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"Si me ofrecieran ser cronista oficial de la provincia, lo rechazaría"

"Si me ofrecieran ser cronista oficial de la provincia, lo rechazaría"

Por Javier Cano - Diciembre 17, 2023
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Rafael Galiano Puy no es cronista oficial de su pueblo, Cambil, donde nació en 1956; ni de Jaén capital, la ciudad que habita desde hace décadas; tampoco de la provincia, pero quienes andan entre legajos saben que acudir a sus publicaciones garantiza datos rigurosos y respuestas a muchas preguntas. 

Historiador de formación e investigador vocacional, se convierte hoy en protagonista de un Zoom que tiene como escenario el histórico solar del antiguo convento de la Coronada, que luego fue cárcel vieja y terminó como cine: el entrañable Rosales. 

—Ya que es usted historiador, Rafael, toca hacer historia. En algún currículo suyo se cita el año 1985 como el del inicio de su actividad investigadora, al abrigo de la celebración del V centenario de la conquista de Cambil por los Reyes Católicos.

—Sí, yo tenía el gusanillo dentro por mi padre, por cosas de genealogía. Y en casa de mi suegra había mucha documentación del siglo XVII, y hasta el XX. Me familiarizo, encuentro algunas cosillas y vi que podían servir para unos artículos del año 85, sí. 

—Enamorado de la historia y con una familia política que acumulaba papeles viejos. Algún malpensado le reprochará que entre los motivos por los que escogió a su esposa también pudo pesar aquello.

—[Ríe] Bueno, no. No lo sé, ¡hace tantos años ya...! 

—En estas cosas de los archivos, suele haber detrás un referente, un maestro o un animador. ¿Quién fue el suyo?

—Rafael Cañada Quesada, él fue el que me animó a que hiciera mi árbol genealógico. Era 1979, al enterarse de que yo era licenciado en Historia me comentó que él había hecho su árbol y que llegaba hasta mil quinientos noventa y tantos. Yo me quedé... Pensé: "Si yo lo tengo solo hasta mi tatarabuelo". Y empecé a hacer árboles genealógicos. Como en casa de mi suegra había tantos papeles de los Vilches, hice su historia. He tardado treinta años y al final ha resultado casi una tesis doctoral, de más de mil páginas y dos mil notas a pie de página.

—¿Cómo recuerda aquellos primeros pasos en los archivos?

—De primeras, cuando una va a un archivo va desorientado, lo bastante que busques una cosa y no la encuentras. Empiezas a ver una cosa, al cabo de un mes ya lo has terminado, pero al lado había otra cosa que parecía más importante que lo que buscabas... Ahí me entró el gusanillo, una concatenación de cosas que me llevó a estar casi treinta y cinco años de investigador. 

—Licenciado en Historia e investigador. ¿Esa ha sido, también, su ocupación profesional?

—No, yo hice Historia Contemporánea y... ¡ahora no servirá para mucho, pero en aquella época servía para menos! Me había echado novia a la misma vez e hice oposiciones a la Seguridad Social. 

—¿No le dio por hacerse veterinario? Si no me equivoco, en su familia abundan. 

—Mi familia es de una saga de veterinarios desde más o menos 1530 para acá, sí.

—Y usted ha sido la 'oveja negra' (nunca mejor dicho).

—No exactamente, esto iba en los primogénitos y mi padre es el quinto de su casa. Ha fallado en los primos, pero los dos hermanos mayores de mi padre han sido veterinarios, mi abuelo lo era, mi bisabuelo y mi tatarabuelo. Y anteriormente eran albéitares. Relacionados con los burros siempre estuvimos. 

—Entre todas sus investigaciones, ¿cuál le ha dejado mejor sabor de boca?

—¿De la provincia?

—Por ejemplo. 

—Yo me he visto los protocoles notariales de Cambil cuatro veces; los de Huelma, dos. He visto casi enteros los de La Guardia, los de Campillo de Arenas, parte de Andújar, de Jaén no te digo... Arjona este verano. He tocado muchas cosas de la provincia porque es donde está esa concatenación que dije antes: buscar una cosa en el archivo de la Catedral y encontrarme al lado que donde terminaba un pueblo estaba, por ejemplo, Vilches, una capellanía, de don Antonio Calderón, obispo que había sido en Hispanoamérica (no me gusta decir Latinoamérica). Esta es una biografía que hice hace mucho tiempo. Me sumergía en ese tema, buscaba por todos lados y ese fue uno de los primeros trabajos que hice y del que me encuentro muy satisfecho, pero la verdad es que me encuentro satisfecho de casi todos. 

Relacionar la ingente cantidad de trabajos firmados por Galiano requeriría toda una edición de Lacontradejaén para él solo, pero merece la pena destacar una bibliografía que abarca desde los orígenes cambileños de la advocación de la Macarena hasta las caras de Bélmez, pasando por la historia del convento jiennense de San Agustín o las biografías de artistas como Juan de Aranda Salazar, Sebastián de Solís, así como episodios tan trascendentales como la expulsión de los moriscos de la capital de la provincia, por poner solo algunos ejemplos. 

 

—¿Qué tiene que tener un buen investigador?

—Considerar que una cosa es importante. Yo siempre he tenido olfato para detectar lo que era importante y lo que no. Siempre, lo que hacemos los investigadores es preguntarnos "¿esto se conoce?, ¿esto se ha publicado?". 

—Descubrir nuevos datos implica, en muchas ocasiones, tirar por tierra lo que otros han escrito antes y se daba por cierto. ¿Le ha pasado a usted?

—Sí me ha pasado, sobre todo en las cosas de arte, pero en las que no son de arte, también. Claro, es que en las cosas de arte están las atribuciones, y casi siempre se falla.  Cuando te encuentras un documento echas por tierra las suposiciones de otras personas.  

—Alguien se lo habrá reprochado, seguramente. ¿Eso le ha dado dolores de cabeza, o no le importa lo más mínimo que alguien se sienta molesto cuando le derrumba usted una teoría?

—A mí no me da ningún dolor de cabeza eso. Ahora me estoy acordando de una persona, que ha muerto, a quien sí le tiré por tierra el tema del hermano de Sebastián de Solís, del que fabricó que era cura y escultor. No era cura, que se casó dos veces; ni escultor. 

—¿Alguna investigación frustrada, que no le haya dado los resultados que perseguía?

—Es muy difícil buscar un documento suponiendo que puede existir, sin saber si existe de verdad. Hay veces que se encuentra, pero hay muchísimas veces que no. Te puedes hartar de buscar por todos lados y no encontrarlo, y buscando en otro sitio que ni te lo imaginas, te lo encuentras. 

—Serendipia le llaman a eso en el diccionario. En Jaén, 'de chiripa'.

—Lo bastante que busques una cosa en un sitio, para que no la encuentres. 

—Internet le habrá facilitado mucho el trabajo de investigación, ¿no?

—Uff, como que puedes investigar desde tu casa, sin moverte; ver protocolos notariales como los de la Chancillería de Granada. Lo único es que hay curas en algunos pueblos que se han quedado con los libros parroquiales, pero lo demás sí. 

—También es verdad que la red de redes ha generado una miríada de historiadores cotidianos, sobre todo en las redes sociales, en muchos casos sin citar fuentes. ¿Se cuenta usted entre los 'plagiados'?

—La verdad es que no las sigo, quizá viva ya en otra esfera, en otro estrato y no estoy al día de lo que hacen aquí o en tal lado. Si da la casualidad de que lo veo, me entero, pero ya estoy vacunado de muchas cosas, estoy de vuelta de esto. 

—De vuelta, pero en activo, ¿verdad? ¿O se ha jubilado también de visitar archivos y respirar el polvo de los legajos?

—Una persona de Cambil me dijo, hace unos meses, que no debía dejarlo, y le hice caso. Llevo todo el año transcribiendo las actas capitulares del Ayuntamiento de Cambil, porque sé que nadie lo va a hacer. 

—¿Por qué está tan seguro?

—Porque nadie entiende la letra de ese escribano, y yo sí la entiendo. Me costó años. Y eso hago en los ratos libres. 

—Cambil tiene su cronista, pero la provincia no. Sea sincero: si le llaman mañana y se lo ofrecen...

—Lo rechazaría. No quise ser de Cambil, que todo el mundo me señalaba. 

—¿Y consejero del IEG? Usted ha publicado bastante en sus boletines. 

—Por publicaciones, aunque esté feo que lo diga, soy la segunda persona que más ha escrito ahí.

—¿Entonces?

—Nada, ni a mí se me ha pasado por la cabeza (que es lo de menos) ni a los del instituto. Pero ellos tienen otro perfil. 

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