposté por la creación de contenidos puntuales para que la juventud entendiese que el Ayuntamiento está para apoyar cualquier actividad o idea que impulsen.

—Una de las iniciativas que lideró el año pasado fue la del Campus Rural, que ya lleva dos ediciones en Frailes. ¿Qué le llamó la atención del programa?

—Empecé a mirar en otros municipios y justo había un programa que se llamaba Campus Rural, pero estaba relacionado sobre todo con actividades y talleres durante el verano. Casualidades de la vida, acabé dando con el programa del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico implantado por primera vez en España el año pasado. Consiste en prácticas para universitarios remuneradas con 1.000 euros durante los tres meses de verano, en municipios de menos de 5.000 habitantes. Era una oportunidad de traer trabajo para Frailes. Como era concurrencia competitiva, solicitamos muchas plazas el primer año. Al final, las conseguimos todas (risas), quizá porque no se presentó tanta gente.

De los errores se aprende. El año pasado tuvimos nueve becarios de prácticas y este verano lo lanzamos más acotado y teniendo en cuenta qué parcelas habían dado resultado, como era Magisterio, para el refuerzo escolar y la Escuela de Verano; Educación Social, para dinamizar el Centro Juvenil, y este año hemos introducido Fisioterapia, porque entendemos que era un complemento perfecto para el Balneario. Como digo, hemos pasado de nueve a cuatro becarios, pero el rendimiento es mayor.

—¿Y cuál es la experiencia que le trasladan los becarios? ¿Les impresiona trabajar y hacer vida en pueblos más pequeños a los que están acostumbrados?

—Lo viven casi como si fuera un Erasmus. Están tres meses en Frailes y son gente que entre sí no se conocen. El año pasado vinieron estudiantes de Almería, Málaga, Jaén y de municipios cercanos. De pronto se juntan un grupo de estudiantes con ganas, con un sueldo y se motivan para hacer actividades y conocerse entre ellos. Conviven, se lo pasan bien y es un trabajo bien remunerado. La verdad es que la experiencia les gusta.

—Si vuelve a ser técnico de Juventud, ¿qué idea impulsaría?

—Este año hemos iniciado el voluntariado con Turquía. Si vuelvo a hacer una reunión con la asociación que lo ha coordinado, me gustaría saber cómo ha ido con la idea de asentarlo durante todo el año y que no se quede sólo en dos meses. Es muy atractivo contar con gente de fuera. A nivel de turismo, tiene repercusión. En las próximas ediciones habrá otras nacionalidades y es bonito que hablen de Frailes. Puede ser motivo para que regresen o incluso lo hagan con familiares. Además, destaco la acción social que hacen, pues colaboran desde en temas medioambientales hasta en la ayuda a mayores.

Le cuento algo que me sorprendió de los voluntarios turcos. A las dos semanas de estar aquí, dos de ellos estaban con cuatro chicos del pueblo, de sexto Primaria o así, jugando al Monopoli y hablando en inglés. Para la gente joven es muy bueno ese intercambio cultural. Y la asociación plantea el viaje de vuelta: la gente de aquí también puede hacer fuera el voluntariado en diferentes estancias. Es una opción más para la población joven. Es muy importante salir.

"LA FACETA DE DIRECTOR DEPORTIVO ES MÁS MULTIDISCPLINAR"

—El deporte es una constante en su vida. De hecho, estudió Ciencias del Deporte en Granada. ¿Fue su primera opción o pensó en otras carreras?

—Era mi primera y mi única opción. De hecho, con el tiempo lo he pensado y he dicho: 'Estuve un poco chalado'. Mi matrícula se limitó a Granada y a INEF. O entraba en Granada o no iba a ningún sitio. Año sabático (risas). Antes había pruebas físicas también y era necesario aprobarlas para entrar.

—¿Cuáles eran?

—Había una de natación de 50 metros (25 a crol y 25 de espalda, además de descender dos metros para sacar una anilla); otra de velocidad, de 50 metros; una prueba de salto vertical; una de circuito de agilidad; otra de habilidad con balón; una de resistencia, y una de lanzamiento de balón medicinal. Podías suspender sólo una. El resultado era apto o no apto. Años atrás sí se hacía media. Imagine, los meses previos a las pruebas yo no quería jugar a fútbol sala ni a nada. No podía lesionarme.

—El fútbol también le ha llamado siempre.

—Claro, desde pequeños siempre hemos estado tirados en la calle jugando.

—¿Ahora disfruta más como técnico o como director deportivo?

—Cada faceta tiene su punto. Quizá ahora me quedaría con la de director deportivo, porque es multidisciplinar y tocas muchos palos. Estás más activo todo el año. Desde el banquillo se pasa muy mal a veces. Cuando acaba el partido tienes el subidón por ganar o el bajón de 'hoy ni me hables' que he perdido. Es muy bonito el contacto y hacer piña; el director deportivo está más aislado. Siendo entrenador disfrutas más del día a día. Estás más focalizado.

—La figura del director deportivo es relativamente nueva. Antes, en los 90 y principios de los 2000, el entrenador era un manager que lo hacía todo.

—Sí, yo me saqué la licencia de director deportivo en 2011. Me parece que fue la tercera o cuarta promoción que hizo la Federación Española. Al final, se constató que el fútbol moderno necesitaba esa figura especializada e incluso FIFA le da un tirón de orejas a la Federación para reglamentar que todas las personas que trabajan en el fútbol tengan una titulación reglada y acorde a su desempeño. Por eso hoy ya existe titulación específica tanto para entrenador de porteros como para preparador físico. El director deportivo llevará diez o once años y cuando yo empecé era muy nuevo. Es cierto que en Inglaterra sí se llevaba más la idea del entrenador plenipotenciario, como Ferguson.

—¿Hay más nivel del que parece en el fútbol formativo de Jaén o cómo lo ve?

—(Silencio) Creo que hay menos nivel, pero por una razón: hace 15 años no era tan fácil que un jugador de Alcalá la Real o Frailes entrenase dos o tres veces en semana en Jaén. Hoy es la tónica general. Entonces hay mucho intercambio de jugadores cada temporadas. Por ejemplo, el Atlético Jaén llama a un canterano de aquí para jugar en cadete andaluza, porque Alcalá está en Primera provincial y ellos van a competir a nivel autonómico. Y ese jugador al año siguiente puede regresar bien porque no haya cumplido con las expectativas o porque se ha desgastado con más de 10 horas de coche a la semana.

Al final, no hay una estructura de cantera como tal, sino jugadores buenos que van pasando por diferentes equipos y que en su segundo año de categoría son llamados por el Real Jaén, el Linares Deportivo o, en definitiva, los equipos más asentados en competiciones autonómicas o incluso nacionales. Finalmente, los equipos se rehacen todas las temporadas y los jugadores quizá se vuelven un poco más locos porque no tienen una idea de juego, que es algo que en Alcalá sí buscamos. Nosotros empezamos con un equipo desde abajo que logró el ascenso a cadete autonómico y luego otro a juvenil nacional. Esa generación era muy homogénea y jugaron juntos, haciendo lo mismo, desde benjamines hasta juveniles. Jugaban de memoria. Eso te permite como cantera ser más competitivo si vas a un nacional o a un cadete autonómico que si optas por fichar cada año a 10 jugadores nuevos. Tienen que adaptarse.

—¿Cuál es el futbolista de la Sierra Sur o de la provincia que más le ha impresionado? Independientemente de si hizo carrera o no en Primera.

José Antonio Jiménez 'Maquina'. Marcaba la diferencia por lo eléctrico que era, la chispa y el gol que tenía. Era muy de encarar también desde la banda. Aquí, en nuestra zona, no he visto a nadie a ese nivel. Si no fuese por las lesiones en los tobillos, yo creo que habría jugado en Primera. Es lo más cerca que hemos estado de tener en la élite a un jugador de la comarca.

—Y el fútbol 'grande', el de la tele. ¿Le aburre tanta táctica o precisamente por ser técnico ahora le parece más interesante que hace 20 años?

—El otro día debatía sobre este tema con un amigo. Florentino Pérez ya lo dijo: un partido de fútbol ahora es largo para el consumo habitual, caracterizad por la inmediatez. El ejemplo está en las series y en las películas. Igual te ves cuatro capítulos en una tarde que, en suma, dura más que una o dos películas. Reina esa sensación de que no estamos tan predispuestos para aguantar dos horas al desenlace de algo.

—Hay gente que sólo ve ya el resumen del partido en YouTube.

—Claro. En el fútbol ahora se ve más la Kings League, porque es es casi como un partido de fútbol sala, sabes que dura poco y que pasan muchas cosas inesperadas. Ahora el fútbol es muy táctico y son 90 minutos para jugar o no jugar. Eso sí, como entrenador me gusta que se hable más de táctica que de los árbitros.

—El debate del tiempo efectivo sí parece interesante para atraer espectadores nuevos al fútbol, que además es caro a diferencia de las plataformas de cine.

—Totalmente. Imagine ver un partido de dos equipos modestos que acaba sin goles y sin apenas ocasiones. O lo mismo con un equipo grande y pequeño. Al final como espectador lo dejas de fondo y te pones a mirar el móvil, el Instagram. Igual sí es buena idea imitar el tiempo parado del fútbol sala, porque tal vez el tiempo efectivo acabe siendo el mismo.

—Hablamos de la época de entreguerra. Luego llegan las eliminatorias de Champions y el fútbol nos parece apasionante.

—Claro, lo hablaba también con un amigo. Hasta marzo o abril no tienes tanto interés. ¿La fase de grupo de la Champions? Pues igual no veo ese Madrid-Brujas... Cuando llegan los cruces fuertes es diferente y ya intuyes el ritmo de juego que habrá. Pero es cierto que el interés se reduce a ocho partidos decisivos.

"NO PUEDO VIVIR DESAPEGADO DE LA GENTE"

—Ha vivido en Frailes, Alcalá la Real y Granada. Su caso es muy representativa de esa vida fronteriza entre las dos provincias. ¿Dónde se vive mejor?

—Si tuviera que decantarme ahora, digo Frailes. Por la tranquilidad, por la posibilidad de teletrabajar e incluso comprar una vivienda a un precio económico. Todo es más barato. Por ejemplo, llega verano y abunda la hortaliza. Si no tienes, alguien te da. Son cosas que a lo mejor no le echabas cuentas de niño, pero que cuando eres mayor las valoras y sabes cuánto cuesta la cesta de la compra. Como calidad de vida, mi orden de preferencia sería Frailes, Alcalá la Real y Granada. En la ciudad tienes sobre todo el ocio. Independizarse ya es otra historia. Hay que compartir y todo es gasto.

—¿Y tiene algún sitio en la cabeza donde le gustaría probar o asentarse?

—Me he quedado con la espina de vivir en el extranjero. No lo aproveché como universitario. Sólo estuve en Toronto con la beca que daba el Gobierno para una estancia de tres semanas. Me hubiese gustado probar un país nórdico. Por vivir otra cultura y ampliar la mirada. De Jaén capital, que para muchos es la gran desconocida, sé que es un 'pueblo grande', pero tiene esa cercanía que me gusta. No es tan impersonal como Málaga, Sevilla o Madrid. Yo no puedo vivir tan desapegado de la gente. Se me haría duro vivir en un sitio en el que no conozco a nadie.

—Sobre la idea del paraíso interior en Jaén, ¿cree que va a más como atractivo turístico?

—No tanto como nos gustaría, pero creo que sí. Pueblos de Cazorla, Segura y Las Villas están arrasando a nivel de turismo. Y la pandemia sirvió como la mejor campaña de marqueting. La gente iba a la naturaleza, cerca de los ríos, donde no había restricciones. Es verdad que hay gente retornando a los pueblos gracias al teletrabajo. Un amigo se ha hecho su casa en Ribera Baja (Alcalá la Real) y puede vivir perfectamente. La banda ancha llega a todas partes. Como digo, hay gente que vuelve por calidad de vida y por espacio. Si tienes dos hijos, por ejemplo, en Madrid es imposible.

—¿Qué hace falta vender mejor de la provincia?

—Enfatizar la calidad de vida en todos los sentidos. Creo que somos una de las provincias que menos contaminación tiene de Andalucía, al no ser tan industrial. Tenemos los productos de primera necesidad que puedes consumirlos y comprarlos de kilómetro cero. Y ya que se habla tanto de salud mental, aquí si tienes estrés es porque tú te lo pongas. No tienes ese ajetreo de coger aquel coche o aquel tren. En Jaén capital no percibo ese estrés. Además, hay localidades como Linares, Martos, Úbeda, Baeza y Alcalá la Real que son grandes sin estar masificadas. Resultan atractivas en precios, en salud y en calidad de vida.

—¿Quiere mandar un mensaje para concluir?

—Hace falta inversión y diversificar la economía de la provincia. Dependemos demasiado del olivar. Es interesante innovar en productos diferentes. Hace años se empezó con el tema del pellet, cuyo precio ahora se ha disparado. También es interesante la inversión de placas solares que se está haciendo y ojalá funcionen las cooperativas que defiendan nuestros productos más allá del impacto que esté teniendo la iniciativa 'Degusta Jaén'. Eso es importante: fomentar los productos de aquí y venderlos de forma atractiva, con menos intermediarios. La venta tiene que ser digna para el que la trabaja sin ser un robo para el consumidor.

Fotografías y vídeo: Fran Cano.

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