"No todo el mundo está preparado para tener un animal de compañía"
Desde que tiene uso de razón se preocupa por los animales abandonados en la calle. Cuando era más joven, los recogía y los llevaba a su casa, un pequeño espacio en el que precisamente no sobraba el espacio. Su amor por las mascotas le ha llevado a fundar Huella de Jaén, un refugio que cumple seis años con el esfuerzo de sus voluntarios y la sociedad que les ayuda. Pedro Espino Calvo (Villacarrillo, 1977) repasa el camino recorrido hasta ahora y los retos de futuro. La entrevista se hace antes de que el Consejo de Ministros aprobase el anteproyecto de ley de protección, derechos y bienestar de los animales. Pero él tiene claro que no todo el mundo está preparado para tener una mascota y asegura que hay que respetarlo.
—Huella de Jaén como tal sólo lleva operativa desde 2016 pero tenemos la sensación de que llevan trabajando desde mucho antes.
—Siempre he estado en otras protectoras o incluso a nivel personal mi vida ha estado muy vinculada a la protección de animales. Soy muy activo en redes sociales y de ahí que la gente tenga esa sensación. A partir de 2016 fue cuando se dio forma legal a la asociación con el nombre de Huella de Jaén. Pero lo cierto es que mucho antes llevábamos trabajando.
—Siempre ha estado vinculado con este mundo.
—Sí. Desde muy pequeño recogía a perros y los llevaba a casa de amigos. Cuando en mi núcleo más cerrado ya tenían alguno en casa, tenía que buscarme otros sitios.
—¿Alguno en su casa? ¿Qué dice su familia?
—Claro. La verdad es que mi familia me apoya pero tengo que confesar que a veces mis hermanos se enfadan porque me llaman y comprueban que estoy triste por algún animal. Me dicen que tengo que conseguir que no me afecte a mi vida personal, pero es muy difícil.
—¿Cómo fueron los inicios de Huella de Jaén?
—Comenzamos en mi propia casa, que era el refugio donde llevaba a los animales que recogía. Y le estoy hablando de un pequeño piso. Llegó un punto que tuve que alquilar una pequeña parcela y a partir de ahí empezamos, poco a poco, a ampliarlo hasta que en 2016 le dimos la forma jurídica como asociación.
—¿Cuántos asociados son?
—Nosotros lo que tenemos son voluntarios y estamos unos diez. Es cierto que los que nos implicamos más directamente somos unos cinco porque algunos de ellos tienen dificultades para compaginarlo con su vida profesional y personal. Pero cada uno aporta su granito de arena.
—¿Cuánto costó conseguir el refugio?
—Muchísimo. El problema es gubernamental porque hay muchos trámites, no te lo ponen nada fácil, hay que cumplir muchas normativas pero afortunadamente tenemos un núcleo zoológico, el 150 en Andalucía, por el que tanto hemos luchado. El día que nos llegó la confirmación no nos lo creíamos.
—¿Para cuántos animales tiene capacidad?
—Para unos 30 aproximadamente, cada uno en su propio cheníl, para que no se molesten entre sí, puedan dormir tranquilos y estar confortables. Siempre nos vamos ajustando y buscamos cualquier hueco porque es muy difícil. ¿A qué animal le dices que no lo puedes acoger? Hay veces que se nos va un poco de las manos. Pero es cierto que tenemos mucha cabeza y queremos hacerlo bien, porque no se trata de recoger animales porque sí y tenerlos afinados, sino que los que estén con nosotros se encuentren bien y en condiciones dignas. A veces, cuando se nos queda algún espacio vacío, vamos a la perrera municipal y nos traemos algún animal.
—¿La perrera municipal tiene un espacio digno?
—Han mejorado mucho, la verdad. Muchas veces el problema no está en las instalaciones sino en los protocolos que se siguen para cuidar al animal, cómo se entrega en adopción... No lo tienen definido como lo tenemos establecido en las protectoras.
—¿Cómo se financia Huella de Jaén? Porque no creo que sea fácil obtener fondos para sufragar todos los gastos...
—Nos financiamos a través de los voluntarios, haciendo sorteos en las redes sociales y buscando mil y una fórmulas. Tenemos gastos fijos de alquiler, agua, luz, mantenimiento de instalaciones y de los animales, veterinarios y un largo etcétera. Tenemos que sacar todos los meses el dinero sí o sí y nos movemos mucho por redes sociales, además de organizar eventos y lo que sea necesario.
—¿Estamos concienciados los jiennenses?
—No sé si es que yo soy muy estricto y quiero que vaya más rápido, pero queda mucho todavía. La gente más joven si está más concienciada pero todavía quedan muchas personas mayores que no. No es sólo comida y agua, como dice la campaña de la Junta de Andalucía, sino que tener un animal es mucha responsabilidad y no todo el mundo está preparado. Necesita unos gastos y hay veces que el simple hecho de ponerle el chip hay gente que no lo hace, cuando es obligatorio desde 2003.
—¿Todavía prevalece el deseo de comprar un perro en lugar de adoptarlo?
—En eso sí creo que la gente se está concienciando más. En cualquier protectora de animales hay de todos los tipos que seguro que puede satisfacer los deseos de la familia que quiera tener un perro.
—Repasando la Memoria de 2021 de Huella de Jaén me ha llamado la atención el incremento de animales recogidos de 2020 a 2021. Se ha pasado de 198 a 285. ¿A qué es debido?
—Es por varios motivos. Uno de ellos es que Huella de Jaén se ha consolidado y su posición en la sociedad es más sólida. Esto nos da esperanza para poder recoger más animales y que cada vez haya más adopciones. Esto es una cadena, de manera que cuantas más adopciones haya más animales podremos recoger. Eso sí, respetando los límites que le he mencionado anteriormente para no tener a los perros afinados.
—¿En algún momento se han sentido desbordados?
—Sí. Raro es el mes que termina y no tengamos dificultades tanto desde el punto de vista económico como con el número de animales que tenemos acogidos.
—¿La pandemia ha cambiado nuestra actitud? Recuerdo el inicio, cuando todo el mundo quería un perro porque era la única manera de salir.
—Yo creo que ha pasado justo lo contrario. La pandemia ha hecho que nos miremos más a nosotros mismos el ombligo para no tener ataduras. A los animales no les ha sentado nada bien esta crisis sanitaria. En nuestro caso, además, durante el tiempo de confinamiento dejamos de dar en adopción porque nuestros protocolos exigen una visita al hogar y en aquella época no se podía hacer.
—¿Qué se siente cuando acogen a un perro en malas condiciones y de su protectora se marcha a un hogar de adopción totalmente recuperado?
—Es una satisfacción muy grande. Aunque tenemos muchas piedras en el camino, esos momentos son los que te fortalecen y te hacen seguir adelante y luchar. Es un sentimiento que no sé ni explicar con palabras.
—¿Cómo se imagina Huella de Jaén dentro de diez años?
—Poco a poco va aumentando el refugio y queremos seguir creciendo pero con cabeza.
—Ha mencionado durante la entrevista varias veces los protocolos que tienen establecidos. ¿Cómo son?
—A través de la página web, el interesado o interesada puede rellenar el cuestionario. A partir de ahí hacemos una criba y nos ponemos en contacto con las personas que vemos que son más adecuadas. Hacemos una visita previa al hogar para ver si todo lo que nos ha contado se ajusta a la realidad. El animal se entrega con su chip, con sus vacunas, etcétera pero no lo cambiamos al nombre del adoptante inmediatamente. Tiene que pasar un mes para comprobar cómo se adaptan y encajan las dos partes. Durante ese tiempo tenemos un contacto directo con la familia.
—¿Cómo os podemos ayudar los que no queremos tener animales de compañía ni nos vemos capacitados para tener uno?
—No todas las personas estamos capacitadas para tener un animal de compañía, ni queremos ni nos gusta. No pasa nada, pero nos tenemos que respetar todos, ambas partes. El que lo tenga debe tener respeto. No se puede acoger un animal para luego maltratarlo, abandonarlo o no cuidarlo; para eso mejor estarse quieto. El que quiera ayudarnos de otra forma existe, por ejemplo, la figura del apadrinamiento. El padrino o madrina se encarga de los gastos del animal y es el encargado de ponerle el nombre. Durante el tiempo que está con nosotros le mandamos fotos y le informamos de todo el proceso de adopción. Hay miles de formas de ayudarnos.
—Además ustedes hacen labores de concienciación.
—Efectivamente. Estamos dando charlas en los colegios porque creemos que la educación es la base de la concienciación. El resultado es muy positivo y en esas jornadas nos damos cuenta de cuánto desconocimiento hay. Por ejemplo, hay personas que confunden una perrera con una protectora y no es lo mismo, para nada.
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