‘Adú’, drama solvente sobre la tragedia del migrante

La película de Salvador Calvo traza un retrato interesante del cruce de vidas humanas entre África y Occidente
Tres historias muy diferentes conviven en Adú (Salvador Calvo, 2020): dos hermanos dejan Camerún escondidos en la bodega de un avión; tres agentes de la Guardia Civil enfrentan un juicio tras la muerte de un migrante en la valla de Melilla, y un activista medioambiental lucha contra los furtivos que acaban con los elefantes y, además, recibe a su hija díscola.
El pulso de la narración combina esas tensiones tan diferentes, desde el todo o nada por la vida de los pequeños africanos hasta la desazón de un agente que detecta la miseria moral en la frontera pasando por una hija que acaba comprendiendo el carácter del padre.
En lo formal también hay abanico, si bien destaca cómo son remarcados los componentes de la naturualeza, el agua y el aire como símbolos de por dónde discurren las tragedias de millones de supervivientes. Nadie los padece tanto como Adú, que desde que sale de su país hasta que llega a España pierde a cuantos le protegen. La imagen final, la del desembarco del niño, es para repasarla. Por real y contundente.
Es fácil, muy fácil, caer en un discurso paternalista y maniqueo con un asunto tan actual, imposible todavía para los Estados de Europa. Calvo lo enfoca con sobriedad. Sin ornamentos. El único ‘pero’, a mi juicio, es la duración: se puede contar lo mismo en menos de dos horas.
FICHA TÉCNICA
Título original: Adú
Director: Salvador Calvo
Duración: 119 minutos
Nota en FilmAffinity: 6,3
Nota en IMDB: 6,6
La puedes ver en Netflix
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