"Entrar a la Catedral requiere unanimidad de las cofradías, y no la hay"
En el salón de actos de la Agrupación de Cofradías de Jaén huele ya a gloria, y no precisamente por el ambientador que se gastan en la entidad (que también). Concluida esta histórica Semana Santa del reencuentro, la Pasión deja paso al tiempo de romerías, pero en la retina de su presidente, Francisco Sierra Cubero (Arjona, 1956), siguen intactos muchos de los momentos vividos entre el 10 y el 17 de abril. Esos que han conformado una Semana Mayor de las más multitudinarias que se recuerdan y de la que hoy, en la entrevista dominical de Lacontradejaén, el máximo responsable de esta ensolerada institución hace balance.
—Ha pasado justo una semana desde que El Resucitado abrochaba una Semana Santa si no completa, casi y muy esperada, eso sí. Para usted ha sido su primera Pasión como presidente en la calle, en la tribuna de la Carrera. ¿Cómo la ha vivido?
—Con mucha ilusión, evidentemente, como todos los años cuando llega la Cuaresma y, sobre todo, la Semana Santa, como cualquier cofrade. Pero este año esa ilusión se ha multiplicado. Obviamente, por mi cargo, también con muchísimo trabajo y estrés, por intentar que las cosas salieran bien.
—El estrés dejó paso a un suspiro de alivio en el mismo momento que se cerraban las puertas de San Ildefonso, o a un bofetón de nostalgia?
—El Domingo de Ramos, cuando hicimos el acto de la Llamá (no es porque sea mi hermandad) y vi la cantidad de gente que había en la puerta y en la plaza, que no era normal, la verdad es que me emocioné muchísimo, me impactó, me di cuenta de que la gente tenía muchas ganas de ver procesiones en la calle. El otro momento especial fue cuando pasó el palio de la Virgen de la Victoria por la Carrera, se me saltaron unas lágrimas de emoción al ver que había pasado todo y que, gracias a Dios, no había ocurrido ningún problema.
—Tiene usted fama, señor Sierra, de delegar poco, de asumir mucho. O lo que es lo mismo, que tiene el estrés asegurado.
—Sí, la verdad es que, como estoy jubilado, intento hacer todo lo que puedo. El equipo que tengo a mi lado es magnífico, pero tienen la suerte de que el 80 o el 90 por ciento trabajan y, claro, tienes que hacer lo que ellos no pueden hacer en un momento dado, hasta que ellos retoman sus parcelas y las trabajan. Pero se sobrelleva bien.
—Que en la calle ha habido multitudes no admite discusión, otra cosa son las procesiones, unas con más nazarenos, otras menos pobladas, algunas de ellas justitas de costaleros... ¿Qué balance hace usted de la Semana Mayor 2022 en este aspecto?
—Ha habido cortejos con muchísimos nazarenos: Los Estudiantes, La Estrella, La Buena Muerte, El Perdón... Jesús he visto este año, no sé por qué habrá sido, que no llevaba tantos como antes, es algo que la cofradía tendrá que estudiar porque está bajando su número de nazarenos, que por otra parte están bajando en todos sitios, los hermanos de luz son una asignatura pendiente que tenemos aquí en Jaén. Pero la verdad es que la Semana Santa, al menos para mí, ha sido muy bonita, con el lunar del Martes Santo y las dos cofradías que no salieron, desgraciadamente. Y ha sido un aliciente ver dos pasos nuevos en las calles de Jaén.
—¿Contento con el debut de esos tronos?
—La Virgen Madre de Dios nos sorprendió a todos con la cantidad de luminaria que llevaba; yo era un poco reacio cuando lo vi, cuando presentaron el paso en el museo, pero cuando vi subiendo la Carrera esa ascua de luz, esa zarza ardiendo (que es la simbología de la candelería en las Vírgenes), la verdad es que me impresionó. También el paso de la Virgen de la Trinidad, que cuando se vaya terminando va a ser muy bonito. Y el palio de la Virgen de la Victoria.
—¿Se ha llevado el presidente de la Agrupación alguna sorpresa agradable, o todo lo contrario, durante esta Semana Santa? ¿Había cosas que podían salir peor y, sin embargo, han aprobado con nota, o viceversa?
—Sorpresas, evidentemente, a la hora del montaje. Nosotros somos nuevos, era nuestra primera Semana Santa y, aunque tengo como fabricano a Félix [Civantos Expósito] (que sabe cómo va la cosa y lo ha sido durante muchísimos años), no obstante las tribunas son nuevas, muchas cosas nuevas y hemos tenido que preguntar, muchas veces, a la anterior permanente, que se ha prestado sin problema, empezando por el anterior presidente [Francisco Latorre] y siguiendo por los demás... Siempre han estado a disposición para ayudarnos, cosa que es de agradecer. Eso es lo que más me ha estresado, hasta que he visto la Carrera terminada, completa. Y otra cosa que me ha quitado el sueño...
—¿Qué le ha quitado el sueño, señor Sierra? Cuente, cuente.
—El famoso andamio, que me traído muchos quebraderos de cabeza y no en la última semana, desde mucho antes. Yo venía avisando de que había que quitarlo; gracias a Dios, al final, se quitó.
—¿La ocupación de las sillas del itinerario oficial se ha correspondido con las ganas de Semana Santa a las que ha hecho alusión, Francisco? Si ha sido así, las arcas de la Agrupación estarán a rebosar...
—La verdad es que yo me esperaba más. Paco [Francisco Latorre] devolvió un dinero de sillas, yo devolví el año pasado la mitad de lo que él había devuelto, y de esas tres partes que yo esperaba volverlas a recaudar, hemos vendido solo dos. ¿Que las sillas sueltas se han vendido bastante bien? Sí, pero me dicen que otros años se ha dado mejor.
—¿A qué lo achaca? ¿Puede ser que mucha gente se haya enfriado en estos dos años de pandemia y no haya apostado por disfrutar de las procesiones cómodamente?
—No lo sé, hay días que se han dado muy bien, como el Lunes y el Miércoles Santo, o el Domingo de Ramos, que fue espléndido. No sé si es que a partir del Jueves Santo la gente acaba yéndose a la playa, pero (y así se lo comentaba el otro día al hermano mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús) precisamente el día que más sillas se venden es con la procesión de Jesús, y este año no ha sido así. ¿Por qué? No lo sé.
—Hay quien dice que las sillas que caen del lado desde el que no se le ve la cara a El Abuelo (porque se la tapa la cruz) no las quiere nadie el Viernes Santo. A lo mejor está ahí la causa, ¿no? Perdone la ingenuidad.
—Evidentemente eso es así, sí, donde quedan sillas libres siempre, tanto en Roldán y Marín como en la Carrera, es en la parte contraria. Algunas veces venía gente pidiendo en el lado que se le ve la cara y decían que si no era ahí, no las querían, y yo les decía: "¡Pero hombre, si tiene usted todo el año para verle la cara en el Camarín!".
—Se ha referido, líneas arriba, a un "problema endémico" de escasez de nazarenos de luz, pero este año, y no solo en Jaén, se ha hablado mucho también de falta de costaleros. Usted, que está en el cotarro cofrade, ¿cree que verdaderamente hay problemas para cubrir los turnos? ¿Se puede volver a hablar de crisis, como décadas atrás, o no es para tanto?
—Sí, la verdad es que sí. Algunas cofradías lo han pasado francamente mal. Sin ir más lejos, La Vera Cruz tuvo que recortar su recorrido, y el mismo Domingo de Ramos la gobernadora me comentó que desde unos días antes habían decidido que no iban a subir por Campanas porque no tenían costaleros de refresco suficientes para aguantar todo el recorrido. Hay cofradías a las que han ido cuadrillas de otras a sacarles los pasos, y hay que agradecer ese hermanamiento, esa camaradería entre cofradías. Pero eso no deja de ser pan para hoy y hambre para mañana, hay que estudiarlo, habrá que planteárselo.
—¿Qué ha pasado para que la gente se haya volcado en las calles y, por el contrario, los tronos se hayan visto, en algunos casos, con dificultades para salir?
—Quiérase que no, estos dos años han enfriado mucho a las cuadrillas, las convivencias se han dejado de hacer y es obvio que la gente no ha tenido ese contacto que se mantenía durante todo el año; la prueba la tengo, por ejemplo, en la cofradía mía de la Borriquita, que se han hecho nada más que dos ensayos cuando antes se hacían cinco o seis, se hacía bodeguita, unas paellas después de los ensayos... Eso une mucho a la gente, hace convivencia, y prácticamente se ha perdido estos dos años atrás. Y este año también, además de que ha habido mucha gente reacia a meterse debajo de los pasos.
—Miedo al contagio, problemas de respiración con la mascarilla...
—Unos porque no querían meterse con mascarilla y otros porque tienen miedo, y es respetable: que esto ha sido muy fuerte, se ha llevado a muchos miles de personas aquí en España, y si hablamos del resto del mundo ni te cuento.
—Sin embargo, Francisco, sorprende que falten costaleros y nazarenos y sobren ganas de fundar nuevas cofradías.
—Este es un tema delicado, y más para mí, que soy el presidente de la Agrupación. En mi pregón de la Semana Santa [2016] hablaba de este tema a los grupos parroquiales; de aquel entonces a ahora, me parece que quedan nada más que dos, sobre todo uno de ellos con muchísima fuerza, como es el de la Lanzada, que están haciendo un trabajo que ya quisieran hacer algunas cofradías, lo bien que trabajan, la cantidad de actos que celebran y cómo están con ellos los consiliarios de su iglesia.
—Pero, ¿Jaén puede soportar más número de hermandades, tiene capacidad para surtir a más colectivos pasionistas?
—En proporción de habitantes de Jaén con Sevilla, lógicamente Jaén está por encima de Sevilla en número de cofradías, proporcionalmente, y luego pasa lo que pasa, que faltan hermanos de luz y costaleros, es imposible: donde no hay, no hay, pero bueno.
—¿Y esto quién lo para, si es que hay que pararlo?
—Hombre, últimamente no se ha constituido ningún grupo parroquial, hubo un boom hace diez años, y han quedado dos nada más, La Sentencia y La Lanzada.
—Nuevos pasos de palio, nuevos misterios... Todo eso necesita gente.
—Eso, quien tiene la última palabra es el Obispado, la Delegación Episcopal de Cofradías, que son los que, al final, dan el visto bueno para que se formen nuevas cofradías. Nosotros, desde la Agrupación, podemos dar un informe positivo o negativo, pero quien firma el decreto de erección canónica es el Obispado. También hay que decir una cosa: las cofradías dan mucha vida en una parroquia, no se nos olvide, y sirve de mucha ayuda a un párroco tener una cofradía.
—Hablando del Obispado: la presencia del nuevo obispo ha sido una constante esta pasada Semana Santa. Parece propicio a las manifestaciones de religiosidad popular, en una diócesis que (dicen) no siempre ha tenido en su pastor, precisamente, a un aliado de las cofradías y hermandades
—Yo me di cuenta en una primera toma de contacto cuando tomó posesión, tuve el privilegio de saludarlo y la forma en que me cogió la mano y me atendió vi que era afable, cariñosísimo. Luego, cuando recibió a la Agrupación de Cofradías, se tiró más de una hora hablando con nosotros y preguntándonos, queriendo enterarse de cómo funcionan las cofradías, contándonos cosas de las de su tierra, Murcia. Y en esta Semana Santa ha sido... En la mía, La Borriquita, la primera que salió, nos lo pasamos en grande con él, con los niños en todo momento. Le presenté a mi nieto y el obispo le preguntó: —"¿Y qué vas a hacer ahora?", y él le respondió: —"Pues echarle los pétalos al Señor, hasta que se los eche no me voy".
—Se sienten ustedes arropados por él, entonces.
—Yo he coincidido con él en varios sitios durante toda la Semana Santa, en Los Estudiantes el lunes, el Jueves en el Camarín, el Viernes... Estuve en la vigilia pascual con él en la Catedral, y la verdad es que es muy cariñoso y muy simpático. Voy a contar una anécdota: cuando estaba asperjando el agua bendita en el rito del bautismo, me echó y me dijo: —"A usted le voy a echar más, porque la necesita más".
—En esos ratos de complicidad con el prelado, ¿le ha preguntado si tiene buena disposición para abrir la Catedral a las cofradías de Jaén, de recuperar la estación en el templo mayor? Es un asunto cada día de mayor actualidad en los mentideros cofrades.
—Este hombre acaba de llegar, pero fue una de las cosas que le he dicho ya. Antes de tomar posesión, ya le hicieron una entrevista y se lo preguntaron. Pero ese tema es problemático, lleva una logística bastante difícil de preparar. La Catedral de Jaén no es la de Sevilla, que se puede entrar por una puerta y salir por otra, aquí no hay más que una, la del Perdón. Aparte de eso, para presentar un proyecto así hace falta unanimidad de las diecinueve cofradías que salen, y hoy por hoy no la hay.
—¿Qué esgrimen las hermandades que están en desacuerdo con esa opción, presidente?
—Hay cofradías que vienen de muy lejos: imagínate, por ejemplo, Caridad y Salud, que vienen, como se dice, del quinto pino, para subir a la Catedral les tienes que meter una hora u hora y media de procesión más, y si no tienes costaleros, ¿qué haces? Es que es muy fácil decir que entren las cofradías en la Catedral, pero para eso hay que hacer un estudio muy serio, muy riguroso, y contar con la aquiescencia de todas. Y que conste que yo fui el primero que defendí esa entrada, pero cuando te toca lidiar... Es muy distinto ver los toros desde la barrera que tener que torearlos.
—Cambiando de tercio, ya que usa usted símiles taurinos: hoy mismo, el Cabezo está de romería con la patrona de la diócesis y ya hay un buen número de citas de Gloria en la agenda cofrade. ¿Vuelve el estrés, señor Sierra, a su vida?
—Hombre, ha sido cerrar la Semana Santa y el lunes ya estábamos presentando el cartel de Gloria. El día 30 tenemos la misa del tiempo de Gloria, el 1 a mediodía el pregón de Gloria, de José Luis López Fuentes, que creo que será un gran pregonero. Las cofradías están trabajando, la Virgen de la Cabeza, el Cristo del Arroz, el mes de las flores con la Virgen de la Capilla... Esto ya es un no parar hasta que llegue el mes de julio, que se cierra con la Virgen del Carmen.
—Vamos, que seguirá siendo habitual ver a Francisco Sierra Cubero cruzar la ciudad de su casa a la sede de la Agrupación, de allí a los templos, de los templos a su casa..., pero ahora en manga corta.
—Antes pasando frío y ahora, pasando calor. Eso va en el sueldo.
Fotografías y vídeo: ESPERANZA CALZADO
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