Francisco Santos Crespo: un sevillano entre Jimena y Belén

Casado con la hija de un matrimonio del municipio jiennense, ya se considera "más jimenato" que su esposa y, año tras año, da rienda suelta a su afición belenista
"Yo estudiaba en Sevilla, en un colegio de curas, y tenía un amigo cuyos padres tenían una finca en Albanchez de Mágina: el Ayozar. Un año me dijo de ir a pasar con él las fiestas de Jimena, yo tenía veinte años: me fui con él, tenía su pandilla de Jimena y una de las que estaba en la pandilla, hoy es mi mujer, María Isabel Cuadros".
Parece el párrafo de una autobiografía entrañable, pero en realidad es el relato de un idilio: el de Francisco Santos Crespo (Sevilla, 1955) y Jimena, el pueblo donde nacieron los padres de su esposa y del que se enamoró prácticamente al tiempo que de la propia María Isabel: "Yo soy un jimenato adoptado, he superado a mi mujer en 'jimenatismo", comenta entre risas.
¡Como que lleva casi cincuenta veranos frecuentando este precioso municipio jiennense, del que se confiesa eso..., enamorado: "Jimena siempre me ha gustado, su gente... Yo soy muy campero y allí me acogieron muy bien". Y eso que ha tenido donde elegir, porque siendo como es hijo de la hermosa Híspalis, ha pasado por Málaga y a estas alturas de la película reside en Madrid. ¡Pero como Jimena...! "Cuando nació mi hijo, lo hice hermano de la Virgen de los Remedios, y me hice yo también".
¡Hasta ese punto, sí, e incluso sabe lo que es ser hermano mayor de las fiestas, todo un honor que ha disfrutado durante tres años y del que habla a boca llena, orgulloso no: lo siguiente.
BELENISTA DE TODA LA VIDA
Pero si Jimena es su pasión geográfica, en su cuerpo y en su alma hay sitio, además, para otras debilidades: entre ellas el belenismo, que practica con la naturalidad de quien ha ido creciendo sin que en su casa faltara, jamás de los jamases, un nacimiento.
"Lo hago desde hace cincuenta años; yo veía a mis padres poner un belén, y luego, cuando crecí y terminé de estudiar, me fui de Sevilla a Málaga como jefe de informática de una empresa. Allí, en Málaga, me quedé con cuatro cosas de plástico, y lo montaba en mi casa; lo fui ampliadno ya en barro y hasta hoy", explica.
Y ese "hoy" se traduce en un belén de nada más y nada menos que un montaje que supera los dos metros, en pleno salón de su hogar madrileño (pulsar este enlace para ver vídeo). "Es todo artesanal, de madera; yo lo hago todo, y mi mujer y mi nieta de siete años (que por cierto se llama Jimena), colocan los pastores cuando he terminado".
Alrededor de setecientas bombillas, cuarenta bolsas de serrín, agua corriente y todos los detalles para crear una virguería que si no gana premios es, seguramente, porque no son precisamente exhibicionistas de su afición: "A veces vienen a verlo los vecinos", aclara Francisco.
Lástima que trasladarlo desde la villa y corte hasta el pueblo de la cueva de la Graja sea casi un imposible, para que sus paisanos adoptivos pudieran disfrutar de la primorosa habilidad de Santos: un sevillano entre Jimena y Belén.
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