El equipo de los pueblos de Jaén, la gran afición blanca

Hinchas del Real Jaén se desplazan desde municipios y aldeas para vivir el deseado ascenso

Consumada la fiesta del Corpus en Frailes, Sergio —Frailes, 38 años— se fue a casa, se dio una ducha, cogió una de las tantas camisetas del Real Jaén que pueblan su armario y tomó el coche dirección al Santo Reino. Antes, en Ribera Alta (Alcalá la Real), recogió a Carlos y a Jesús, también aficionados blancos.

Por delante, un trayecto de algo menos de una hora para asistir en Tribuna al partido de vuelta de la final del playoff para ascender a Segunda RFEF. En el frontal interior del vehículo luce una bandera del Real Jaén.

—Hoy tiene que darse —coinciden en el coche, con el aire acondicionado a tope para combatir el calor de las primeras tardes de verano. Más de 35 grados.

La travesía de la hinchada blanca en el pozo de Tercera RFEF ha durado demasiado tiempo, y en el coche hacen cábalas acerca de la necesidad de que el club se mida el curso que viene con equipos de más nivel. Todo es posible y el resultado a favor de la ida evita los malos augurios.

—Es fútbol quién sabe.
—Sí, pero hoy que no sea "fútbol". Hay que ascender.

Ya en la capital del Santo Reino, con más de una hora por delante para el inicio del partido, falta una travesía que también apela a la religión. Desde la calle Campaneros hasta el estadio, los tres aficionados combaten un calor infatigable que incluye la rambla del deporte, donde encuentra, como en una ilusión del desierto, a un vendedor de botellas de agua.

El precio da igual porque aún restan unos metros importantes hasta el templo blanco. Camisetas del Real Jaén, de la selección española, del Real Madrid y hasta del Bayern de Munich se funden en la entrada a La Victoria.

—¡Volveremos a ser grandes, volveremos otra vez! —canta la grada.

Y se puso fea la cosa con el gol de Pablo Haro. La remontada se consumó entre el final del primer acto y el segundo del primero para alegría de los jiennenses.

Carlos recuerda su primera vez en La Victoria, cuando era niño de la mano de un familiar. Sergio y Jesús rememoran tantos partidos como abonados. A la hora de partido reinan los cánticos "Que bote, que bote La Victoria".

No decepciona el duelo ante el Atlético Central. Consumado el objetivo, el viaje de regreso al sur de Jaén, ya con la noche avanzad, hace olvidar los sacrificios que implica ser de equipo que no es de tu ciudad por la sencilla razón de que no hay.

Ríen de vuelta a casa Sergio, Jesús y Carlos. Sonríe la otra afición del Real Jaén, el equipo de los pueblos.