De Brasil a Jaén para vivir un desahucio
Maria Isabel Guimarães Almeida vive sin luz y sin agua desde hace meses y pide una alternativa habitacional antes del 19 de marzo, cuando será desalojada
Maria Isabel Guimarães, de 52 años, cambió Carmo do Paranaíba (Brasil) por Jaén en octubre de 2017. Lo hizo por amor y empezó a vivir con su pareja en la calle Martínez Molina. La historia de amor continúa, pero las circunstancias han cambiado de forma dramática: el novio está en prisión —por causas que nada tienen que ver con la brasileña— y ella tiene una orden de lanzamiento en la casa que compartían fijada para el próximo 19 de marzo. "Llevo desde abril sin luz y sin agua desde junio", cuenta en conversación con este diario. El próximo día 3 de marzo tendrá una cita con el Ayuntamiento para lograr lo que pide: una alternativa habitacional. En concreto, la cita será con la concejal de Políticas Sociales, Vivienda y Rehabilitación, Ángeles Díaz.
Lo primero que ha hecho Guimarães —gafas violeta, chaqueta y pantalones vaqueros— al llegar a la sede de Lacontradejaén ha sido cargar la batería del teléfono. "Cada dos por tres le pido a mi vecina que me deje un enchufe", admite. No es lo único que le pide: también ha necesitado agua para evitar las duchas frías. Los días de bajas temperaturas han sido duras, por más que ella luzca con una sonrisa y se reivindique como una mujer "valiente". Cruz Roja y Cáritas la han ayudado.
El piso donde vive Guimarães es una herencia familiar de la pareja. Ella ha llegado a vivir, en diferentes etapas, hasta con los hijos de él, que en marzo cumplirá uno de los tres años de la condena. "Yo llegué a recibir la paga del paro de mi pareja, entonces busqué un piso y pagué la fianza", recuerda. Aquel movimiento que pudo aliviar la situación quedó truncado cuando el hombre fue dado de alta, el pasado 17 de mayo, por trabajos de mantenimiento de carpintería en la cárcel. Adiós al pago de 480 euros al mes. Pagó la fianza el día 5 de mayo.
"TRABAJÉ EN LA RECOGIDA DEL CAFÉ, PERO NO ME COGEN PARA LA ACEITUNA"
Ahora, el único sustento de la mujer es una paga de algo más de 370 euros que recibirá durante medio año, además de estar en el programa de la Olla Comunitaria, de la Fundación Don Bosco, en el Polígono de El Valle. Le pertenece por los trabajos que desarrolló en Canarias, donde fue ayudante de cocina y limpiadora. Su trayectoria laboral comprende también el trabajo durante años en la recoleta de café, en Brasil. "Y sin embargo aquí no me cogen para ir a la aceituna", lamenta.
El juicio para el desalojo se ofició anteayer, y desde entonces la cuenta atrás para Guimaraes apremia. Lamenta que apenas ha tenido tiempo para prepararse. De hecho, según su relato, la avisaron la tarde de antes. La mujer cuenta con un informe firmado por Cristina Porras, trabajadora social del Centro Municipal de La Magdalena. El escrito acredita que la brasileña está en una "condición de especial vulnerabilidad por encontrarse en riesgo de exclusión social".
La solución, entiende la afectada, pasa por un parque público de vivienda que ofrezca una alternativa a quienes como ella se ven en la calle. Fue en diciembre del año pasado cuando ella conoció a miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Jaén, quienes la han arropado desde entonces. "La Justicia no puede dejarnos solos, como si no pasara nada. Yo sé que la casa no es mía y me voy, pero deben ayudarnos de alguna manera, porque yo aquí no tengo a nadie", razona. ¿Ha pensado en volver a Brasil? "No, no abandono el barco, aunque se hunda", responde, a la espera de reencontrarse con su pareja.
Vídeo: Fran Cano.
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