GUARDIANES JIENNENSES DE LA CABRA MALAGUEÑA
La especie alcanza a cinco explotaciones de Jaén que suman 3.400 cabezas de ganado, la segunda cifra más alta de Andalucía, y está custodiada por la asociación Cabrama; te contamos cómo es el control genético desde una ganadería de la Sierra Sur
Antonio Ramos Barrero (Frailes, 1975) tiene cerca de 600 cabras malagueñas en una nave de en torno a 1.000 metros cuadrados, ubicada en la Sierra Sur. Es el quinto ganadero de la provincia que se suma a la Asociación Española de Criadores de Cabra Malagueña (Cabrama), un colectivo fundado en 1983 que vela por la especie en el territorio nacional. En el mar de olivos el censo aproximado es de 3.400 cabezas de ganado de un animal reconocido por su color rubio y por su capacidad de producir leche. 'Cabrama' asesora a los ganaderos para aumentar la rentabilidad de las explotaciones. Es decir, aporta herramientas a quienes ya son los guardianes de la especie.
Las otras cuatro ganaderías de cabra malagueña en la provincia están en Alcalá la Real (donde hay dos), en Valdepeñas de Jaén, gestionada por Inmaculada Romero desde Cerezo Gordo, y en Villanueva de la Reina. Jaén es la segunda provincia de Andalucía con más cabras de este tipo y la Sierra Sur, la que más tiene en territorio jiennense aun cuando la predominante es la murciana granadina.
Es jueves 29 de febrero, son cerca de las 17:00 horas y Antonio Ramos y David (Frailes, 1998), padre e hijo, apuran la jornada de trabajo en la explotación ubicada justo al lado de su casa, a las afueras del pueblo. En la visita de Lacontradejaén, ambos subrayan una idea asociada a la producción lechera: el control genético.
—Es la selección tanto de las hembras como de los machos para tener a los mejores y definir el árbol genealógico —apunta el ganadero, quien lleva toda la trayectoria laboral en el sector primario.
Como promedio, lo normal es tener 20 machos en una explotación de 500 cabras. El control genético implica registrar el rendimiento individual de cada ser vivo, de manera que queden los mejores. Manuel Salcedo, presidente 'Cabrama' desde hace cuatro años y medio, explica a este periódico por teléfono que es imposible reducir los costes; el caballo de batalla es aumentar la productividad de los recursos. "Estamos modernizando el tema genético porque es fundamental. El objetivo es conocer al detalle el árbol genealógico y saber la condición genética de cada cabra", apostilla.
'Cabrama' emplea el programa de gestión 'Rumia', que registra desde el móvil todos los datos de las cabezas de ganado —desde la edad hasta las conexiones familiares— a fin de incrementar el valor genético de la raza. El control lechero consiste en la medición periódica (cada 28-34 días ó 45-53 días) de la cantidad de leche producida y su calidad (grasa, proteína y extracto seco) en cada cabra.
—Nosotros tenemos unos pocos machos y desde que vinieron los técnicos de 'Cabrama' estamos aprendiendo más sobre una raza que de mediana estatura, capaz de adaptarse al frío y al calor —señala David Ramos, quien tiene un canal de YouTube enfocado en la ganadería.
Las expectativas de rendimiento han crecido desde que la familia entró en la asociación en noviembre del año pasado. Desde la primera visita a la nave, Ramos padre e hijo entendieron qué significa el tatuaje que llevan las cabras en la oreja izquierda —en la derecha llevan el número de serie. "Entra dentro de la primera fase que hacemos cuando visitamos una explotación, tatuar a los animales para identificarlos en la filiación y saber quién es el padre y quién es la madre", explica Salcedo.
Además, 'Cabrama' comprueba que cada explotación reúne las características necesarias y que las cabras son de un color rubio "más o menos uniforme", que es el primer parámetro. Después comienza el control lechero y se registran las maternidades para tener una evaluación de cómo es el animal. "Todas las cabras producen mucha leche al parir, pero la clave es que la lactación se alargue al menos seis meses. A partir de ahí, asesoramos al ganadero para que mantenga la cabra", abunda.
¿Cuándo llegan los resultados? Manuel Salcedo dice que el tiempo de los cambios significantes se da en aproximadamente un lustro. Son las consecuencias del control genético.
—A fin de cuentas, la asociación nos ayuda a saber qué cabras son rentables. Los servicios que aportan son muy buenos —valora Antonio Ramos. En 'Cabrama' hay ahora 50 ganaderías asociadas, con representación en cinco de las ocho provincias de Andalucía, y un censo total de 32.000 animales. Además, hay socios de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Ibiza, Madrid y Portugal.
EL RELEVO GENERACIONAL EN EL SECTOR PRIMARIO
La faena en la nave del ganadero jiennense comprende dos tramos que abarcan prácticamente el día entero. El primer turno es de 07:00 hasta las 11:00 y el segundo, de 17:00 a 20:00, con tres personas empleadas. La entrega no se negocia, y no hay días libres ni vacaciones a menos que haya un número de trabajadores para administrar los tiempos.
Y ahí entra parte del problema del relevo generacional. ¿Quién asumirá las explotaciones cuando los ganaderos se jubilen?
—Yo estoy opositando para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, porque es mi vocación y más concretamente el Seprona, pero no descarto seguir aquí. He visto cómo ha crecido la nave y la inversión que hemos hecho —dice David Ramos y señala a su espalda, una cabreriza antigua donde empezó la aventura.
—A David le gusta, pero quizá en la casa a quién más motivado veo es a Dani —apunta el padre.
David, Daniel (2002), Ángela (2007) y Nono (2009) son los cuatro hijos de Antonio Ramos, sabedor de que cada cual anda en estudios diferentes y las posibilidades de que continúen con el oficio no son altas.
"Paciencia, orden y espíritu de sacrificio" enumeran padre e hijo antes de ordeñar, otro momento tan importante en términos de negocio como la paridera, donde los ojos se multiplican y siempre hay percances.
INSTALACIONES, ALIMENTACIÓN, MANEJO Y MEJORA GENÉTICA
El presidente de 'Cabrama' enumera los pilares para que una explotación no se hunda y sea rentable: "Instalaciones, alimentación, manejo y mejora genética. Por ahí pasa el futuro del sector caprino", señala. En cuanto al tercer punto, alude a la capacidad del ganadero para controlar a las cabezas de ganado a lo largo del proceso.
"Ahora tenemos gente joven al mando. De hecho, el censo de las cuatro razas productoras de leche en Andalucía cuenta en su mayoría con ganaderos que tienen una visión distinta", reivindica Manuel Salcedo en alusión a la florida sevillana, la murcia granadina, la malagueña y la payoya (Cádiz). Carmen Lara, secretaria técnica del colectivo, es de Martos y se enorgullece del impacto de la especie en Jáen, fruto también del trabajo en equipo.
Manuel Salcedo admite que, aunque el perfil del ganadero ha cambiado y se aleja del tópico despectivo de hombre o mujer sin formación de hace décadas, el relevo general es "complicado". "La dedicación es vocacional y si el dueño de una explotación no se pone las botas es difícil que todo vaya adelante; las cabras exigen mucho control y visión", razona un hombre que lleva 24 años en el oficio desde Ardales (Málaga).
Bien lo sabe la familia Ramos, entregada a un proyecto que es más que un silo enorme de grano; más que un tractor verde y un carrusel de aperos; más que un tanque de leche, y más que 600 seres vivos. Es una forma de estar en el mundo y de defender con el cuerpo que desde casa puedes ganarte la vida.
Fotos y vídeo: Fran Cano.
Únete a nuestro boletín