Incertidumbre en el sector cultural ante la desescalada
Artistas y promotores coinciden en señalar las limitaciones de aforo como una de las principales dificultades para abordar con garantías el proceso de vuelta a la actividad
La desescalada propuesta por el Gobierno llega como agua de mayo (nunca mejor dicho) a la provincia. Será mañana cuando sectores de la población que hasta ahora han tenido que permanecer en casa sí o sí sientan en sus propias carnes que eso que hay detrás de los balcones sigue ahí: la calle, el mundo, la vida.
Lo expresó en su poema Aire libre el gran Blas de Otero como si lo escribiera pensando en lo que iba a pasar más de cuarenta años después de su muerte: "Todo lo que sea salir / de casa, estornudar de tarde en tarde, / escupir contra el cielo de las tundras / y las medallas de los similares, / salir / de esta espaciosa y triste cárcel, / aligerar los ríos y los soles, / salir, salir al aire libre, al aire...". Lo dicho, a partir de mañana, como cantaba Cortez.
Como anunció Pedro Sánchez hace un par de días, el proceso se dividirá en cuatro fases y siempre que los indicadores lo permitan; en lo referente al sector cultural, todavía habrá que esperar algunas jornadas para tomar cuerpo. En esta línea, los amantes de los libros podrán acudir a las bibliotecas a partir del 11 de mayo, en tanto actos y espectáculos culturales con un aforo inferior a las treinta personas (en locales) y doscientas al aire libre podrán celebrarse también a partir de ese día; por su parte, desde el 11 se podrán volver a visitar museos, con limitaciones hasta un tercio de su aforo, y los 'peliculeros' (como los llamaba Fernán Gómez en El viaje a ninguna parte) retomarán los rodajes.
Precisamente en la cantidad de personas que podrán disfrutar de las citas culturales previstas radica una de las principales preocupaciones de artistas y promotores, que ven más que complicado rentabilizar las inversiones de sus propuestas a la par que la taquilla pierde fuelle: "Nosotros ya hemos suspendido nuestro festival", apunta Antonio Rosillo, director de Un mar de canciones, uno de los cinco que conforman Jaén en julio y que junto con Etnosur pasará de largo en 2020 por la agenda provincial.
En sus palabras, "con estas medidas es inviable realizar ningún evento relacionado con la música en el formato festival o gran concierto, entre otras cosas porque es imposible asumir los costes, materializar la inversión y garantizar la seguridad de las personas, son muchos factores externos a la organización de un evento que resultan inasumibles".
A partir del 25 de mayo, ya en la segunda fase de la desescalada, los números varían ligeramente, de forma que los actos y espectáculos de este tipo con menos de cincuenta personas deberán seguir con la regla del tercio de aforo, y al aire libre estarán permitidos aquellos con menos de cuatrocientos espectadores, todos sentados. Se admite más público, pero "para el sector cultural está todo en el aire". Y eso no es lo peor: "Sin conciertos ni eventos de ningún tipo, ¿qué empresa podrá aguantar un año? Estamos totalmente abandonados, ninguna de las medidas aprobadas para ayudar a empresas y autónomos está orientada hacia la cultura", sentencia Rosillo.
Coincide con el organizador de Un mar de canciones Carlos Aceituno, actor, guionista y director jiennense, que lo tiene claro: "Entran en conflicto dos posturas, la primera es la seguridad ciudadana, que es necesaria, el español enseguida se echa a la calle, pero lo peor de esto es que todo está condicionado a cómo se den las fases. En el mejor de los escenarios llegaríamos a la fase cuatro, a partir del 8 de junio", lamenta. Para Aceituno, otro de los grandes ingresos del mundo cultural, en especial del teatro, proviene del ámbito de la enseñanza, de las campañas escolares.
En junio (dice) "están cerrados los colegios, nos vamos a septiembre u octubre". En cuanto a los aforos, el artista no lo ve mejor: "En la fase dos, a partir del 25 de mayo, cincuenta personas y un tercio del aforo, estamos perdiendo un 70 por ciento de la entrada, si consigues meter a la gente en el teatro, que eso es otra; el que pille una mesa en la fase uno no la suelta hasta la cuatro, pero en el teatro va a haber muchas reticencias. Para que tuviéramos un ingreso normal de taquilla tendríamos que hacer tres pasos seguidos y aún nos quedaría un diez por ciento".
Eso, o subir las entradas... "De eso olvídate, la gente no está trabajando, no va a poder, va a quedar el teatro como algo exclusivo, exquisito", ironiza Aceituno. "Hay una esperanza por ahí, que son las medidas que se están tomando en torno al teatro al aire libre, con cuatrocientas personas en la segunda fase, eso está bien, y ochocientas en la tercera", celebra, resignado: "Menos dan las piedras".
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